Es bien sabido que el hombre, por su naturaleza, requiere de manera elemental el relacionarse y crear vínculos con otras personas. Desde que empieza el ciclo de vida de un ser humano

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La separación anterior resultó trágica, igual de trágica como es la muerte. El fallecimiento de un ser querido es muy fuerte, y más si ese ser es la madre; pero, a pesar de ser triste, no quiere decir que sea siempre lo peor, puede darse la ocasión de que la muerte sea lo mejor para la persona. “¿Se podría decir que vivía? Se vive cuando se espera algo bueno; pero ella nada tenía que esperar, a no ser ultrajes”[5]

Debido a la reflexión e ideas de cada persona, será la postura que toma cuando se presenta la ausencia de un ser apreciado, en su momento. En la obra de Máximo Gorki, Pelagia, a pesar de caer en un abismo de dolor, optó por seguir adelante y cumplir expectativas tanto suyas como de su hijo.

Sin duda alguna, el valor que se tiene al perder a un ser que apreciamos es enorme y afectará en gran medida la estabilidad tanto emocional como física, pero no es nada raro, en el momento que hay amor, que hay un sentimentalismo de por medio entre dos personas y éste es recíproco pues más fortalecerá la relación y más triste y trágica será el momento en que uno, por azares del destino, se tenga que distanciar del otro. Aunque a primera instancia no se vea así, no todas las separaciones debemos verlas como malas o como una perdición, habrá momentos que aunque duela, realmente la separación optimizará a uno de manera personal, y darnos cuenta que no necesitamos de alguien más para hallar un sentido o una razón para seguir en la vida. El que sobrellevemos de manera correcta o no la situación, depende mucho, también, del apoyo y opiniones que tengamos de otras personas sobre el asunto.

Bibliografía

GORKI, Máximo, La madre, México, Época, 2007.

WILDE, Oscar, El retrato de Dorian Gray, México, Diana, 1969.

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