“La economía”. Capítulo 9 del libro: “Economía humanista. Algo más que cifras”

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Además a lo largo del tiempo y conforme se ha ido desarrollando y globalizando, el mercado se ha dedicado exclusivamente a la búsqueda de objetos más vendibles, bombardeando a los consumidores mediante publicidad para fomentar el consumo desmedido, ello sin preocuparse del desarrollo y perfeccionamiento personal del hombre, sino tan solo para orientarlo a un materialismo sin sentido.

Ante esta situación, en 1917 en Rusia, el comunismo intentó remediar esta imperfección de la economía de mercado reduciendo a dos los actores de la realidad económica: los consumidores-trabajadores y el gobierno-empresa. Pero este intento también presenta graves inconvenientes. En el apartado técnico, el mayor inconveniente es que la ausencia del libre mercado hace perder su capacidad innovadora y en el aspecto social, la presencia de censura ideológica y cultural es permanente, por lo que este intento es peor que la economía de mercado.

Así las cosas, según Sampedro, es necesario que los gobiernos intervengan en los mercados para eliminar desigualdades (unos consumidores tienen más medios que otros) y monopolios, introduciendo un aspecto social a la economía, en lo que se denominó economía social de mercado, sistema vigente en la mayor parte de los países democráticos.

En esta economía social de mercado los gobiernos, a través de sus presupuestos, recaudan según la capacidad económica de sus ciudadanos y con lo recaudado ponen a disposición de los más desfavorecidos servicios públicos (sanidad, educación, etc) a los que no tendrían acceso de otro modo.

Para que este sistema funcione es necesario la educación cívica de los ciudadanos y que los gobiernos sean verdaderos representantes de la voluntad de su pueblo.

Finalmente, Sampedro hace una reflexión sobre cual debería ser el desarrollo futuro de la economía social de mercado.

Una vez salvada la injusticia del sistema, es necesario atajar el desarrollo del mercado hacia objetivos puramente consumistas, ya que esto crea una ambición desmedida en la sociedad por alcanzar un bienestar únicamente material y una enorme competencia para alcanzar este fin, olvidando para ello tanto el desarrollo personal como la educación en valores.

Esto además porque estamos llegando a unos límites:

- Límites de recursos naturales

- Límites políticos (dos tercios de la población mundial vive en escasez)

- Límites psicológicos (el materialismo y exceso de competitividad han hecho aparecer enfermedades mentales, adicción a drogas, , etc)

Por tanto es necesario establecer un marco de relaciones económicas más humano y ecológico, que sea solidario no solo con los conciudadanos sino también con los demás pueblos y con el medio ambiente y sobre todo que integre nuestra vida interior y exterior, sustituyendo el ansia exclusiva de poseer más y más por la aspiración de ser cada vez mejor.

OPINIÓN PERSONAL:

En mí opinión el texto analizado recoge de forma clara, concisa y sencilla los aspectos fundamentales de la realidad económica de las actividades humanas.

Estoy absolutamente de acuerdo en que la economía de mercado está enfocada exclusivamente a la obtención de beneficios y que, la mayor parte de las veces, se olvida tanto el bien común como del desarrollo integral de la persona. Así muchas veces se publicitan y venden productos que son perjudiciales para la salud (tabaco, alcohol, alimentos industriales, etc) simplemente en la búsqueda de un beneficio.

Por otra parte es claro que nuestro sistema económico está basado en un aumento progresivo e ilimitado del consumo, sin atender ni a los límites de los recursos existentes ni a los efectos psicológicos que, la “necesidad” artificial de consumir creada por la publicidad, pueda tener en nuestra salud (stress, insatisfacción, depresiones, etc).

Este modelo debe cambiarse de forma urgente (el deterioro de nuestro planeta es tal que, de seguir así, en unas decenas de años los haremos inhabitable) y enfocarlo de tal forma que no exista este necesidad de consumo incontrolado.