¿EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO SE CONSTRUYEN TEORÍAS DEMOCRÁTICAS LEGÍTIMAS?

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En una verdadera democracia los ciudadanos autónomamente y sin ser presos en cohesión e a interferencia deben elegir sus representantes políticos y esta debe basarse en el principio de mayoría relativa, donde la mayoría tiene derecho a mandar pero respetando los derechos de la minoría.

La democracia será gobernante cuando hay elecciones, cuando se vota teniendo en cuenta que las elecciones son las que expresan la opinión pública. Las elecciones deben ser libres pero también las opiniones debe ser libremente formadas, cuando las opiniones se imponen las elecciones no puede ser libres. La democracia no consiste en el simple hecho de ir a votar y elegir unos representantes, la democracia es sobre todo discusión pública, por tanto debemos tener en cuenta que las elecciones son una condición necesaria pero no suficiente de democracia, puesto que en muchos casos los países dictatoriales realizan elecciones periódicas, pero estas no son ni libres ni transparentes ya que el electorado no forma autónomamente su opinión para elegir su gobernantes, sino que este es influenciado por el grupo de gobierno o simplemente las elecciones son manipuladas.

Luego de haber transitado por estas concepciones retomo el interrogante:

¿En el mundo contemporáneo se construyen teorías democráticas legítimas?

No puede legitimarse una democracia donde el gobierno controle con mano de hierro a los medios de comunicación, cuando una clase dirigente quiere perpetuarse en el poder anulando al máximo la acción de la oposición política, cuando las grandes multinacionales tienen a menudo más poder que los países y sus decisiones pueden afectar más a los ciudadanos que las de los propios estados. Por poner un ejemplo, fijándonos en Navarra (España), podría afirmarse que la multinacional alemana Wolkswagen, de la que en buena medida depende la economía de la región, es más decisiva para el desarrollo de esta comunidad autónoma que el propio Gobierno, elegido por el pueblo. Así las cosas, cualquier decisión que esta empresa pudiera tomar sobre su futuro, como por ejemplo disminuir su producción o incluso abandonar este territorio, sería probablemente más importante que cualquier movimiento del Gobierno.

La participación electoral es un indicador de confianza en el régimen democrático. Pero vemos que los partidos políticos, supuesto centro de la vida pública, están tan desacreditados, que han generado desconfianza por parte de la población hacia los representantes de los ciudadanos, incluso pudiera pensarse que este fenómeno fuera incentivado por una clase política a la que le interesa controlar el poder sin contestación. De este modo, cuanto más al margen de la política se muestren los ciudadanos, tienen las manos más libres para actuar sin rendir cuentas.

El pueblo como agente del sistema, limitado por el bajo conocimiento de sus derechos, no participa de la democracia, o peor vende sus derechos a una clase privilegiada como prestación a un ficticio auxilio de sobrevivencia. Aquí es donde se plantea la importancia de tener claro el objetivo de la educación para el pueblo, con ejercicios que conlleven a pensar.

Los ciudadanos quedan relegados a opinar cada equis años en los comicios. Es el momento en el que la ciudadanía importa. El resto del tiempo el político no cuenta realmente con el ciudadano. La democracia está basada en la participación del ciudadano y lejos de ser marginal, ésta debería ser constante. Bien es cierto que tomar cualquier decisión por referéndum podría resultar poco operativo, pero el mayor número de consultas al pueblo es deseable para estar hablando de una verdadera democracia.

Vivimos en democracia y no debemos confundirla con el hecho de ir a las urnas cada cuatro años, ni tampoco con ver continua publicidad en todos los medios de partidos y candidatos. La democracia refuerza la libertad de elegir, participar, exigir la rendición de cuentas y la transparencia y el Estado de derecho esenciales para ampliar las oportunidades y opciones que tiene la población para vivir mejor, lo que redundará en el desarrollo humano. Así que a pesar de las realidades que vivimos, la tarea de construir la verdadera democracia no termina en el uso del ejercicio electoral, es entrar en el camino de construcción, desde muy temprano, en la familia, en la escuela, en el barrio, en el sitio de trabajo, cultivando una mentalidad participativa y social.

Referencias

- (14 Diciembre 2011) La construcción de la democracia. El nuevo Diario. Recuperado de http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/235919-construccion-democracia/

- Ferrer Corredor (2009) Apuntes para construir democracia moderna en Colombia. Revista U.Rosario, vol.(20) Recuperado de http://revistas.urosario.edu.co/index.php/desafios/article/view/434

- Legitimidad democrática. Democracia legítima.https://www.reddit.com/r/podemos/comments/5k20kh/legitimidad_democr%C3%A1tica_democracia_leg%C3%ADtima/

- Teoría democrática y política comparada. (Guillermo O’Donnell – 2000)

- Weor. ¿Por qué no tenemos una verdadera democracia y cómo podríamos lograrla?

Portal Gnosis. Recuperado de http://www.samaelgnosis.net/preguntas/democracia.html