La criminalización mediática Pereyra.
Enviado por poland6525 • 27 de Diciembre de 2017 • 1.480 Palabras (6 Páginas) • 881 Visitas
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Para finalizar, y a modo de conclusión, Pereyra retoma su hipótesis. Para él, los medios de comunicación generan mediante la manipulación de la información, sensaciones de temor hacia “el otro” expulsado del sistema que “acecha” a los incluidos en ese sistema económico laboral. Esto lo logran porque se centran en los efectos negativos y no en las causas de los problemas con los que vive la sociedad. Según Pereyra, esta es la materia prima de los discursos mediáticos, que claramente responden a intereses que no pueden poner de manifiesto porque ellos mismos son parte fundamental de la lucha de clases.
En lo que respecta al punto de vista del autor, es notorio que el especialista no presenta una mirada inocente frente a los medios de comunicación, sino que por el contrario los observa de una manera critica, intentando develar los mecanismos que utilizan estos para transformar su mirada parcial de los hechos, sesgada por sus intereses de empresa, en relatos que difunden a la sociedad como si fueran verdades absolutas. Pereyra tiene presente que los medios de comunicación son organizaciones con fines de lucro que cuentan con el poder de influir en el pensamiento de la sociedad, y por lo tanto, no persiguen solamente el afán de informar a la población, sino que también buscan divulgar su ideología.
Su mirada sobre los medios encuentra una similitud con el discurso de Van Dijk en su texto “Discurso y racismo”, en el que el lingüista afirma que es en el discurso donde las élites, entre ellas los medios de comunicación, discriminan mediante lo que enuncian o mediante lo que silencian. Para Van Dijk el discurso de las élites influye en la visión y opinión de la sociedad sobre las minorías y los grupos excluidos. Es decir, ambos autores consideran que los medios de comunicación pueden influir en la manera de pensar de la población.
Como señalamos anteriormente, a partir de la lectura del texto fuente se desprende que es necesario un análisis más profundo que aborde temas como: cantidad, calidad y chequeo de la información; cómo nos llega la información y qué hacemos con ella; cuál es nuestra responsabilidad como ciudadanos ante el ataque continuo o la sobreinformación que no nos deja pensar, no nos permite discernir sobre un determinado tema. Pareciera que es más fácil aceptar la realidad como la plantean los medios que discernir y tomar una postura crítica frente a eso que se nos presenta a través de los medios. La reciente sanción de la ley de servicios audiovisuales es un ejemplo de lucha para poner un freno a los grandes grupos económicos que se adueñaron de los medios de comunicación y los utilizan para defender sus intereses. Además, esta ley pretende dar un espacio a aquellos grupos que no se ven representados en los medios masivos, ni tienen acceso a ellos para divulgar sus ideas; por ejemplo, los pueblos originarios. Es decir, lo positivo de esta ley es que los ciudadanos ahora contamos con mayor cantidad de voces a la hora de informarnos y también con más medios para divulgar nuestras ideas. Pero ¿podemos conformarnos con esto, será suficiente? ¿O es necesario que hagamos un análisis sobre nuestro comportamiento como ciudadanos a la hora de informar y ser informados y comprendamos cuál es nuestra responsabilidad a la hora de ejercer este derecho? Es verdad que se nos invade permanentemente con información sensacionalista, pero… ¿a quién escuchamos y a quiénes no? ¿Cuál es el discurso que repetimos y continuamente escuchamos sin medir las consecuencias?
Para concluir, podemos afirmar que sabemos que, como sostiene Pereyra, los medios construyen estereotipos con sus discursos y se ubican del lado de un sector de la población, los incluidos en el sistema económico laboral, para reafirmar el contrato de lectura y defender, de esta manera, sus intereses económicos. Pero consideramos que el debate va más allá del papel de los medios en una sociedad. El debate debe continuar acerca de nuestra posición como ciudadanos que tenemos la responsabilidad de usar la libertad para elegir cuál será el papel de los medios de comunicación en nuestra sociedad.
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