Ensayo G. Iggers
Enviado por John0099 • 15 de Enero de 2019 • 1.642 Palabras (7 Páginas) • 468 Visitas
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Como resultado de este proceso, los temas de investigación han abarcado nuevos horizontes como la cultura de la vida cotidiana de los individuos, de la subalternidad, de la gente común y ya no los “grandes” personajes como fuera en un principio. Aquí podemos ver que hay un retorno hacia los individuos, hacia lo particular, pero de una forma más “democrática” en el sentido de igualdad en cuanto a soberanía y derechos. Es decir, existe la noción de que las construcciones sociales y sus significados ya no residen en quienes ostentan el poder político y económico, sino más bien en las unidades sociales más pequeñas, a través de las cuales se pueden entender determinadas expresiones sociales. Aunque esta nueva historia cultural hace énfasis en el lenguaje, los símbolos y los rituales, inevitablemente necesitaban de datos empíricos y, por tanto, dirigirse a las fuentes. De la misma forma, el autor plantea la imposibilidad de concentrarse tan solo en el ámbito cultural e ignorar los procesos políticos y sociales al momento de hacer historia ya que estas fuerzas “operan realmente en el mundo moderno”. Nos da el ejemplo de las brutalidades del siglo XX en occidente. Esto me lleva a plantearme la siguiente pregunta: ¿en todas partes los procesos políticos y sociales operan de la misma forma? Iggers es claro al indicar el mundo moderno, ¿todo el mundo se encuentra en la “modernidad”? Creo que esa afirmación no se podría sostener sin, por lo menos, algunos reparos. Pensando en el propio Chile, o América Latina, difícilmente no existen lugares en que las tradiciones, posiblemente basadas en mitos, guíen el quehacer cotidiano de la comunidad, al margen del pensamiento racional. Aunque puede tratarse de casos aislados, se debe tener precaución en realizar un acertado análisis contextual pues la poderosa fuerza que guíe el actuar de los individuos también puede corresponder a la fuerza cultural. El mismo autor señala la importancia fundamental de analizar el contexto.
Iggers califica estas discusiones teóricas como un dialogo en curso, con el cual tenemos la posibilidad de ampliar nuestro conocimiento. Claramente este dialogo no termina aquí, ni mucho menos, sino que nos permite visualizar a la historia como una disciplina en constante transformación pues dependerá de los supuestos y criterios de cada época, lo que demuestra la complejidad de las ciencias sociales y la imposibilidad de aprehender el conocimiento en forma absoluta. Sin embargo, se puede llegar a ciertos consensos con la comunidad interpretativa.
Sin duda, esta lectura nos hace volver a cuestionarnos sobre el carácter científico de la historia, siempre comparando con las ciencias exactas. Sin embargo, en la actualidad existe una mayor desconfianza con los estudios relacionados a las ciencias duras ya que, en muchos casos, son utilizadas para justificar teorías poco serias, en base a muestras demasiado acotadas, con aires demasiado generalizadores y, finalmente, desmentidas por otros estudios. Claramente no son fiables. ¿Qué queda para la historia? Al parecer, y tal como lo dice Iggers, continuar con el ethos científico que ha perdurado en la práctica; apegarse a una rigurosa metodología, trabajo honesto y esperar el juicio de la comunidad científica y no científica. Lo cierto es que la disciplina continuara siendo ciencia mientras exista una comunidad interpretativa que se rija por estándares profesionales, la academia. A su vez esto nos hace preguntarnos sobre la finalidad de la práctica historiográfica ¿para qué? Los estudiosos podrán tener diferentes fines sobre el conocimiento del pasado, lo cierto es que debe ser con rigurosidad.
Por último, comentare ciertos aspectos sobre la forma en que el autor aborda la materia. Me parece muy claro en la forma en que construye el relato; es una secuencia que, en general, avanza temporalmente a la vez que señala simultaneidades y periodizaciones flexibles y con sus características distintivas notoriamente especificadas. Su énfasis en el análisis del contexto sociocultural y político lo pone en práctica con cada corriente que estudia, marcando las diferencias que produce el contexto institucional y de la sociedad civil en la práctica historiográfica de diferentes Estados. Sin embargo creo que es necesario aludir al contexto personal de los historiadores de dichas corrientes. Como lo hace, por ejemplo, con los historiadores decimonónicos de Francia y Alemania, quienes eran burócratas-políticos y académicos respectivamente. En las escuelas siguientes también sería importante conocer quiénes eran los académicos, desde donde provenían y a quien hablaban. Por último, es interesante y muy demostrativo la forma en que ilustra el para nada fácil camino desde el historicismo (historismo) al modelo científico-social, específicamente con el caso de Lamprecht y su marginación de la academia.
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