Guerra

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CAPITULO I

Narrar la historia de miles en un solo escrito, es una gran tarea, no es fácil escribir sobre algo de lo cual tienes conocimiento pero de lo cual no tienes mucha experiencia, y aquí, en este punto, en este escrito, con esta tinta, es que me arriesgo a narrar muchos hechos que nunca fueron contados, hechos de los que aunque no supimos, sucedieron y marcaron la vida de muchos.

Lo que representa la guerra, para mi, para muchos, las secuelas que deja, las marcas en el corazón, las cicatrices en el alma, poesía o rima, como se describa, por muy dulce que suene, no deja de ser guerra, no deja de lastimar, no deja de marcar vidas, no deja de ofrecer victorias o derrotas, cuerpos destruidos, ciudades destrozadas y una humanidad que anhela despertar de tal pesadilla.

Poemas que no se escribieron, canciones que nunca se escucharon, una carta que no fue leída, que cayo en tierra manchada de sangre, un legado que cobro vidas, y que marco la historia de muchas naciones, rumbo a la muerte van caminando aquellos que sin razón alguna, han empuñado las armas, y han partido dispuestos a arrebatar una victoria.

Batallas y mas batallas, una guerra que pareciera no tener fin, a lo largo de la historia, han sido muchas las guerras que la tierra ha sufrido, pero no pretendo hablar de cómo comenzaron, lo que quiero mostrar, son los muchos finales que estas tuvieron, la huella que dejaron y las consecuencias que sufrieron aquellos que participaron, ríos de sangre se formaron en los valles, Y grandes montañas de dolor cayeron sobre aquellos que vieron los ojos de la guerra.

Y la muerte que siempre merodea en los campos de batalla,  arremetió y dio su estocada a aquellos que perdieron su fuerza y ya no pudieron luchar mas, es como si muchos de aquellos que marchan a pelear, buscaran el frío abrazo de la muerte, es como si corrieran a su encuentro, y estando cerca de ella, le sonrieran haciéndole saber que le estaban esperando.

En el campo de batalla, el silencio de los que quedan atrás es aterrador, y por mucho que gritan no se les puede escuchar, mirar al cielo es lo único que da aliento, y sollozando las multitudes ruegan para no morir, pero a pesar de todo el llanto, alguien debe pagar el precio, alguien debe hacerse responsable de la victoria, y alguien debe sacrificarse para alcanzarla. Parece navidad las luces de véngala brillan en el cielo, y las explosiones anuncian que muy pronto llegara el final.

Como simples objetos de guerra, así son tomados aquellos que fueron creados en la perfección del Altísimo, territorio prohibido han tocado las tropas, una lluvia de dolor es lo que al frente les espera, incertidumbre es lo que hay en los corazones de aquéllos que unidos pero a la vez dispersos por el campo de la muerte marchan, y ahí esta, ese es su lugar. La guerra es la ocasión perfecta para arrebatar sueños, ilusiones, metas y logros, ese es el punto exacto donde no deberían estar ubicados.

Un capitulo que nunca se cierra, un libro que nunca termina de escribirse, esa es la guerra, allí, en tal punto es donde se adquieren heridas que nunca sanan, en el campo de batalla, y que aun perduran cuando todo ya se ha terminado, se cree que un reconocimiento es suficiente para retribuir todo lo que se hizo y todo el tiempo que se perdió, a la verdad, este es un sueño que nunca quisimos se hiciese realidad, es una historia donde nos forzaron a entrar, y donde siendo protagonistas terminamos bajo sepultura, donde confundidos por el contexto en que vivíamos, nos convertimos en novatos actores de la vida, no nos dieron un libreto para estudiar, tampoco nos dijeron cual seria el final, si no que avanzados los días y las noches fuimos escribiendo la historia, escena tras escena fuimos descubriendo la realidad del contexto.

Maldecimos a nuestros enemigos, y los odiamos por que pelean en nuestra contra, pero la verdad es que también fueron obligados a entrar en esta estupida lucha, ellos tampoco querían ser parte de esto, pero su patria se los pidió, su nación les dijo que era necesario que se sacrificasen por la causa, y que manchasen  sus nombres, sus vidas y sus almas con la sangre enemiga.

¿Quienes somos?, ¿qué hacemos?, ¿es esto lo correcto?, es como si tuviésemos un radio en nuestras mentes, que transmite estas preguntas día y noche, mientras dormimos, cuando prestamos guardia, y aun cuándo estamos en el campo de batalla. Nuestros cuerpos se mueven por inercia, nos hemos vuelto seres mecánicos, que marchan en un mismo circulo, repitiendo siempre lo mismo, observo a mis compañeros, veo sus miradas, me doy cuenta de que todos son iguales, todos buscan una salida, todos anhelan que esto pronto acabe, quisieran estar al mando para acabar con esta estupidez, ellos también quieren regresar a casa, saben que al otro lado de las montañas, pasando el océano esta su lugar, el sitio que les corresponde, saben que no es un arma lo que deberían tener en sus manos, que sus hijos deberían estar en tal lugar.

Pero, ¿Qué podemos hacer?, es algo que debemos asumir, estamos muy lejos de casa, y regresar se nos hace imposible, tendremos que esperar hasta que todo esto termine o hasta que nos sorprenda la muerte y ponga un final a nuestras vidas, quisiese huir, pero en todo lado se escuchan las ráfagas, por todo lado alumbra la maldad, y no hay lugar alguno donde las líneas enemigas no estén, aun si pudiese volar, derribado seria, y tendido en el suelo, sin esperanza de escapar, tendría que seguir luchando por una causa que no conozco, por un territorio  que al final no será mío y por una riqueza que no me será dada.

Justo o injusto ¿a quien le importa?, tal vez a mi familia, o tal vez a mis amigos, pero de que hablo, si mis amigos ya tendidos en el suelo están, y para ellos ya nada vale y nada importa, si alguien les ama,  de nada servirá por que del lugar donde están nada les puede librar, ellos conocen la verdad y tienen claro que mas allá de las armas, el problema esta en el corazón, en el querer ser superiores pasando por encima de otros, en el no saber perdonar, pero sabiéndolo, ya es demasiado tarde para los que como escombros en la tierra han caído.

¿Cuánto mas tendremos que soportar la angustia?, ¿hasta cuando estará este dolor en nuestros corazones?, ¿Por qué sufrimos?, ¿Por qué lloramos?, es inevitable que sangre el corazón, y aun impredecible el momento en que nuestras fuerzas  van ha desfallecer, se que soy protagonista de mi vida, pero tengo un simple papel de reparto en esta guerra, en cualquier momento puedo salir de escena.

Y me esfuerzo por mantenerme en pie, luchando por sobrevivir sin necesidad de lastimar a nadie. No es difícil reconocer que si no eres cazador eres presa, lo realmente difícil es asumirlo y saber que como presa o cazador tendré consecuencias, y aunque huyo de las fieras no dejo de pensar en como podría yo hacer algo diferente que me saque de esta cadena de muertes y violencia. Respiro pero me agito, y aunque no estoy enfermo, siento como si mi vida poco a poco se consumiera hasta el punto de quedar en cenizas sin oportunidad de renacer.