Golpe mortuorio.
Enviado por Sara • 27 de Marzo de 2018 • 1.503 Palabras (7 Páginas) • 370 Visitas
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5. Esta es nuestra declaración de guerra contra los vanidosos portadores de la codicia, los carteristas que se llaman banqueros, los piojos de la limusina, los gusanos del Mercedes.
6. Liberaremos la Tierra de un contagio definitivo, portador tras portador, sustituyendo el silencio de pasividad por cráneos destrozados hasta que la Tierra esté limpia, cráneos destrozados hasta que el rebaño esté seleccionado, cráneos destrozados hasta que la raíz de todo mal muera y sea arrancada de la Tierra (Verdon, S.F.)
En un contexto más universal, la ambición y la avaricia en sí consta en conseguir lo que uno se propone como cumplir metas, por ejemplo; que de cierta manera es bueno no ser conformista, que siempre se debe aspirar a más. Pero ¿es tan bueno que ese deseo inherente de tenerlo todo, lograrlo todo, puede llegar a ser la pasión más degradante e infame, una sed insaciable de riquezas, incluso un despreciable esclavo de su tesoro? En otras palabras, como a partir del siglo XX la tecnología ha avanzado tan vertiginosamente que así mismo se necesita personas capacitadas para manejarla en diversos campos como en la Contaduría Pública, la ingeniería civil, la ingeniería ambiental, Hotelería y Turismo, derecho, la ingeniería mecánica, entre otras más, ya que las empresas utilizan bases de datos y otras herramientas tecnológicas para un mayor rendimiento y efectividad en el trabajo. Si nos pusiéramos en la posición de la persona que tiene el conocimiento básico y fundamental para desempeñarse en el mundo laboral y este trabajando en una labor que no está enfocada en lo que estudio, ¿cree usted que valió la pena esforzarse para estudiar? ¿Se sentiría orgulloso por el hecho de estar trabajando así no sea en lo que estudió? Además, hay personas que trabajan por influencias de cargos superiores, que por lo general son personas con comodidades que quieren tener un alto mando, ¿le parece justo y equitativo?
Gustave Flaubert reflecta en su novela, muestra el desespero de una mujer al verse agobiada por su codicia y anhelo de satisfacer sus caprichos y saber que ha fallado en conseguir lo que tanto deseaba.
La decepción del fracaso reforzaba la indignación de su pudor ultrajado; y le parecía que la Providencia se encarnizaba en perseguirla, y, atizado su orgullo, jamás había tenido tanta estimación por ella misma ni tanto desprecio por los demás. La exaltaba una especie de sentimiento belicoso. Hubiera querido pegar a los hombres, escupirles a la cara, triturarlos a todos; y seguía caminando, de prisa, pálida, trepidante, furibunda, escudriñando con los ojos llenos de lágrimas el horizonte vacío, y como deleitándose en el oído que la ahogaba (Flaubert, 2001, pág. 277)
Por último, la ambición y la avaricia como problemas sociales no tienen gran diferencia en el siglo XIX comparado con la actualidad ya que de igual manera el altruismo es reprochable con las personas ambiciosas y avaras. “No llamamos avaro al hombre que, siendo dueño de veinticuatro caballos de tiro, se niega a prestar un tronco a un amigo” (Torre de Babel Ediciones, S.F.). Puesto que, la sociedad no acusa a la persona avara como avaro porque de alguna manera esa persona les brinda algo, es muy mínimo lo que ofrece, pero como también son avaras las personas que piden, lo que les importa es tener; por lo tanto genera esta imagen a los que no lo son.
(…)Al padre de familia que reuniendo veinte mil libras de renta no gasta anualmente más que cinco o seis mil y va acumulando sus economías para establecer a sus hijos, le suelen llamar los que le tratan avaricioso (…) Los hombres sólo odian al que llaman avaro, porque no les puede proporcionar ninguna ganancia. El médico, el farmacéutico, el comerciante en vinos, algunas señoritas y otras gentes más, sacan utilidades del hombre opulento a que aludimos, y que es el verdadero avaro, y como no pueden sacar esas mismas utilidades del económico padre de familia, hablan contra él, le denuestan e injurian (Torre de Babel Ediciones, S.F.).
Referencias:
Flaubert, G. (2001). Madame Bovary. Bogotá, Colombia: Casa Editorial El Tiempo.
Torre de Babel Ediciones. (S.F.). Biblioteca del pensamiento. Recuperado el 26 de Mayo de 2016, de http://www.e-torredebabel.com/Biblioteca/Voltaire/avaricia-Diccionario-Filosofico.htm
Verdon, J. (S.F.). Deja en paz al diablo. Obtenido de http://data.over-blog-kiwi.com/0/79/68/84/201311/ob_134b25_verdon-john-deja-en-paz-al-diablo.pdf
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