Puente en la selva.

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El niño fue llevado al jacal de los García, la madre lo vistió con un traje de marinero lo puso en la mesa con flores y velas. El viejo García regresó de su viaje de Tlalcozautitlán, se quedó parado en la puerta por largo rato mirando a su pequeño príncipe, se quitó el sombrero y caminó hasta la mesa, gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.

Poco a poco el jacal se fue llenando de gente de los pueblos vecinos que pasaban a decirle algunas palabras de consuelo a la madre.

El lugar parecía un campamento. Hombres, mujeres y niños dormían en el campo, muchos de los visitantes habían llevado botellas de mezcal, uno de ellos le ofreció a la mujer de García quien le dio un gran trago a la botella.

Un campesino entonaba cantos religiosos y algunas mujeres lo acompañaban coreando, este cantador fúnebre era conocido ampliamente en toda la selva.

Después de dos días de velar el cuerpo del niño, éste se encontraba ya descompuesto y desprendía un horrible olor; un hombre llegó con un ataúd que él mismo hizo con tablas y desperdicio de madera y al poner al pequeño dentro se dispusieron a caminar en procesión hacia el lugar donde le darían sepultura.

En uno de los pueblos por donde la comitiva pasó se encontraron al maestro que en alguna ocasión le había dado clases a Carlitos y lo invitaron a que dijera algunas palabras sobre la tumba del niño, también le invitaron a beber mezcal a lo que no pudo negarse por no parecer descortés; sin embargo se emborrachó y ya no quería hablar por el estado en el que se encontraba, lo obligaron y finalmente dijo algunas palabras, no sin antes caer en la fosa que habían cavado horas antes, nadie se reía de él, salió y continuó su discurso.

Los músicos caminan hasta el lugar desde donde el maestro había dicho su discurso y tocan con entusiasmo, mientras los chicos echan tierra con palas dentro de la fosa, las mujeres arreglan las flores y coronas y la madre llora dulcemente rodeada de una multitud de mujeres que la abrazan y besan demostrándole su cariño y apoyo.

CONCLUSIÓN

Esta obra de Bruno Traven nos relata la vida en la selva tropical mexicana, las necesidades de la gente que ahí habita y la pobreza extrema en la que se encuentra cada poblado, sumergidos en el analfabetismo y marginación, de lo cual se aprovechan los extranjeros para extraer el petróleo y quitarles sus tierras a los indígenas de aquellas regiones. También nos habla de los mitos y tradiciones que lleva a cabo la gente en esos pueblos, lo que para algunos son cosas sin sentido alguno para los nativos son símbolos inquebrantables de fe y esperanza.