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Fundamentación de la metafísica de las costumbres y Crítica de la razón practica

Enviado por   •  5 de Junio de 2018  •  1.663 Palabras (7 Páginas)  •  380 Visitas

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Por otro lado, Kant señala que cada motivo tiene un efecto anhelado en el mundo. Cuando lo que nos conduce es el deseo, primero examinamos las posibilidades que el mundo nos ofrece para así seleccionar los efectos que queremos ocasionar. Actuar con la ley moral práctica no sirve así por que el único objeto posible de la ley práctica es el bien. Se debe entender el bien como el propósito de la ley practica y mas no al revés.

Esta confusión de definir la moral en términos del bien en vez de al revés se puede solucionar comparando como erróneamente entendemos el bien como la búsqueda del placer y el mal como la producción de dolor hacia nosotros mismos. El bien, cuando se compara con el mal, es en verdad solo placer. No pasa lo mismo con el bien, en la esencia de lo moralmente bueno. Una persona moralmente buena puede sufrir una enfermedad mala y dolorosa pero no por eso se convierte en una persona mala. Pero si una persona moralmente mala es castigada por sus crímenes, puede ser malo y doloroso para él, pero es justo y bueno en el sentido moral.

La dialéctica acusa a todos los escritores éticos anteriores de haber cometido el mismo error, el error de haber considerado la moral digna de que su objeto en el bien más elevado en lugar de ver el bien más elevado que el que se dirige a la moral. Estos sistemas éticos anteriores estaban condenados al fracaso dado que la voluntad moral no puede ser limitada por un bien superior independiente, así que para pretender algo independiente de la misma sería la de limitar a su vez su libertad. En este mundo de los fenómenos, por otra parte, el mayor bien es que no se encuentra. Sin embargo, ley práctica presupone la creencia de que se logrará entonces su objetivo, en el más alto bien, por lo cual la razón nos obliga a creer que el mayor bien es alcanzable.

Resulta que esto, a su vez, requiere de la creencia en Dios y la inmortalidad; sin Dios, no hay nada quien garantice que la ley moral producirá el mayor bien de la felicidad, y sin la inmortalidad, no hay tiempo suficiente para que alcancemos la moral perfecta. Entendemos así que nuestra libertad únicamente es detectable si se sigue la ley moral y este seguimiento nos libera del control de nuestros deseos; por lo tanto nuestra capacidad de sentir la fuerza de la ley práctica es también la forma en que llegamos a conocer que existe una ley de este tipo.

Por lo tanto, las conclusiones sobre esta ley, alcanzado en el comienzo de la analítica, no son meramente hipotético. En tanto, el argumento de la realidad de la moral y la libertad, Kant invierte el orden de las pruebas que tenía en su Fundamentación antes de la Metafísica de las costumbres, en la que la moral deriva de la libertad.

Por último, en la Doctrina de Método, Kant propone un método para la enseñanza de la moral; es esencial que para enseñar al aprendiz a actuar en conformidad de sus funciones, y no sólo hacia el exterior, conforme a la moral. Kant recomienda que recurrimos a placer natural de nuestro alumno al discutir sobre asuntos éticos que le permitan desarrollar su juicio afirmando diversas acciones morales pretendidas. Por lo cual se nos advierte de no errar, ya sea mediante la presentación de ejemplos de heroísmo exagerado, tales como paradigmas de la moralidad ya que estos no le ayudan al aprendiz en la normalidad, mucho menos los melodramas, los dilemas morales o mediante la presentación de la moral como prudente, ya que entonces el aprendiz nunca va a aprender la moral por sí misma. Con la presentación de ejemplos de la ley moral en calidad pura y sin la ayuda de otros incentivos, el aprendiz aprende, por consiguiente, para entender cómo la ley moral lo puede liberar de la esclavitud a sus deseos.

Comparación

Primero que todo, Kant expone en los escritos que la máxima de la voluntad vale como una ley universal y nosotros mismos somos los que imponemos la ley al ser auto-legisladores. También expone que la voluntad es libre por qué se entiende que no está influenciada por factores externos sino por nosotros mismos y que se gobierna por una ley que no restringe esa libertad. Kant explica que el imperativo categórico es un determinante de la voluntad, pero no puede sobrepasar la forma de la ley porque si es así dependerá de los deseos que el poseedor de dicha ley tenga.

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