Taras Bulba Es una novela corta que narra las vivencias de Taras Bulba, un viejo y experimentado cosaco que instruye a sus dos hijos, Ostap y Andrei, en el arte de la guerra.

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El judío accedió a la misión propuesta y esconde a Bulba en un carro con la finalidad de llegar a Varsovia – capital de Polonia- y ver a Ostap. Generaron un plan para que el padre pudiera ver a su hijo en prisión pero no lograron sobornar a un carcelero por lo que sólo pudieron ver el suplicio al que fue condenado Ostap. Cuenta Gogol que el hijo cosaco no dio señales de dolor ante la tortura ejercida; sin embargo, cuando decaían las fuerzas del muchacho, Ostap sólo deseaba la presencia de un hombre viril que pudiera reconfortarlo en la palabra. El joven exclama antes de morir:

“- ¡Padre! ¿Dónde estás? ¿Me oyes?

- ¡Te oigo! –resonó en medio del silencio general, y un millón de espectadores estremecieron a la vez.” (Ibídem; p. 145).

Así vuelve el coronel Taras, reconfortando a su hijo antes de morir y anunciando su venganza contra los polacos, no dejó huella al escapar y unos meses después regresaría con todo el Ejército cosaco –más de ciento veinte mil efectivos- a inundar las tierras polacas. Se dice que el regimiento de Taras era el más temido por su fiereza pues no daba salvación a ningún enemigo. El hetman (gobernador) polaco Mikolaj Potocki fue el responsable de combatir a los ucranianos con un gran ejército. Se dice –En “Las Crónicas”- que no pudo con la avalancha cosaca viéndose reducido y sitiado en el poblado de Polónnoie, obligado a negociar por su vida e intermediando el clero ruso que se hallaba en la aldea para su bien. Así se firmaron los acuerdos de paz que después se quebrantarían y traicionarían a los ucranianos. El único que no respeto la ley fue el regimiento de Taras Bulba que arremetió dieciocho poblaciones y cerca de cuarenta iglesias católicas, llegando incluso a aproximarse a Cracovia. Fue el propio Potocki quien dio alcance al coronel cosaco quien murió quemado gritando a su regimiento sus últimas órdenes que sirvieron para que lograran escapar de los polacos.

Como he leído en algunas reseñas cuando intentaba contextualizar la obra, el significado que denota el ícono de Taras Bulba expone el nacionalismo del pueblo ucraniano, no de la aristocracia pues queda explícito la poca importancia que el protagonista les da, el referente es el campesinado libre ucraniano, aquel que no es querido por los rusos pero que lo utilizaron para defender sus propias fronteras de los musulmanes y de los católicos; tampoco es querido por los polacos pues no comparten la misma religión y, por lo tanto, las mismas costumbres y mucho menos es querido por los musulmanes pues con ellos existe una guerra religiosa.

El campesinado ucraniano es enaltecido en esta novela corta pues se rodea del romanticismo narrativo pero también del realismo que cada vez se abre paso; esto da como resultado la descripción heroica del nacionalismo ucraniano que no deja de lado esas partes salvajes inertes al ser humano.

En los primeros capítulos se describe muy bien el patriarcado y el desprecio hacia la figura femenina. La madre es relegada a ser servidumbre del padre y de los hijos pero se le da un buen lugar al cariño y cuidado maternal.

Los hijos, coprotagonistas de la obra, resultan ser la juventud inexperta, el orgullo de los viejos. Hijos de un coronel reconocido y con posibilidades, son instruidos en la Academia donde se les dan conocimientos que no utilizarán pues se les niega la posibilidad de adentrarse a la sociedad. Resultan ser las buenas astillas del padre y sobresalen de entre otros por sus hazañas cosacas. Ostap es el hijo que obedece al padre, el que asimila todos los conocimientos y no los cuestiona, el que lidera, el que emprende. Andréi, es el hijo impulsivo, aquel que no piensa, aquel que sólo siente y por ello cae en su desgracia, el amor.

Taras es un viejo guerrero y su ética se sintetiza así.

“Estimaba que había tres casos en que era de rigor recurrir al sable: si los comisarios faltaban al respeto a los jefes cosacos y permanecían cubiertos ante ellos; si cualquiera ultrajaba la fe ortodoxa o cometía irreverencia contra las leyes de sus abuelos y, por último, si se trataba de impíos y turcos, contra los cuales creía permisible usar las armas en todo momento, para mayor gloria de la cristiandad.” (Ibídem; p.11-12).

Esta era la ley de su existencia, un roble nacido para pelear, para comandar, para emociones fuertes. Nómadas asentados a la fuerza que se desprenden fácilmente de sus pertenencias. Admiradores de la fuerza y la estrategia militar, su jerarquía se limitaba a estos valores. Bandidos semiorganizados estrictos para la guerra. La religión era su única moneda de salvación. No entendían de aristocracia ni de tratados; la fuerza era su única ley. Amaban su tierra y eran celosos con sus costumbres.

Considero que estos campesinos son los predecesores del anarquismo de Makhnov.

Bibliografía

Gogol, Nikolái (s/a), Taras Bulba, Moscú, URSS, Ed. Progreso, Tercera edición.

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