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VALLE-INCLÁN

Enviado por   •  8 de Enero de 2019  •  7.741 Palabras (31 Páginas)  •  305 Visitas

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2.-Los que se centran en la intimidad del poeta y que revelan una sensación de malestar frente al mundo que recuerda a los románticos: la melancolía, la tristeza, la sensualidad, lo otoñal, lo crepuscular, y sobre todo el amor, que aparece de una manera delicada y referido a una amada idealizada, que raramente corresponde al poeta.

b) Las formas.- El Modernismo significa sobre todo una profunda renovación del lenguaje y de los recursos expresivos, tanto del lado de lo brillante y sonoro como del lado de lo delicado y suave. Y es que los modernistas tienen un prodigioso manejo del idioma, tanto en fonética como en léxico, como en el uso de adjetivos ornamentales, en la utilización de símbolos, imágenes y sinestesias, del color, de la musicalidad, etc.

En cuanto a la métrica, el enriquecimiento es inmenso. Sus versos preferidos son el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo, muy poco usados hasta entonces. Y las innovaciones estróficas alcanzan una gran diversidad.

La gran figura del Modernismo hispanoamericano fue el nicaragüense Rubén Darío, que llegó a España en 1892 y muchos jóvenes poetas quedaron fascinados por el talento y la personalidad del nicaragüense, al que consideraron desde entonces su maestro.

LA GENERACIÓN DEL 98

1.- El término “Generación del 98”

La etiqueta de “Generación del 98” se ha aplicado tradicionalmente a un grupo de escritores de finales del siglo XIX, coetáneos de los modernistas, que tienen en común unas preocupaciones similares respecto a la realidad social, histórica y cultural del momento en que vivieron, al margen de sus diferencias individuales.

A Azorín debemos la popularización del nombre en 1913, pero no lo inventó él, sino que recogió un término ya en uso, con el que se pretendía significar que este grupo de intelectuales estaban muy preocupados por la situación española del momento, y se tomó la fecha del 98 porque en ese año se perdieron las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), hecho que vino a simbolizar el punto culminante del hundimiento español. De manera general, los autores que se consideran como pertenecientes a este grupo son: Azorín, Baroja, Maeztu, Unamuno, Machado y Valle-Inclán.

2.- Temas

Los miembros de la Generación del 98 manifiestan dos grandes preocupaciones en sus obras: el tema de España y los problemas existenciales.

2.1.- El tema de España

El problema de España es uno de sus temas centrales. No aceptan la España de su época, pero no se enfrentan a ella desde un punto de vista revolucionario, sino idealista. Es una actitud que trata de dar soluciones filosóficas y morales a temas concretos. Se pretende recuperar la “esencia” de España en el pasado para, a partir de esa recuperación, dar soluciones de cara al futuro.

Resultado de su profundo amor a España es la identificación de estos hombres con el paisaje castellano, aunque ninguno de estos autores había nacido en esta zona. Recorrieron toda España, pero les atrajo particularmente Castilla, en la que ven la esencia de lo español. Así, el paisaje no es para estos escritores algo que se ve, sino algo sobre lo que se medita, por lo que no lo plasman de manera realista, sino subjetiva puesto que proyectan su espíritu sobre él. Y entre el hombre y el paisaje se encuentra siempre la historia, que fue continuo motivo de meditación, y más aún lo que Unamuno llamó la "intrahistoria", es decir, la vida callada de los millones de hombres sin historia que, con su trabajo diario, construyen la realidad histórica profunda. Así, desentendiéndose del pasado inmediato, los noventayochistas van a buscar el alma de España en su tradición, en su lengua, en el fondo del pueblo, en sus grandes creaciones literarias, en el ambiente de las viejas ciudades y de los pueblos.

2.2.- Los problemas existenciales

Igual que los modernistas, sienten un desasosiego como consecuencia del mundo que les ha tocado vivir. Se preguntan sobre el sentido de la existencia del ser humano, el paso del tiempo, la muerte... y, al no hallar respuestas, padecen una profunda angustia vital. La religión es uno de sus temas más recurrentes (aunque la mayor parte de ellos fueron agnósticos), y así, aunque critican a la Iglesia, se dirigen a Dios, angustiados, preguntándole por la vida y la muerte. El autor que trató estos temas con mayor intensidad y desolación fue Miguel de Unamuno.

3.- Estilo

Sus esfuerzos por renovar la poesía y la prosa son simultáneos a los del Modernismo, pero no por ello sus intereses son idénticos, pues mientras la renovación modernista es esencialmente estética, los noventayochistas, en cambio, subordinan la forma al contenido: mediante sus escritos pretenden conmover a las personas para transformar la realidad, y para ello buscan expresarse con la mayor eficacia posible.

Los autores del 98 contribuyeron poderosamente a la renovación literaria de principios de siglo. Reaccionaron contra la grandilocuencia o el prosaísmo de la literatura que les había precedido. Sintieron devoción por la literatura medieval ("Poema del Cid", Berceo, el Arcipreste, Manrique). Entre los clásicos, mostraron especial predilección por Fray Luis, Quevedo y sobre todo Cervantes. Entre los autores más próximos a su generación, reconocieron a Larra, Galdós, Bécquer y Rosalía.

Con tal formación, el grupo del 98 aportará notables novedades en la lengua literaria. La primera nota común de estos autores es la voluntad de no quedarse en la forma, sino de ir a las ideas, al fondo.

Pese a las naturales diferencias entre sus miembros, lo más común a su estilo podría ser el "sentido de la sobriedad". Así, en todos se aprecia una voluntad antirretórica, pero a la vez un exigente cuidado de la forma, para huir del prosaísmo.

Otro rasgo común, y muy importante, es el gusto por las palabras tradicionales y locales. Estos escritores se imponen el deber de ensanchar el idioma, y en sus obras se pone en circulación un enorme caudal léxico que recogieron en los pueblos o desenterraron de la literatura antigua, llevados de su amor a lo castizo, a ese pueblo protagonista de la intrahistoria.

III.- EL CONTEXTO TEATRAL

En el primer tercio del siglo XX, el público que acude a los teatros pertenece fundamentalmente a la burguesía y, en menor medida, a la nobleza. Queda excluido de

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