En siete días Dios creo el mundo y en siete segundos hice pedazos el mío.

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Y no solo la de él, con su acto logro darle felicidad a las personas a las que ayudo, mostrándonos el buen carácter que posee cómo persona al tomar una medida de tan alta importancia. Se puede ver, analizar y contemplar que tiene una ética de una manera bien estructurada, ya que tiene unos valores y principios los cuales lo llevan a tomar esa decisión.

Continuando con el pensamiento de Sócrates acerca de sus ideas de justicia, virtud y amor, vemos como la virtud entendida como un don que hace sobresalir a las personas sobre los demás; percibimos como Ben Thomas muestra un acto de generosidad, que hoy en día ninguna de los hombres entiende y valoran las dificultades que tiene los otros. Ya que consideran que con un hecho de pedir perdón piensan que logran redimirse con respecto a sus actos o en el peor de los casos no les interesa en lo más mínimo el acto y el daño realizado a los demás y pueden seguir su vida sin ningún remordimiento ni ninguna pena moral, y es ahí cuando vemos que en la actualidad las personas solo se preocupan por su bienestar y no por el de las personas que los rodean, mostrándonos que vivimos envueltos de seres sin valores.

Y finalmente distinguimos como él amor del que nos habla Sócrates y lo interpretamos como el acto de hacer nuestras tareas y trabajos con esa entrega tan fuerte que logre hacer eco en nuestras vidas y se demuestren por medio de nuestros actos. Y fue este acto de amor hacia su querida esposa que lo logra motivar y lo impulsa a realizar este episodio de valor con respecto a su suicidio, valor que ayuda con su pena moral, y le brinda una segunda oportunidad de vida a personas que siempre la habían buscado. Y no solo eso sino que también la merecían.