PLANIFICACIÓN ESTRATEGICA COMO CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO LOCAL

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Esta misma denominada Sistema de marco lógico nos permite identificar la evolución en la ejecución de los proyectos, así también como asegurar que el propósito del proyecto está claramente definido y compartido por todos los actores dentro de la organización del mismo, puntualizar claramente las metas que se quieren obtener y el tiempo que se necesita para la ejecución de ello, se facilita la evaluación de los impactos alcanzados hasta el momento de acuerdo a los objetivos planteados.

Como en todo caso, existen factores externos que dificultan la efectiva ejecución del proyecto pero a su vez también nos permite tener una mejor planeación del mismo y la obtención de herramientas necesarias para manejarlas de la mejor forma donde dichos factores debilitadores se convierten en fortalezas en diseño, ejecución y evaluación de este.

Para la efectiva elaboración del plan estratégico es necesario contar con la participación activa de los actores que harán parte del proceso, para así analizar cada situación dentro del contexto de la organización, este se realiza por medio de herramientas como la matriz DOFA[3] la cual nos muestra con claridad cuáles son nuestras debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas. Este, con el fin de tener una visión global e integral de nuestra verdadera situación dentro de la organización. Asimismo esta nos permite concretar de manera clara acerca de las decisiones que debemos tomar para cada situación determinada que se está presentando.

Otro concepto importante para hablar sobre planeación estratégica y plan de desarrollo es el concepto de desarrollo el cual ha venido evolucionando a lo largo del tiempo y por tal motivo éste tiene diversas posiciones dependiendo la perspectiva de cada uno. [4] Según un artículo redactado por el Periódico “El Colombiano” el concepto desarrollo no es, necesariamente, crecimiento económico, no es la acumulación de capital y no es la industrialización del campo. Entonces, para la ilustrada María Cecilia Múnera, que ha estudiado desde una perspectiva crítica este concepto, define al desarrollo de o para las sociedades como un proceso cuyo principal interés o razón debe ser la reincorporación del ser humano como actor vivo y siempre propositivo en los procesos que lo vinculan a la sociedad. Dicho concepto le apunta al “bien-estar” de los seres humanos, en tanto se les reconozca su participación en los procesos de construcción colectiva.

De la misma forma, lo local se define como un área específica que solamente afecta a dicho espacio.

Siendo así, el desarrollo local es el avance de todas las estructuras, infraestructuras y relaciones al servicio de la población, favoreciendo respuestas integradas para satisfacer todas las necesidades de la población. Cuando hablamos de desarrollo debemos contemplar cada dimensión de las personas dependiendo del ámbito en el que estén inmersas, a su vez teniendo en cuenta su nivel de conciencia, su capacidad de asumir responsabilidades y su actitud y voluntad de compromiso, la población es o debería ser la protagonista activa de los procesos de desarrollo que generen riqueza, trabajo y bienestar para todos.

Con el fin de tener una posición clara acerca del tema, es conveniente hacer relevancia al estudio realizado por los investigadores Gallicchio (2004) y Garofoli (2009)[5], quienes afirman que actualmente prevalecen seis visiones para abordar y dimensionar el desarrollo local. En la primera visión que el autor resalta, se afirma que “el desarrollo local seria todo aquel en el que participan actores en la discusión de los asuntos de un territorio determinado”. Dice Gallicchio que esta perspectiva metódica parte de la idea de que todo es posible desde el territorio. De este mismo modo de acuerdo a lo expresado por el autor, podemos deducir que todo lo que se discute “desde abajo” es posible concebirlo como una propuesta efectiva de desarrollo local.

Si bien es cierto, es indispensable contar con la participación de las personas residentes en el diseño y elaboración de los proyectos estratégicos en beneficio de la misma para su propio desarrollo local integral.

La segunda visión corresponde a una perspectiva neoliberal, que restringe al mínimo la participación del Estado y promueve proyectos que “han estado ceñidos desde una lógica de desarticulación del estado y un traslado de competencias, de forma más o menos difusa a los gobiernos y actores locales”.

Según Gallicchio, la visión del desarrollo se centra básicamente en utilizar el desarrollo local como técnica de análisis, la cual implica utilizar diversas herramientas para acercarse a los problemas territoriales, tales como los sistemas de información geográfica*. Sin embargo, esta visión es restringida porque limita su potencial de cambio, al centrar sus acciones en describir los procesos que ocurren en las localidades sin promover las acciones para propiciar el cambio

La visión que se centra en el desarrollo económico local, enfatiza la dimensión productiva del desarrollo. Consideran que lo económico es lo principal para muchas comunidades. Algunas alternativas que se manejan dentro de esta tendencia, destacan la promoción de las microempresas y el impulso a la competitividad territorial.

Enunció Gallicchio que el desarrollo es concebido como un ordenamiento territorial, corresponde a una percepción que parte del “supuesto de que el territorio no está lo suficientemente ordenado para generar un nuevo modelo de desarrollo”. Así, el tipo de políticas que se proponen es la de promover un mejor y más planeado proceso de ordenamiento urbano.

En tal sentido si se pretende elaborar una política de promoción del desarrollo debe considerar la falta de ordenamiento urbano, pero visto desde una lógica más integral del desarrollo, en la que se incluyan aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales.

Para Gallicchio, la importancia del desarrollo local, no se encierra solo a ejercer una técnica de organización promovida por un grupo de expertos que diseñan estrategias al costado de las personas; al respecto, refiere que el desarrollo local radica en que los actores sociales tengan la capacidad para enfrentar, desde su entorno, los desafíos que atraviesan para poder avanzar en los objetivos prioritarios. Es decir, saber aprovechar el potencial y los recursos existentes en un territorio como una de las condiciones básicas de todo programa de desarrollo local.

Alburquerque (2004) y Vázquez Barquero (2005)[6], señalan que el desarrollo local necesariamente implica un proceso de crecimiento económico y cambio estructural, la cual es el mismo