Monografía sobre religión en las fábulas de Augusto Monterroso

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“Si quieres triunfar sobre Sansón, únete a los filisteos. Si quieres triunfar sobre Dalila, únete a los filisteos.

Únete siempre a los filisteos.” (Sansón y los filisteos, Monterroso 1998: 35)

Sansón y Dalila, son otros personajes bíblicos. Sansón es como el Hércules de la biblia; un hombre con una fuerza increíble, el más fuerte de su tiempo, pero también un dedicado a Dios, el cual le dedicó ese “don” de la fuerza si no se cortaba jamás el pelo. Dalila resulta ser la tentación de Sansón, aunque él era israelita y ella filistea, es decir, enemigos. Ella lo convence para que le revele el secreto de su fuerza, y él termina por confesarle que si no fuera porque nunca cortó su pelo, sería débil.

“Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él.” (Jueces 16:19)

De ese modo, Sansón pierde toda su fuerza, y sus enemigos (los filisteos) terminan por apresarlo y dejándolo, además, ciego.

Luego un día, para festejar la victoria sobre su enemigo, los filisteos realizan una ceremonia religiosa en el templo, llevando a Sansón con ellos para humillarlo. Éste, apoyándose sobre dos columnas del lugar, termina por destruir el templo por completo, matando así a todos los líderes filisteos.

“Y dijo Sansón: 'Muera yo con los Filisteos!' Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida" (Jueces 16:29-30).

Lo que la fábula en si intenta dar a entender, es que no es necesario mentir y engañar para triunfar, al menos que el lector prefiera terminar bajo los escombros de su propio templo.

"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.

Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete." (Caballo imaginando a Dios, Monterroso 1998:38)

La figura de Dios nunca fue específica, cada uno puede interpretarlo de la forma que quiera (figura humana, animal, un simple punto de luz, etc.) según su cultura, sociedad, régimen bajo el cual tiene que comportarse. Misma cosa ocurre con el cielo, cada uno tiene su propia visión de cómo sería.

Lo que la fábula intenta mostrar también, es que mayoritariamente, uno pone toda su fe y/o esperanza a los que tienen una jerarquía superior a la propia (el del caballo es el jinete por ejemplo).

“-Es cierto -dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.” (Paraíso imperfecto, Monterroso 1998: 43)

La palabra “paraíso” es una forma de nombrar al Jardín del Edén, un sitio donde la vida comenzó, según el libro del Génesis de la biblia. Éste mismo (el paraíso, no el Edén), se encuentra en el cielo. En la Biblia se indica que el jardín de Edén habría existido al oriente de la región también llamada Edén, una zona que se hallaría en el Cercano Oriente.

La fábula trata de que el hombre no se va a sentir conforme con nada, no importa a donde esté. Le encuentra un “pero” a cada situación, ¿Será su naturaleza quizás? Aun estando en el paraíso, buscaría el lado negativo de estar allí.

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Conclusión.

Monterroso en sus fábulas no menciona a la religión más para usar sus referencias, historias y demás, para formular una crítica sobre la sociedad/vida que los seres humanos andan llevando. No critica, solo la usa de ejemplo, o también como una metáfora. Aunque también, esto puede interpretarse como, al ser un crítico de la sociedad, crítica a la religión por ser una ideología creada por el hombre que alaba a cualquier cosa superior a él, por temor, respeto sin razón, etc., tal como se explicó en “Caballo imaginando a Dios”.

Tomando el primer pensamiento de esta conclusión, al leer los títulos de las fábulas, el lector puede llegar a pensar que dentro del desarrollo de la misma pueden surgir ciertas burlas o negatividades directas hacia la religión que se menciona, y puede llevarlo a sentirse incómodo si es alguien que si se habla del tema, puede “explotar” porque la otra persona no respeta su ideología. Eso o que puede ser de mente cerrada y no soporta escuchar críticas a algo que, para él, es sumamente real. Pero conforme vaya con la lectura, verá que lo que pensó al principio, fue sumamente erróneo, y lo dejará pensando.

De todas formas, es normal que ni bien se escuche (o lea) la palabra “cristianismo”, “judaísmo”, y viceversa, se genere un ambiente pesado y problemático, ya que las religiones desde el principio de los tiempos, fueron temas para generar polémica, ya sea por no creer, no respetar, o por adentrarse mucho a estas.

BIBLIOGRAFÍA:

- Augusto Monterroso, “La oveja negra y demás fábulas”, Alfaguara 1998, segunda edición.

- Iván Bano, “La oveja negra y demás fábulas” Parte 1, 2, y 3 (moralejas de las mismas) publicado el 29/10/2012. https://prezi.com/-rbrpmipo97x/la-oveja-negra-y-demas-fabulas-parte-1/

- Juan Carlos Telchi, “Sansón y los Filisteos ¿Pasó realmente?”, publicado en http://www.christiananswers.net/spanish/q-abr/abr-a006s.html

- Www.diferencia-entre.com , “diferencia entre católico y cristiano”, publicado en http://www.diferencia-entre.com/diferencia-entre-cristiano-y-catolico/

Toda demás información fue sacada desde los conocimiento del creador de esta monografía.