Sin Rastro - Donnefar Skedar
Enviado por klimbo3445 • 30 de Enero de 2018 • 21.054 Palabras (85 Páginas) • 298 Visitas
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– Qué ¿Volver siempre a casa? – preguntó el abogado.
– No mi auto, la separación – dijo Armando entrando en su auto y bocinándole a su abogado que sonreía al despedirse con su mano.
Luego el Honda azulado estaba fuera del predio judicial y Armando estaba yendo a encontrarse con su padre, uno de los únicos motivos para que el estuviese en la ciudad de Panamá.
Mientras manejaba, su mente solo pensaba en el futuro; el no trabajaría más y a pesar de solo tener 28 años, el ya había ganado dinero como para vivir cien años. La conversación con su padre era el próximo paso difícil a dar; La separación fue la primera lucha que Armando pasó con su ex – esposa Gloria. La misma ganancia; estuvo aplazando la separación por algunos meses por temor a perder la empresa que administraba. Sabiendo lo que ella quería, el rápidamente hizo el cambio entre su parte de la empresa por la casa que Gloria habitaba desde después de la separación.
Cuando se sentó en el sofá acompañando a su padre que se servía un vino seco, lo que era una costumbre, Armando se dio cuenta de una imagen masculina de Gloria, al frente suyo estaba otro ganador, y por más que fuese su padre, el encontraba un absurdo que las personas dieran más valor a su dinero que a él.
Su mente pensaba solo en el después. Él sabía que si se detenía a reflexionar lo que le diría a su padre, jamás conseguiría salir de esa sala.
– ¿Entonces es verdad que dejaras libre tu parte de la empresa? – preguntó el hombre de cabello canoso mientras saboreaba su copa de vino.
– Ya está hecho padre – él ni siquiera noto alguna reacción en el rostro de su padre.
– ¿Estás seguro de que vale la pena dejar ir algo importante solo para estar libre de esa mujer? ¿Tú de verdad crees que estarás en paz con el mísero 50% de todo lo que construiste durante tu casamiento?
– Papá, no necesito el dinero, tengo le sufiente como para vivir el resto de la vida.
– Tú no sabes lo caro que es tener mi edad en esta ciudad, Todo está cada vez más caro con el paso de los años hijo mío.
– Tú aún eres joven papá y si no vivieses en este lujo inecesario, no reclamarías sobre el dinero.
– Tú aún no maduras, soy un empresario y soltero, las personas me acechan.
– No papá las personas no solo se fijan en el dinero.
– Eso solo nos demuestra que siempre debemos tener más...
– No fue por eso que vine hasta aquí papá – lo detuvo Armando estando de pie mirando por el gran ventanal de vidrio.
– Entonces se directo, tengo una reunión con mis socios de Afganistán y ellos no pueden esperar.
– Trabajo, siempre el trabajo. ¿Hace cuánto tiempo que no conversábamos así papá?
– ¿Lo estamos haciendo ahora cierto? – respondió el hombre bebiendo un sorbo de vino.
– No, no lo estamos y tú lo sabes – Armando miró a su padre por algunos instantes, pero luego volvió a mirar por la ventana. – Vine a decirte que ahora estoy libre, tanto de Glória, de la empresa y por eso me estoy yendo de Panamá.
– Como así “yendo”.
– Voy a vivir con mamá nuevamente – dijo Armando respirando hondo y esperando una respuesta.
– ¿Estás loco? ¿Te pegaste en la cabeza? – el hombre de cabellos canos, ya no miraba su vino seco, ahora el miraba la espalda de su hijo. – Estás cometiendo un gran error si piensas que allá serás feliz o algo parecido.
– No pienso en eso papá; tengo la seguridad de que allá es donde debo estar, nunca debimos haber salido de allí.
– Estás siendo injusto con tu padre hijo mío. Siempre les di lo mejor, nunca deje que les faltara nada en su vida.
– Sí papá, dejaste que faltara. Nunca tuvimos ni el amor de padre ni de marido, ahora si entiendo los motivos por los que mamá se fue y ahora es mi turno.
El hombre miró a su hijo y luego miró su copa y continuó bebiendo, se puso de pie y fue hacia su hijo.
La sala era sofisticada; un sofá de un acogedor color gris, una estantería con algunos libros gruesos y al lado una especia de bar, el resto de la sala estaba libre y algunas poltronas eran parte del mobiliario. Las paredes eran enormes vidrios transparentes dando una total visión del lado de fuera de la casa que estaba totalmente planeado para eso.
Parado al lado de Armando y mirando la parte de la piscina que estaba metros más abajo, el comenzó a hablar quebrando el silencio.
– Su madre se fue de mi lado por culpa de mi egoísmo – dijo ofreciéndole su copa de vino al hijo. – Hace mucho tiempo ya que estábamos pensando en la separación. El último motivo; recuerda que fue motivo y no elección; fue el hecho de que estabas terminando tus estudios.
– ¿Quiere decir que ya estaba todo planeado? – preguntó Armando mirando al padre caminar hasta el bar por una nueva copa de vino. – ¿Ustedes ya se estaban separando?
– Sí, ya no dormíamos juntos solo salíamos a reuniones de negocios o donde tú estabas. No fue por el dinero que nos separamos – Habló él mientras se servía una nueva copa de vino. – Yo siempre quise venir a esta ciudad, pero tu madre siempre estuvo presa en ese lugar, cuando tu comenzaste la empresa, ya sabíamos que estabas caminando con tus propias piernas y de esta forma, estuvimos listos para la separación.
– ¿Por qué ahora? – preguntó Armando. – ¿ Por qué solo ahora me entero de esta situación?
– Porque no quiero que vallas al encuentro de tu madre y escuches otra versión. Tú madre y yo ya no nos amábamos, solo quedaba separarnos. Y si tu realmente estas decidiendo volver a esa ciudad, entonces vete en paz.
– ¿Estás seguro de tus palabras papá?
– Tú eres mí único hijo y además hombre, no estoy contento de perderte, pero no puedo
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