Desarrolo Moral, Etica y Valores..
Enviado por Ledesma • 20 de Mayo de 2018 • 2.642 Palabras (11 Páginas) • 834 Visitas
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4.3 Valores Tema que resultó ser para el grupo informante, el de mayor confusión y a la vez considerado una necesidad para ser estudiada más a profundidad. Se desarrolla tomando en cuenta que éste es un término conceptual propio del desarrollo moral y por ende no puede verse de manera aislada, aunque para efectos de comprensión conceptual, se analiza separadamente. Para Rugarcía (s.f.), un valor es algo a lo que se decide dedicar la vida o parte de ella y se constituye como algo que le da sentido a ésta. Cabello, (1999:115) por su parte afirma que un valor, “se aplica a aquello que es Revista Educación 28(2), 2004 100 Revista Educación 28(2), 2004 valioso y que constituye el fundamento por el cual hacemos o dejamos de hacer una cosa en un determinado momento”. De esta manera, se definen los valores como aquellas actitudes mostradas por las personas, basadas en principios personales considerados positivos, que dan sentido y rigen la vida del ser humano. Existen valores individuales y sociales; es así como en algunos casos; aparecen y desaparecen de acuerdo con el momento histórico y con las diferentes culturas propias de las sociedades existentes, los valores también responden a una especie de moda. Toda persona desarrolla su moral desde la infancia y durante las diferentes etapas del ciclo vital, por lo que sus creencias varían y se hace necesario construir y reconstruir una escala de valores que le permita dinámicamente dar sentido unitario a la vida. La construcción de valores responde a una serie de procedimientos propios de un aprendizaje transgeneracional, patrones familiares y sociales transmitidos entre generaciones que muchas veces producen dilemas intrapersonales entre lo aprehendido, lo asumido y lo propio. De ahí que para elegir los valores propios de su personalidad se requiere de madurez y discernimiento; identificar lo malo y lo bueno, es decir aquello que produce malestar y lo que produce bienestar. Esa escala de valores se construye en espacios de reflexión individuales y colectivos, en los cuales las personas sean capaces de elaborar concepciones en forma racional y autónoma acerca de los principios de valor. Compartir, darse tiempo, conversar, buscar conexiones le permite al ser humano aumentar el conocimiento y la capacidad de discernir entre lo socialmente aceptable y lo que no, para poder practicarlo. Al aprehender un valor se establece un compromiso con él, se generan y refuerzan actitudes relativamente estables hacia pensar, sentir y comportarse en consecuencia. Por otra parte, se desee conscientemente o no, la conducta particular de docentes y adultos enseña y forma a otros, da pie a comportamientos determinados. Por lo tanto, no existe una educación libre de valoraciones, puesto que éstas se sustentan en toda convivencia e interacción interpersonal, tal como lo afirma Cabello (1999:30). “educar en valores consiste en permitir que se den las condiciones necesarias para que cada persona descubra y realice la libre elección entre aquellos modales y aspiraciones que le pueden conducir a la felicidad”. El mejor método individual para la aprehensión de valores, es el de Lonergan, recomendado por Rugarcía (s.f.), quien propone establecer juicios de valor pasando por la emisión de juicios de verdad: a) atender; estar pendiente de algo b) entender conducente a comprender; c) juzgar, establecer si algo es así o no; y d) decidir, una vez valorado si alguien o algo vale la pena o no. Las personas aprenden, deciden, resuelven y producen aparentemente sin un sentido aprehendido adecuadamente. Y, más bien para Cabello (1999) supone un proceso que lleve a potenciar a la persona para que pueda orientarse y con suficiente capacidad construir racional y autónomamente sus valores, y de la misma manera pueda diferenciar situaciones que le suponen conflicto de valores. Por lo tanto, si todo lo que ocurre, enseña y transmite valores, como lo señalan Cabello (1999); Rugarcía (s.f.), es necesario comprometerse con la formación en valores en toda institución educativa y contar con estrategias para desarrollar programas de educación en valores en los tres ámbitos de trabajo educativo, que son: un espacio curricular específico, un trabajo interdisciplinario y una acción transversal, aunque esto resulte arriesgado porque se debe incursionar a la vez con los métodos, la población docente y la comunidad. Educación en valores no puede caer en obligaciones que desvirtúan la formación moral. Cuando se consideran imprescindibles 101 y desde la práctica hasta se intenta obligar la asimilación de algunos, se dice entonces que quienes presionan viven para los valores, en lugar de considerar que se deben tener valores para vivir y transmitir con la acción. El sistema educativo en la actualidad ha dejado de lado la dimensión espiritual, lo que para Frankl tiene mucho que ver con la frustración del sentido de la vida, a raíz de la pérdida de tradiciones, al faltar la dimensión ética espiritual, las creencias y tradiciones lo que se vive es un proceso de instrucción cognitiva, pero no educativa. Se hace necesario pensar en una orientación de libertad, eso implica trabajar el pensamiento crítico, más que transmitir y promover valores específicos. Es descubrir un método eficaz que fomente en el individuo habilidades para el desarrollo de ese razonamiento que se requiere, para emitir juicios de valor y de esta manera, identificar principios positivos necesarios para la sociedad y a la vez permitir a las personas aprender a vivir con sentido y no seguir viviendo como sonámbulas y alienadas. Para lograr el fin básico de la educación y de la Orientación, vista ésta última como educación para la vida, se deben “formar personas autónomas, capaces de darse un proyecto personal de vida valioso y de llevarlo libremente a la práctica”, (Pérez, 2000:29).
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