Ensayo sobre el palacio de la risa.
Enviado por tomas • 17 de Abril de 2018 • 1.568 Palabras (7 Páginas) • 338 Visitas
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El fenómeno recién mencionado logra justificar por qué el sol y el calor juegan un papel tan importante en la relación del personaje con el ambiente. Su vulnerabilidad inconsciente a los estímulos adjudica a la sensación atmosférica una importancia sustancial en el estado anímico del personaje y, por ende, del relato.
Al comienzo de la narración, cuando el personaje llega a la Villa Grimaldi, el día está en ciernes y la temperatura es aún agradable. En este comienzo se hace una descripción romántica del ambiente: “…las huellas de sus cimientos bajo la maleza que crecía salvaje y verde, alimentada por las lluvias del último invierno…” (p. 97). Más tarde en el relato, cuando el calor de diciembre se vuelve inminente, el personaje hace una descripción menos bondadosa: “El curso de la mañana había dado paso al fuego del sol que empezaba a reverberar sobre la tierra. Por mucho que deseara encontrar un poco de sombra donde protegerme del calor, no había donde hallarla y, desde luego, ni siquiera bajo las ramas oscuras y defoliadas del único árbol que permanecía en pie. (…) Aun cuando quisiera cubrirme en aquel instante del castigo que propinaba el sol, buscaba más que nada, necesitado moralmente, algo de la bondad del mundo donde refugiarme.” (p. 150). Esto evidencia el cambio anímico que la temperatura provocó en el personaje.
Coincide, además, con que en los primeros momentos de la mañana, cuando el sol aún es tímido, el protagonista rememora los momentos fáciles y despreocupados de su juventud cuando en la casa vivía su amigo Antonio. Por otro lado, en el momento en el que se hace la segunda descripción, citada anteriormente, el narrador narra acerca de una época turbia con circunstancias borrosas y menos bondadosas. Esta relación entre la tonalidad del relato y la sensación atmosférica a la que está expuesto el protagonista evidencia cómo éste se ve influenciado por el ambiente.
La sensibilidad del personaje frente a los estímulos sensoriales no se limita sólo a sensaciones térmicas, sino también sonoras. A lo largo del relato, el narrador hace referencia al silencio que sofoca la propiedad: “Al perderse entre los escombros dispersos sobre la tierra, flotaba a través de aquella extensión (…) un silencio pétreo congelado en el aire…” (p. 101). El ambiente silencioso parece tener coherencia estética con el paradero desolado en el que se encuentra el protagonista.
Es por esto que el sonido, cuando hace presencia a lo largo de la novela, parece deformar el equilibrio de la propiedad. “Debido al grito escapó rauda una bandada de pájaros y la estampida de los zorzales y chincoles, plomiza como la salpicadura de una pincelada…” (p. 104). En esta pintoresca visualización el lector entiende que el sonido provocado por el protagonista genera un disturbio en la quietud estética, y desata una especie de caos en la original calma del lugar.
Las intervenciones sonoras de más sentido se hallan, sin embargo, al final del relato, cuando el protagonista decide, bajo el intenso sol de mediodía, retirarse del lugar. “Mientras cruzaba el baldío salpicado de escombros, escuché detrás mío bajo una ráfaga que aparecía y desaparecía, en un alegro ritornello, la música que escuchaba cuando Félix, el hermano mayor de mi amigo Antonio, dirigía en la orquesta muda…” (p. 194) y luego más tarde “…el ruido del motor terminó de sacarme de aquel sueño.” (p. 195). En los fragmentos citados queda en evidencia el valor que tiene para el protagonista el sonido en el ambiente –o la ilusión de éste- como iniciador o finalizador de la acción.
En conclusión y considerando lo dicho, la localización y comprensión de los elementos que constituyen el ambiente del relato, tales como el sonido, la temperatura, la luz, el espacio físico y el tiempo, han permitido la comprensión de la relación que existe entre el protagonista y el espacio. Adicionalmente, ha conseguido definir y enfatizar el valor sustancial que esta relación tiene en el desarrollo de la narración y en la tonalidad y dirección que ésta adopta.
Bibliografía
- Marín, Germán. El Palacio de la Risa. Santiago: Editorial Planeta, 1995. Impreso.
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