Este libro nos habla sobre un chavo llamado Santiago Nazar lo iban a matar, el día en que lo iban a matar él se levantó a las 5:30 de la mañana para ir a ver al buque donde llegaría el obispo.

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Pedro y Pablo, sus hermanos, al enterarse de esto, decidieron matar a Santiago para limpiar el nombre de su hermana, para esto consiguieron unos largos cuchillos de matar cerdos. Mientras los afilaban, le iban diciendo a la gente cuál era su intención, y al poco tiempo ya lo sabía todo el pueblo, menos Santiago y su familia.

Cuando Pedro y Pablo estaban sentados, pero la señora de la tienda de leche se dio cuenta de que ellos hablaban muy enserio y mejor fue a comunicárselo a la policía.

Cuando se enteró la policía, fue a hablar con los hermanos y les quitó los cuchillos, pero esta medida no sirvió para nada, porque ellos eran matarifes y tenían multitud de cuchillos, así que cogieron otros y siguieron esperando a Santiago con una única intención, matarlo.

Santiago Nazar aún seguía celebrando la boda, ya que no se había enterado de nada. La boda coincidió con la llegada del obispo por el pueblo, hecho que reúne a mucha gente que quiere recibir su bendición, y Santiago Nasar estaba entre ellos. Fue al muelle a recibirlo, pero como de costumbre, el obispo ni si quiera se bajó del buque, y bendijo a la gente desde el barco. Santiago se separó de su amigo Cristo Bedoya, que le había acompañado al puerto, y se marchó.

Poco después, Cristo Bedoya se enteró de la intención de los hermanos, y buscó desesperadamente a Santiago, pero no tuvo éxito. Santiago se había metido en casa de su novia, de donde salió en dirección al lugar donde estaban los hermanos Vicario esperándole.

Santiago Nazar iba caminando desorientada mente a su casa porque lo que había platicado con su novia no lo había dejado de buen humor y estaba triste y sin saber qué hacer, tanto que se olvidó el camino de regreso a su casa pero toda la gente estaba reunida en la plaza y lo iban guiando cada que se encontraba a alguien, cuando, de repente, la señora de la tienda le grito que se fuera porque lo iban a matar, tardó en reaccionar, y cuando lo hizo, salió corriendo en dirección a su casa, donde podía refugiarse pero al llegar, su madre cerró la puerta, entonces lo que hizo Santiago Nazar fue regresarse y enfrentarse con sus enemigos.

Cuando se enfrentó a ellos tratando de detener los cuchillos fue imposible ya que le atravesaron el cuchillo 3 veces, pero lo raro era que no derramaba ni una gota de sangre hasta después que le empezaron a dar con más fuerza.

Santiago Nazar solo se agarró de la puerta como si quisiera que terminaran de matarlo y en su rostro se le veía como si estuviera riendo, cuando su mama se asomó por la ventana los hermanos ya iban corriendo para la iglesia porque la señora de la tienda saco una escopeta y los iba correteando.

Los gemelos entraron en la casa rural del padre Amador y pusieron los cuchillos en la mesa. Ambos exhaustos por el trabajo bárbaro de la muerte y tenían la ropa y los brazos empapados y la cara embadurnada de sudor y sangre todavía viva. Fueron a que les perdonará pero el padre les dijo que solo ante Dios no ante los hombres. Los gemelos tuvieron que estar en la cárcel durante tres años en espera del juicio porque no tenían dinero para pagar la fianza para la libertad condicional.

Entonces Santiago Nazar trato de caminar para entrar por la otra puerta, una señora lo vio y le pregunto qué había pasado, y el respondiéndole con una sonrisa le dijo que lo habían matado.

Cuando Santiago Nazar llego a la otra puerta que estaba abierta desde muy temprano agarrándose las heridas dio los primeros pasos en la casa y después callo como si lo hubieran derrumbado.

Referencias

Autor: Marquez, G. G.

Año: (1981)

Titulo del libro: Cronica de una muerte anunciada.

Ciudad: Mexico.

Editoria: Diana.