MI RELACIÓN LITERARIA

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CUENTOS

Un lugar inexistente, pero muy temido

Él me seguía, pero no lo veía, veía nubloso y escuchaba agitaciones de respiración prácticamente en mi nuca, no era fácil diferenciar el lugar donde me encontraba, no sé tal vez era una cueva por lo cavernoso y oscuro que es, pero no estoy seguro, solamente huyo de lo que ni idea tengo que me está persiguiendo y acechando, cada paso que doy es como si fuese inútil porque no sé a dónde me dirijo, tengo que encontrar fin a esto, pero me agarró…

Desperté, volví a mi vida normal y monótona, sólo fue un sueño gracias a Dios, pero me siento vacío y cansado, proclive de mis pensamientos, rápidamente mire afuera de mi casa y vi un clérigo haciendo oraciones en mi nombre; no entendía nada, me acerqué a él y me fijé en que él pareciese que me ignorará, todo se volvía oscuro y yo me encontraba en el mismo sitio que el de mi sueño, otra vez sentí un profundo miedo.

Una sombra o presencia alguna se me acercó y me dijo: ‘Esto que estás viviendo no es paradoja alguna de tu mente, yo era el que te seguía y era el poco miedo que sentiste en vida mientras poco a poco terminabas aquí’. En ese momento ya no sentía miedo porque efectivamente los miedos desaparecieron en el momento en que mueres, tiene mucha razón y le pregunté: ‘¿Quién eres y qué quieres si ya estoy aquí…?’

Jorge Cortes, pronunció él sin responder a mi pregunta y dijo: ‘Ese es tu nombre por el cual en vida recordarán muchos, pero que no están contigo a causa tuya, fuiste un asesino con una mente de pensamientos bélicos por eso estás aquí a petición de la muerte’ Recordé todo, fue cuando pensé que ahora todo es tan obvio, que lo que hice fue por alevosía, ahora sufriré por lo que hice el lugar de azufre y castigo: El infierno.

Y en un parque vi…

En un parque situado en el centro de la ciudad, una mujer con su perro salen a correr prácticamente todos los días, ya pasando por allí diariamente se dan cuenta de que un hombre sentado en un banquillo, también se relaja en ese parque y él también observa a esta mujer; un día se acerca, acaricia al perro, ella con una sonrisa le pregunta su nombre, él respondiendo dijo: ‘Mi nombre es Carlos’, sabiendo que ahora no es igual.

Ya viéndose prácticamente todos los días, Carlos la invita a un café, contentos de como la pasaron ella ve su mano nota un anillo y de inmediatamente pregunta: ‘¿Eres casado?’ a eso él responde: ‘Sí, es correcto’ ella un poco desilusionada agacha la mirada y hace otra pregunta: ‘¿Son felices?’, curiosamente él dice: ‘No, para nada’, llevan muy malos momentos y con ella ahora Carlos se siente más contento. Ya después de un tiempo de verse repetidas veces en una tarde en el parque, él se acerca minuciosamente a intentar un beso con ella, pero ella nota que Carlos sigue teniendo el anillo, a eso ella corre la cara y le dice: ‘Lo haría si no siguieses casado’, él mirándola fijamente le dice: ‘Ella no me importa, a mí me importa quién me hace feliz’, ella sonríe pero extrañamente se va…

Él en busca de ella va hasta su casa, pero nunca imaginó lo que vería, a ella con otra persona, lleno de ira Carlos golpea y ella abre y dice: ‘Imagina, también soy casada pero, yo prefiero estar con quién me hace feliz’, así se va con él y deja a su esposo solo, Carlos nunca había encontrado a nadie, pero en ese momento lo dejó caer y se fue feliz.

Patriotismo manchado

Andaban dos campesinos en su trabajo de todos los días, en los campos cafeteros los cuales se laboraba fuertemente, y al final del día iban a sus casas en paz. Hablando al siguiente día en su trabajo Eugenio pregunta a Luis: ‘¿No ha pensado en alguna vez verse en otra vida diferente a la que llevamos?’, responde: ‘Por supuesto, pero ¿Por qué la pregunta?’ y es que Eugenio pudo haber llevado una vida diferente si no hubiese sido por lo que pasó su familia mucho tiempo antes, donde en la ciudad estaban económicamente devastados y así tuvieron que llegar a lo rural para sobresalir en la recolección del café.

Pero Luis dijo algo muy interesante: ‘En este país podemos imaginar muchas cosas pero tal vez sólo una persona en un millón pueda cumplirlo’, Eugenio lo pensó mucho cuando Luis le resaltó eso, no podía dormir pensando en cómo su vida puede prosperar de otra forma, y con un nivel básico de estudio regresó a la ciudad a aprender más cosas…

Al pasar de los años prosperó en un trabajo de alto rango, cuando llamaron una noche diciendo que Luis fui asesinado en la finca donde habían trabajado juntos, pensó instantáneamente: ‘El trabajo no es deshonra pero vale más la vida de un ciudadano que la de un campesino en este miserable país’. Asistió al funeral quiso hacer algo para la protección de los demás, y no pudo.

Simplemente en el país que vivimos las cosas buenas son las que nos ofrece la gente, pero los sufrimientos e injusticias son a causa de quienes quieren poder a toda costa, y que solo no se puede hacer nada…

Las fronteras son simplemente imaginarias

Después de que dos países estuviesen en una gran tensión sociopolítica estalló y sucumbió en una miserable guerra de desastre, caos y sangre a sus civiles, donde la ‘patrulla roja’ y ‘los mercenarios’ se enfrentaban por orgullo patriótico.

Curiosamente un día en una batalla que ocurría justamente en la frontera de dichos países un hombre herido perdió sus armas, el muchacho llamado Kevin intentó alejarse para que no fuese asesinado y que es perteneciente de ‘los mercenarios’ huyó muy lejos al refugiarse en una casa abandonada.

Pasó un tiempo y no podía salir de esa casa por ser territorio de ‘la patrulla roja’, así aguantando hambre, con unas heridas sin curar, y miserablemente estaba llegando a su fin, pero los medios informaban que la guerra estaba por acabarse, y para su desafortunada suerte, en la casa donde estaba Kevin llegaron combatientes del otro bando para revisar, asustado se intentó esconder pero sólo entró un hombre revisando, pasó al lado de él y lo vio en su mayor agonía, pero en vez de matarlo lo ayudó y lo tuvo oculto.

Por fin, se acabaría este sufrimiento y Kevin un poco mejor con la ayuda de ese hombre saldría de esa casa para volver a su pueblo, extrañamente el hombre lo vio se acercó, lo abrazó y le dijo: ‘Cómo me voy a olvidar de mi hijo’, con una lagrima Kevin lo abrazó aún más fuerte y se fue rápidamente