Resumen la Vida es Sueño

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Pese a nuestros intentos por ser quienes queremos, todos finalmente hemos sido como Segismundo: un ser atrapado y condenado por las paredes de una torre. Lo que nos hace diferentes a él es que “nuestra torre” es una estructura imaginaria en la

Que, - aparentemente - sin necesidad de terceros, nos escondemos o refugiamos, sin ver la vida, sino más bien el sueño que ésta conlleva, pero el hecho de estar encerrados es, claramente, una verdad indiscutible.

¿Predestinación o la suma de los condicionamientos actuales?

A estas alturas, no podemos negar que vivimos encerrados en una torre construida por nuestros padres, el entorno y por nosotros mismos. Existen diversos elementos presentes en nuestra sociedad que influyen, o bien determinan, nuestra forma de actuar, pensar y hablar. Desde la publicidad hasta la política, que nos dicen constantemente cuáles son las mejores opciones e intentan persuadirnos sobre lo que debemos o no debemos hacer. Entonces, si estamos siendo permanentemente “guiados” por los agentes sociales, los medios de comunicación y por las tendencias contemporáneas, ¿qué tan libre e imparcial es nuestra capacidad de escoger por nosotros mismos? ¿No nos dice la familia y las amistades, lo que a ellos les parece el camino correcto? ¿No tratan las autoridades de imponer las normas que nos guían a lo que socialmente es reconocido como aceptable o deseado? No es de extrañarse entonces, que todos los jóvenes de distintas épocas, tengamos, con tantas ideas, opciones y condicionamientos “azotando como un mar tempestuoso, la frágil embarcación de la voluntad” un miedo terrible a equivocarnos. De hecho, muchas veces el temor a salir perjudicados nos cohíbe de tal manera que antes de tomar

riesgos y crecer como personas preferimos quedarnos en nuestros hogares, en nuestra realidad privada en nuestra “torre”. Con la duda eterna de no saber si la vida es solo un sueño.

Aparentemente hasta ahora no has sido partícipe de ninguna de las elecciones importantes en tu vida, pero finalmente, los ladrillos que más pesan son los propios, tus autolimitaciones, “no puedo”, “no estoy seguro”, “no seré capaz”…

Finalmente, ¿decidir es algo que está en nuestras manos o somos simplemente “prisioneros infinitos”? Parafraseando a Descartes podríamos llegar a sostener: “Decido, luego soy”. Después de todo, la responsabilidad de ser recae sobre ti, pues aunque el mundo, puede encerrarte en una torre inconmensurable, está en tus manos salir de ahí…

Segismundo no conocía otra vida que no fuera una que lo atase a una torre, destinado a sufrir; luego, descubre el lugar al cual pertenece y comienza a experimentar el deseo de ser parte de éste, de ser mejor persona, pero tuvieron que pasar muchos años para que se decidiera. ¿Cuántos años vas a esperar tú?, ¿Qué estás esperando para encontrar ese lugar en el mundo al cual perteneces? ¿Cuándo vas a empezar a ser tú mismo, ese ser irrepetible y maravilloso sin condiciones ni limitaciones? Nada es más valioso que forjar tu propio destino, pero no olvides que en una carrera, hay que decidirse a partir para poder llegar a la meta. No más “podría serlo”…No más “ojalá me dejen”, porque la vida es sueño… Y los sueños, sueños son.