Los dos mundos de Andreas

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muy contento, hacía mucho tiempo que no pasaba un rato tan bueno con su papá, y descubrió que al igual que su amigo google, los libros también podían ser muy interesantes, con todas sus historias, sus fotos y sus dibujos, hizo la tarea casi sin darse cuenta.

Cuando regresaron a la casita de ladrillos, no había vuelto la luz, Andreas se sentó en el jardín, esperando que la luz se decidiera a regresar para así poder jugar en su cuarto, de repente escucho unas risas que venían de la calle, y curioso, se asomo por la reja, y vio en la calle a unos niños que jugaban persiguiendo una pelota, parecía muy divertido, así que les pregunto:

--¿A qué juegan?-- a la pelota—dijo un niño parándose frente a la reja.-- ¿Y cómo se juega eso?-volvió a inquirir Andreas--- Sal y te enseñamos.

Andreas le pidió permiso a su mamá, y salió a jugar con los niños, al principio no sabía cómo, se cayó, lo golpearon con la pelota, pero al rato, corría de un lado al otro, riendo y gritando con los otros niños, luego otro niño trajo un trompo.

--¿Qué es eso?-- de nuevo se intrigó Andreas--- Un trompo.-- ¿Y qué hace?--Hay que hacerlo bailar.-- ¿Y con qué música?-- No con música, con un guaral.

Andreas no entendía, así que el niño agarró el trompo, lo enrolló con el guaral, y lo bailó, las risas de Andreas y de los otros niños se volvieron a escuchar en toda la calle, entonces, cada niño fue sacando juguetes de sus casas, y así fueron apareciendo, perinolas, metras, yoyos y hasta una bicicleta, y así pasaron la tarde, tan divertidos, que ni cuenta se dieron del paso del tiempo, cuando su mamá lo llamó, el entró a su casita de ladrillos, estaba tan sudado y lleno de tierra, que se metió a bañar casi sin pensarlo, cuando abrió la llave del agua sintió el frio de golpe, porque el calentador no funcionaba por la falta de luz, sin embargo el agua estaba tan rica que no le importó, y salió del baño, fresquito y limpio, y con una sonrisa de oreja a oreja, su mamá había puesto velas en toda la casa, y su papá empezó a hacer figuras con las manos, que en la sombras reflejadas en la pared se convertían en diferentes animales, Andreas casi se atraganto de la risa, y le pidió que le enseñara, el les conto que eso lo había aprendido del abuelo, y juntos empezaron a crear un zoológico de sombras y figuras hasta que llego la hora de irse a dormir, el se acostó y se quedo dormido pensando en todo lo que iba jugar al día siguiente.

Ese domingo, se levantó tempranito, y después de desayunar le pidió permiso a su mamá para salir a jugar, afuera, sus amigos ya estaban esperándolo, ese día jugaron a las escondidas, a la gallinita ciega, al eres tú, y Andreas solo paró para entrar rapidito a almorzar y volver a salir, cuando entró en la cocina, vio que la televisión estaba encendida:

--¿Que paso, cuando llego la luz?-- Esta mañana, ¿no te diste cuenta?-dijo su madre

En su apuro por salir no lo había notado, ¡Qué bien! pensó, ya puedo usar mi computadora, pero entonces se acordó de sus nuevos amigos que lo estaban esperando en la calle, iban a hacer papagayos, y sin pensarlo más salió a la calle, a sus amigos, y a su nuevo mundo.

Andreas aprendió a disfrutar de sus dos mundos, y a valorar la importancia de tener amigos reales, que no se apagaban como un bombillo, y que le enseñaron lo fácil que es ser niño.

…Es mejor jugar con la pelota… que ver la pelota.

En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega, no es niño, pero el hombre que no juega, perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta…Pablo Neruda

Dulcinea.