Tema de un papel de la mujer en la obra Jarrapellejos
Enviado por poland6525 • 19 de Octubre de 2018 • 3.629 Palabras (15 Páginas) • 509 Visitas
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¡Qué uñas, Dios, las de Ernesta! ¡Qué pies!...¡Descalza pudiera ir a las visitas!... Ahora sí, comprendíase que una mujer no se lavotease y perfilara tanto, a no ser para... desnudarse con los novios...
De esta manera, la mujer tiene que casarse con cualquiera que le proponga el matrimonio (en el caso de Ernesta es un conde viejo) si no quiere quedarse para vestir imágenes (Zamora Calvo, 1998). Y si además sabe guardar secreto, tiene mucha más libertad en el matrimonio. De esta manera la boda sirve solamente para cubrir la moral hipócrita de muchas parejas y no tiene que ver con el amor en absoluto.
Para concluir este apartado me apoyo en la dicotomía María-Eva de la que habla Zamora Calvo (1998) en su obra. Consta que la mayoría de las mujeres en la obra juegan el juego de doble papel. Mientras que para la sociedad son Marías, vírgenes e ingenuas; en sus vidas privadas se convierten en Evas, orígenes de pecado. Todo esto a causa de su sexualidad oprimida en el ambiente sexofóbico de aquel entonces, donde el deseo carnal no encaja en las prácticas de las familias buenas y honradas.
El mundo de las mujeres y su importancia en la obra
Aunque pueda parecer que la obra Jarrapellejos es una denuncia del caciquismo que se desarrolla ante todo en torno a los hechos de don Pedro y de otros hombres de La Joya, es sumamente interesante observar los destinos de las mujeres también.
A pesar de no poder intervenir en la vida pública, las mujeres manejan las vidas de los hombres desde dentro. Se crea entonces una especie de vida privada y secreta de La Joya donde mandan ellas y de la que no se enteran todos igualmente. Las mujeres son muchas veces las que se saben toda la verdad, mientras que otros, incluso los jueces, barajan varias posibilidades de cómo se pudieron llevar a cabo algunos hechos. Esto les da el privilegio de poder decidir si van a revelar la verdad o no, con lo cual pueden mover la ficha en el mundo público.
Nos sirve de ejemplo el caso de Purita Salvador que se acostó con un campesino a pesar de que su madre y todos los joyenses se pensaban que tenía una enfermedad y no sabían que estaba embarazada. Al final, cuando tras su operación se revela que lo que tiene no es una hidropesía sino un embarazo, solo pocos saben con quién tiene el bebé realmente. Así tiene previsto solucionar el fallo de su hija la madre de Pura:
Mujer de altas diplomacias, que creía el mundo sometido a sus arbitrios, que todo había tenido que resolverlo siempre en su hogar, por encima de aquel listo tonto marido juerguista y jugador, lleno de desaprensiones, se tiró de pronto del lecho, vestida como estaba, a fin de enviarle a Gil Antón un telegrama concebido en esta forma: «Ven primer tren. Urgentísima tu presencia para asunto grave que puedes suponerte».Llegar mañana, él; casarlos pasado... y no haber dejado durar sino cuarenta y ocho horas el escarnio de esta bomba de indecencia por el pueblo.
Se hablaba del escándalo por todo el pueblo. Surgen muchas posibilidades de quién podría ser el bebé, pero solo Pura y su madre saben que la niña que está esperando es de un campesino.
Honda impresión causaron tales declaraciones en el corro numeroso. Los pesimistas, defendiendo a Gil, se pronunciaron, desde luego, contra la farsa de que intentaran hacerle víctima Pura y la lagarta de la madre. Los optimistas, sin atacar a nadie, antes al revés, tomando incluso la defensa de Barriga [...], opinaron que coexistirían la hidropesía, de ocho meses, y el embarazo, de tres únicamente; así, tendrían razón Carrasco, Barriga, Gil y todo el mundo, extraviados por una simple confusión. ¿De quién, si no, habría de ser el embarazo de Purita?
La fuerza interior de las mujeres es posible verla también en los cotilleos que corren por el pueblo y que le llevan a Pura hacia una muerte civil.
Mas no bastaba el castigo de los individuales desprecios, y una tarde, a fin de determinar la conducta de las personas decentes de La Joya con respecto a aquella desdichada Pura y su familia, en casa de Orencia, y convocadas y presididas por Orencia, se reunieron las muchachas. Unánime el acuerdo: «NO DEBÍAN SALUDARLAS NUNCA, AL CRUZARLAS POR LA CALLE; MENOS AÚN DEBERÍAN VOLVER A PISAR MÁS UNA CASA DE INDECORO». Algunas derramaron llanto por la torpe ex amiga infortunada.
Lo mismo le pasa a Ernesta a la que tienen por una mujer que se acuesta con cualquiera tal y como pudimos ver en el caso comentado. Esto le sirve al autor para criticar la vacía vida llena de trampa y frivolidad propia de las mujeres ricas, comportamiento que las convierte en las guardianas de los principios transcendentales de la sociedad (Zamora Calvo, 1998).
Dejemos el caso de Pura y Ernesta para hablar de otros numerosos casos en los que las mujeres venden su virginidad para ganar un poco de dinero. Este es el caso de Petra cuya madre ha vendido su virginidad ya muchas veces para mantener a la familia. Parece que las mujeres realmente pueden intervenir y decidir solamente en los casos donde se trata de las cuestiones sexuales, creando así su propio “comercio con la virginidad”.
El hecho de que Isabel pueda mantener su honra y reservar su virginidad a su amor verdadero a pesar de los problemas financieros que tiene su familia es realmente una excepción. Aunque su honra nunca valdrá lo mismo que la honra de los hombres.
Siquiera un poco -concretó Jarrapellejos, en paso pleno a la franquezaporque no es igual lo que llamáis «vuestra honra» las mujeres, y lo que llamamos los hombres «nuestra honra». Rompiendo la mía, expondríame al escarnio de la pública opinión y al castigo de las leyes. Disponiendo Isabel libremente de la suya, ¿qué arriésgase?... ¡nada! Al revés... hubiera de ganar, en todos los sentidos.
Este ejemplo es la clara denuncia de lo poco que se aprecian los valores tradicionales en La Joya y de lo poco que vale una mujer en comparación con un hombre. Al fin y al cabo, si no fuera por el pudor de Isabel, esta no moriría.
Concluido este apartado podemos decir que el poder de las mujeres en esta obra consiste ante todo del cotilleo y erotismo que sirve de base para el desarrollo de otras actividades y de la vida social.
Mujeres como seres eróticos
Mencionado el erotismo que está presente en la obra cabe destacar que aunque Trigo sea considerado muchas veces “el padre de la novela erótica española” (Castañar, 1979), este no es el tema principal de sus obras. Jarrapellejos no es en ningún sentido una obra erótica y parece más bien que las escenas eróticas
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