Informe de lectura del libro “Los límites del amor” de Walter Riso

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¿Por qué seguir? Un amor saludable

Para Riso (2006) “el amor saludable es aquel que se mantiene dentro de los límites razonables de la convivencia inteligente y tranquila y que discurre sin tantos tropiezos ni tanta disputa” (p.31). Un amor saludable es aquel que no pone condiciones, que acepta sin esfuerzos y es generoso con el otro.

“Amar es ver al otro, en tanto que otro, alegrarse de sus aciertos y apenarse con él de sus errores, para acompañarlo con cariño en su vida diferente y única y para sentir que también formamos parte de su universo. La aceptación del otro como es, constituye el pilar fundamental de una pareja, que es la capacidad de despojarse de las imágenes idealizadas y ver a la persona concreta para aceptarla tal cual es.” (Lede, 2009)

¿Por qué no seguir? Algunas razones para terminar una relación no saludable

Para amar no debemos renunciar a lo que somos, un amor bueno integra el amor por el otro con el amor propio, sin excusas ni conflictos. Pero el problema surge cuando la negociación va mucho más allá y excede los límites de lo “razonable”, afectando de manera directa a la valía personal de uno de sus miembros o se fomenta su destrucción.

Para Riso (2006, p.30) ya no debemos seguir “cuando cruzamos los límites del autoestima, una sensación falta de falta de completitud, de vacío y de encierro vital hace su aparición”, y nos brinda algunos síntomas de que la cosa no funciona:

- Empiezas a envidiar otras parejas.

- Se activa el recuerdo de viejos amores.

- Una duda metódica hace su aparición:” ¿Me habré enamorado de la persona equivocada?”.

Es imprescindible saber que siempre habrá duda y tal vez exista cobardía pero a veces es necesario terminar con algo que no nos hace bien. Nosotros tenemos una gran influencia sobre amor, transmitimos en muchas ocasiones clichés sobre el amor y las relaciones de parejas irracionales. Ideas erróneas basadas en ideas de sufrimiento como condicionantes de un gran amor, tales como que si alguien no sufre por nosotros no nos ama o que el amor se consigue a base de sacrificios constantes. Quizá, el amor que se nos ha planteado y se nos plantea es dogmático con gran cantidad de imperativos y reglas, perdiendo a su vez la capacidad de reinventarse así mismo, fomentando la dependencia.

Para Sánchez (2013) “si cruzamos al lado oscuro del amor, cada nuevo día podemos sentirlo como un bajón o un sinsabor permanente, insensibilizándonos en muchas casos ante el dolor y el sufrimiento, sirviéndonos del autoengaño.”

En síntesis, debemos saber que el amor es doble vía, sabemos que para amar debemos aceptar y renunciar a ciertas cosas, pero también es necesario saber que no debemos cruzar los límites de uno mismo, que no es necesario olvidarte de ti mismo por otra persona, que no se debe amar irracionalmente. El amor de pareja es una comunidad de dos, donde nos asociamos para vivir de acuerdo con unos fines e intereses compartidos. Debemos buscar un amor saludable, sin condiciones y sin renunciar a lo que somos.

Capitulo II

¿Por qué nos cuesta tanto ponerle límites al amor?

Poner límites nos genera malestar y dolor pero ¿Por qué seguir con algo dañino?, ¿porque aferrarse a algo que nos hace daño?, según Riso (2006, p. 37) “la tarea de poner límites en el amor suele producir malestar y sufrimiento porque se establece una lucha entre la razón y emoción”. A continuación se hará hincapié sobre los pensamientos idealizados sobre el amor, pensamientos conformistas frente a mandatos sociales y la entrega irracional o enfermiza.

Pensamientos idealizados sobre el amor

Se dice que “la cultura de la entrega total y la abnegación sin límites se sustenta en varias concepciones erróneas o mitos sobre el amor. Rendirle culto al amor es entregarse sin pena ni gloria” (Riso, 2006, p.39)

El pensamiento idealizado sobre el amor es justificar lo inaceptable, se caracteriza en tres factores principales. En primer lugar el amor es todo, es un amor que no necesita nada más que eso. En segundo lugar la incondicionalidad del amor es amar a todo lo que haga, es decir, no importa lo haga, yo estaré allí, con mi amor fresco, activo, dispuesto. Finalmente el amor eterno es una felicidad conyugal, infinita e inagotable, equivale decir que el amor no te toca, sino que se incrusta por siempre.

Para Walter Riso (2006) el amor justifica “lo inaceptable o lo peligroso, hace que nos quedemos anclados en relaciones dañinas bajo los auspicios de una esperanza inútil y crean un choque con la realidad debido a la discrepancia que se genera ente el amor ideal y el amor real.2 (p. 39)

Pensamientos conformistas frente a mandatos sociales

Para nuestro desarrollo es necesario la importancia de aprender las normas sociales, pero algunas pautas relacionadas con el amor, pueden resultar muy dañinas si se toman muy a pecho se ignoran la excepciones a la regla y hacemos que el amor sea un mandato social.

Para Walter Riso (2006, p.58) “Algunos imperativos sociales sobre el amor y el matrimonio, así como ciertas normas de urbanidad efectiva, parecen estar diseñadas por fanáticos de la insensibilidad y el autocastigo”, veamos algunos mandatos sociales que nos impiden resolver satisfactoriamente nuestra vida afectiva y ponerle límites al amor enfermizo.

1er mandato social: “la separación es un fracaso”

Depende. Algunas separaciones son liberadoras y otras, traumáticas; algunas dolorosas y otras, placenteras. Una buena separación es siempre mejor y más saludable que un mal matrimonio, no solamente para la pareja sino también para los hijos.

2º mandato social: “qué va a pensar la gente de mí sí me separo”

Hagas lo que hagas, la mitad de las personas te va a criticar. La necesidad de aprobación es un problema que requiere de ayuda profesional. ¿Por qué le das tanta importancia a la opinión de los demás? La gente que te critica no te ayudará, no te servirán de soporte en ningún sentido cuando te sientas mal. Entonces, ¿para qué tenerlos en cuenta?

3er mandato social: “mi deber es luchar por el matrimonio”

Luchar por el matrimonio implica tener con quién compartir la lucha. Salvar una