Trabajo lengua castellana.
Enviado por tomas • 11 de Abril de 2018 • 6.067 Palabras (25 Páginas) • 571 Visitas
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Consiguió sobrevivir, aún le faltaba mucho por pagar y muchas cosas por aprender, pero poco a poco se estaba convirtiendo en toda un ladrona, también aprendía a alimentarse a soportar el dolor y un sinfín de cosas muy diversas pero no aprendería a leer, ni escribir. A pesar de que tenía que obedecer a Klaus en el fondo le debía su gratitud puesto que sin él no habría sobrevivido, jamás habría llegado a cumplir siete años, no estaba rellenita como las niñas de la alta sociedad pero tampoco se le notaban los huesos tanto como cuando era pequeña, aunque siempre se acentuaban en las épocas de escasez. Lilian desconocía su origen pero sus padres debían provenir del sur como delataba su tez aceitunada y su larga melena negra que contrastaban con unos ojos verdes. Cicerón tampoco era romano pero a diferencia de todos los niños y jóvenes que tenían Klaus a su cargo era el único que no había nacido en roma pero jamás hablaba de su vida antes de llegar a Roma o más bien antes de unirse a Klaus con ocho años, ahora tenía diez y sin duda era el mejor. Se parecía mucho a Lilian solo que sus ojos eran grises, muy alto para su edad y a pesar del hambre tenía un cuerpo mucho más atlético. No solían coincidir mucho. Lilian aún era una aprendiz, andaba sola como era costumbre al principio y se dedicaba hacer los trabajos más simples y mediocres, Cicerón ya andaba en grupo y tenía otros tipos de trabajo. Sin embargo se guardaban un poco de cariño desde hacía uno o dos años, dado que Cicerón había evitado que Lilian regresara con las manos vacías y así poder evitar la ira de Klaus. Cicerón quería que sobreviviera y para ello era necesario aprender aunque fuera así
¿Llevas mucho rato despierta?-Cicerón se encontraba al lado de la chimenea reavivando el fuego, siempre se encargaba él, le encantaba recolocar la madera o juguetear con las cenizas mientras se quedaba absorto con las llamas. Lily se desperezaba en la cama y se cambiaba la túnica
-Un rato, voy a preparar algo para desayunar- cogió los dos últimos trozos que quedaban del pan de los días anteriores, un poco de queso y unas uvas. El queso lo colocó sobre el fuego para que se derritiera y untarlo sobre el pan, era la única forma de poder comerlo. Envuelta con un manta se arrejunto a Cicerón y se repartieron las uvas
-¿Hoy tienes trabajo?- inquirió Cicerón, Lilian asintió
-Tendré que marcharme en un rato, pero no creo que llegue muy tarde- él resoplo y volvió a concentrarse en el fuego, no era ningún secreto que odiaba ese trabajo y odiaba a Galba, aunque Lilian también lo detestaba.
-Tengo noticias de Klaus, no tardará en venir-Bajó la voz e intentaba transmitir el resto de información- Marco… ha…-Lilian no necesito más lo atrajo hacia sí y dejó que se apoyará en su regazo, tenía los ojos vidriosos pero ambos sabían que no lloraría, permanecieron así todo el tiempo que les fue posible. Finalmente Cicerón recogió su cazadora y sus botas. Pero no el cuchillo siempre lo llevaba encima.
-Deberías quedarte en casa, puedo conseguir algo para comer
-No- le corto tajante- Es como los demás
-Cicerón, no finjas, era tu amigo, es normal estar dolido-Lilian se acercó y le cogió de las manos, pretendía convencerle para que se quedara en casa
-Era lo esperado, sabíamos que solo era cuestión de tiempo- no fue capaz de mirar a Lilian sabía que ella no le creía
-Pero…
-Lily, déjalo-se movió suavemente y se soltó. Había terminado, Lilian no insistiría más se dio cuenta que Cicerón necesitaba estar solo. Cicerón se marchó y Lilian tardó un rato se aseguró de que no estaría por los alrededores y salió
De camino al trabajo no pudo evitar acordarse de Marco, recordaba la última vez que le vio hace cinco años los días en los que su vida había cambiado por completo, porque la guerra lo cambia todo. Hace los números pero antes de empezar ya sabe la respuesta que solo quedan cinco del grupo original: Julio, Cornelia, Tiberius, Cicerón y ella. Julio es un completo desconocido, aunque Cicerón tiene hablado algunas veces de él, y lo cierto es que no demasiado bien, luego está Cornelia se habían encontrado un par de veces pero nunca entablaron conversación aunque era amiga de Cicerón y por último Tiberius a ese si le conocía, un chico dulce algo imposible de encontrar en aquel grupo, era sorprendente que sobreviviera. Y entonces recordó algo, Julio era el único que había comprado su libertad y por eso a pesar de que no le conocía le detestaba porque significaba que solo quedaban cuatro así que Klaus incrementaría el pago imposibilitando aún más que pudieran comprarla, por no ayudarles y lo que era obvio le envidiaba. Se paró un momento, ya había llegado al trabajo y durante un momento se quedó mirando aquella ciudad que se había convertido en su hogar. La guerra lo trastoca todo, las normas los tratos todo queda invalidado y era en ese justo instante cuando él la había comprado, cuando los había comprado.
Realmente había sido un día aburrido, relajado pero aburrido. Sin clientes por lo que su única distracción eran los continuos llantos y monólogos de Galba sin añadir las numerosas broncas, hacía ella, hacía un simple instrumento más de su negocio nada más. En la casa Cicerón le esperaba con la cena preparada, había un conejo encima de las mesas con un par de manzanas ambos sabían que era un lujo que no se podían permitir pero ninguno pondría pegas. Cicerón estaba balanceándose mientras jugueteaba con un par de ramitas y su cuchillo, sonreía como siempre, Lilian aún desconocía algo que pudiera borrarla del todo si difuminarla pero siempre estaba ahí. Fuera como fuera Cicerón era un superviviente nato, no era de los que se aletargaba en su dolor, le dedicaba unos instantes y después seguía adelante realmente todos ellos habían aprendido a hacerlo, aunque pocas cosas podían afectarles en parte porque se lo habían enseñado y al fin al cabo eran huérfanos y esclavos en resumen no tenían nada. No hablaron mucho durante la cena ambos estaban hambrientos, luego hacían comentarios sobre sus respectivos días, tan pronto como Lilian le contaba algunos de los llantos de Galba Cicerón lo imitaba en tono burlón. Y así poco a poco se fueron quedando dormidos, Lilian fue la primera en acostarse, Cicerón empezó a preparar el fuego para que durara toda la noche, era uno de los pocos momentos en los que la expresión de Cicerón se volvía algo sombría, Lilian se preguntaba si le traía recuerdos del pasado pero nunca se había atrevido
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