MOMO. Para comenzar me parece que momo es un libro muy sencillo pero profundo

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aquellas personas que

están ahí siempre tan cerca de nosotros apoyándonos en lo que puedan. Poniendo como ejemplo a sus vecinos de momo que le ayudaron a construir su hogar. A cambio ella les ayudaba escuchándolos cuando iban a verla sintiéndose así más aliviados, o simplemente los niños que iban a jugar con ella, incluso los niños que tenían una clase social un poco alta en busca de alguien con quien jugar ya que sus padres no los escuchaban ni les prestaban de su tiempo.

Sin embargo, creo que la intención del autor fue precisamente hacernos tomar conciencia sobre los valores que se están perdiendo día a día, de la forma tan egoísta que estamos presentando a medida que nos metemos en nuestras tan anheladas metas y objetivos a los que nos volvemos obsesivos con cuidar cada segundo de nuestro tiempo para lograrlos, haciéndonos voltear a las verdaderas cosas que hacen de la vida algo hermosa, no volteamos a ver si es un día soleado o nublado, dejamos a un lado la belleza de la naturaleza que nos rodea, nos olvidamos de los cielos estrellados, del cantar de los pájaros que viven en los pocos arboles de nuestra ciudad, realmente este libro es como un balde de agua fría, para despertar de nuestra monotonía, de prestar atención a nuestros amigos, de sentarse a disfrutar una charla en familia a la hora de la comida, me parece muy valioso lo que Michael Ende intenta transmitir mediante este libro. Sin mencionar que va a cumplir cerca de cincuenta años de su publicación. Algo sorprendente pues ahora con tanta tecnología que tenemos a nuestro alcance vivimos “virtualmente” nos alimentamos de “likes” en las redes sociales y nos preocupamos por conversar con los conocidos que se encuentran a distancia ignorando a nuestros amigos o familiares que tenemos enfrente y justo viene a dar en el clavo. En como el tiempo, algo relativo, pero absoluto porque cada segundo que pasa no lo podemos recuperar ni a regresar, el tiempo es algo único y cada quien lo aprovecha a su manera pues no hay tiempo perdido si al menos disfrutas cada momento, cada día, cada instante tan efímero que sea. Solo nosotros mismos somos dueños de nuestro tiempo, algo que nos enseñan los hombres de gris, que metafóricamente nos están representando a nosotros mismos esclavos de nuestra cotidianidad y de los trabajos, o tal vez representando un sistema capitalista en el cual solo somos un pequeño engranaje que hace funcionar a los demás. Depende de la perspectiva con que se vea.

Para concluir, este libro que al principio no llenaba mis expectativas terminó por recordarme hay momentos efímeros a los que vale la pena voltear a ver porque en esos momentos es en donde existe el verdadero valor que puede durar mucho más que un bien material, que hay que reflexionar y romper paradigmas de nuestros ancestros, en esas formas de vida que se repiten día con día y que se han ido transmitiendo por generaciones a tal grado de ver que este libro se publicó hace 42 años y aún no se aprecia algún cambio en nuestra forma de vivir. Un libro que vale la mucho la pena recomendar y hacer acción para cambiar estos