SIETE DIAS EN EL MUNDOD EL ARTE

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Viendo como los artistas luchan por la atención, descubriendo la competitividad, llevando acaba la constante innovación, creando su estatus para ser un personaje conocido, permitiéndoles abrirse camino a zonas cada vez más y más elitistas ¿Sera cierto que un artista puede definir su valor en base a la cantidad de invitaciones de lujo que recibe?

Y así lentamente podemos llegar toparnos con otra de sus vistas que es lo comercial. Por supuesto el mundo del arte contemporáneo ya ha adquirido un fuerte puesto en el comercio y la economía, la venta y compra del arte se ha vuelto una burbuja en donde el flujo de dinero es notorio.

Ahora comprar arte también es una cuestión de estatus, los coleccionistas siempre están en busca de obras que ellos consideren buenas inversiones y a su vez de un artista del cual “enamorarse” y creo que la Biennal es un lugar indicado para ellos, cientos de artistas, miles de propuestas, distintas de obras, infinidad de posibilidades para un buen negocio.

Y por último el enfoque más común y que por lo general siempre termina relacionado con el medio artístico, el político. Es fabuloso como nos hace notar que los artistas que son escogidos para la Biennal, en algunos casos, no siempre son por el hecho de ser el mejor artista de su país, sino el más adecuado para representarlos.

Bien comento en el libro que la selección del artista no difiere mucho de la selección de un senador, simplemente es un personaje ideal para simbolizar de forma adecuada lo que se está viviendo en su país original ¿Ahora el arte se vuelve una forma de complacer al estado? O quizás es el estado el que lo utiliza como una forma de manipulación —difícil decisión—

Demasiados enfoques, muchos objetivos, la Biennal representa una idea universal y a su vez diferentes objetivos, tomados según el beneficio.

Bueno al menos así es como yo lo considero, bien puedo aclarar que nada de lo que estoy expresando debe ser considerado como una verdad absoluta, aunque creo que eso es obvio, después de toda la verdad es siempre relativa.

Por lo menos mi ambivalencia no llega a un punto y eso es que no importa si se habla de una experiencia fantástica, un deseo de atención, un buen negocio o la búsqueda de un beneficio, la Biennale di Venezia en el mundo del arte siempre deja algo de qué hablar, ya sea de forma temporal o trascendental.