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Aura -es una novela corta, obra del ganador del Premio Cervantes, el escritor Carlos Fuentes

Enviado por   •  10 de Enero de 2019  •  2.997 Palabras (12 Páginas)  •  695 Visitas

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- Sexo

“…caes sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama…sus rodillas abiertas,…, Aura se abrirá como un altar.”

En este ambiente tiene que ver mucho el sexo y la religión debido a que en el evangelio de Juan, capitulo 13, se narra que en la noche en que Jesús fue aprehendido lavó los pies a sus discípulos. Las referencias del relato identifican a Aura con Cristo. El hecho de Aura lave los pies de Felipe Montero es una simulación del lavatorio evangélico. Por otro lado, la oblea es la hostia, el cuerpo de cristo; y Cristo mismo, ese Cristo de madera negra, presencia la escena erótica. Aura quiebra la oblea en sus muslos desnudos, muy cerca de su sexo, ofrece la mitad a Montero éste la come y cae sobre ella, Es decir luego de su comunión, Montero se sube en Aura, que queda abajo, con los brazos extendidos, como Cristo, y ella misma se convierte en altar, es decir, en el cuerpo que Montero penetrará: “Aura se abrirá como un altar.”

Según la religión.

La relación entre religión y sexualidad implica una moral sexual, entendida no tanto como parte de la moral general o común a todos, sino como la parte de la moral religiosa que implica restricciones u obligaciones al comportamiento sexual humano. Varían enormemente en el tiempo entre unas u otras épocas, así como entre distintas civilizaciones o las normas sociales, los estándares de conducta de las sociedades en cuanto a la sexualidad, suelen ligarse a creencias religiosas de una u otra religión.

De acuerdo con esto, la mayor parte de las religiones han visto la necesidad de dirigir la cuestión de un papel “propio” de la sexualidad en las interacciones humanas. Diferentes religiones tienen diferentes códigos de moral sexual, que regulan la actividad sexual o asignan valores normativos a ciertas acciones o pensamientos cargados de contenido sexual.

- Reencarnación

“Hundirás tu cabeza, tus ojos abiertos, en el pelo plateado de Consuelo,…, se lleve en el aire, por algún tiempo, la memoria de la juventud, la memoria encarnada.”

“-Volverá, Felipe, la traeremos juntos. Deja que recupere fuerzas y la haré regresar.”

El amor es la fuerza más poderosa del Universo.

Ni siquiera el tiempo, el nacimiento, la muerte pueden destruir los lazos del amor. La separación física de los seres queridos es transitoria, la comunicación siempre continúa en otros niveles.

Aquellas personas que se conocieron y amaron en el pasado reencarnan en el futuro. Aunque no recuerden sucesos de sus vidas pasadas se sentirán fuertemente atraídos uno por el otro. En cada nueva reencarnación el amor se profundiza y poco a poco va creciendo para ser cada vez menos egoísta, más desinteresado hasta que después de muchas, muchas vidas, es perfecto.

Todas las antiguas culturas y civilizaciones, tuvieron su disposición mecanismos de conocimiento que vieron esta posibilidad de la reencarnación como cosa fáctica.

Por ejemplo. En América, entre los aztecas, existía la creencia de que el alma volvía de nuevo a este mundo. Decían que los hombres que morían, pero que estaban muy aferrados a la Tierra, quedaban presos del encanto de la Tierra.

Pero sostenían que las almas que se habían liberado del mundo, las que ya no tenían apegos en el mundo, las que creían que había “algo más” y más lejano, iban a lo hoy llamaríamos la fotosfera del sol, es decir, que iban a vivir en la luz, como colibríes bajo la forma de Huitzilopochtli.

Los antiguos egipcios creían también que los hombres podían reencarnar. Todo hombre, cuando moría, tenía una prueba que transcurría en el Audat. El Audat, suerte de purgatorio, era un lugar donde se pesaba el corazón del difunto en una balanza, y se le hacían una serie de preguntas a las que debía contesta. Aquellos que eran sufrientemente sutiles podían llegar al Amen- Ti, o sea, a la Tierra de Amón, el lugar mágico donde cada uno encontraba lo que quería encontrar. El lugar maravilloso donde los lotos no se cierran jamás; donde las barcas no se hunden; donde los besos no se traicionan; donde los alimentos no se corrompen; donde las palabras no se pierden; donde todos los hombres tienen el don de lenguas y se entienden… Pero aquellos que careciendo de esta fuerza espiritual, quedaban presos en las ansias de volver a la Tierra, no podían pasar el Audat y tenían que regresar otra vez a las experiencias terrestres.

Lo mismo nos indican los chinos, los griegos, los romanos.

Incluso los primitivos Cristianos, hasta el concilio de Trento, van a tener en algunas de sus líneas de conocimiento, la afirmación de que los hombres vuelven a la Tierra, e incluso de que Jesús- Cristo era una suerte de reencarnación de uno de los profetas anteriores. Vemos, pues, que este argumento se pasea por toda la historia.

- Conclusión

En resumen se puede decir que aunque la obra y su contenido son un poco confusos y difíciles de entender al principio, pero hacia que te adentraras a tu imaginación para poder interpretarlo, haciéndote creer que eras uno de los personajes principales, para poder comprenderlo mejor primero empecé a buscar su definición y así sucesivamente; absolutamente es interesante; y más al hacer este ensayo y ponerte a investigar los varios aspectos que te menciona el libro, te das cuenta de muchas cosas que ciertamente ignorabas.

Además que también te hace ver la realidad en el mundo en que vives y en cómo han cambiado las costumbres que antes se tenían.

Aunque es una novela muy corta, se podría encontrar y hablar sobre mucho más aspectos y puntos que serían interesantes de analizar.

Sondeando brevemente, y solo a través de la carga simbólica de los personajes y que lo circulan, nos percatamos que una de las inquietudes de la novela de Aura, gira en torno a esa necesidad de perpetuarse (juventud convocada por el desdoblamiento del deseo, reencarnación del alma), para no dejar de ser lo que se fue y es (continuidad de la historia personal, búsqueda del tiempo cíclico). Una insistencia en la inmovilidad de las cosas y el tiempo, hay que recordar que el afuera (la ciudad, el exterior de la casa) avanza en un caos indiferenciado y agresivo, es un mundo de concepciones temporales; mientras que la casa, ese universos femenino, es un gran espacio para la preservación

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