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Juana de Ibarbourou: la poetisa del erotismo en la naturaleza

Enviado por   •  22 de Abril de 2018  •  4.413 Palabras (18 Páginas)  •  672 Visitas

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El hecho de estar en el lecho juntos como acto erótico es lo que me lleva a incluir este poema dentro de la selección, pues dentro de sus versos encontramos una referencia a esto mismo; “Espera, no duermas. Esta noche/ Somos los dos un mundo, / Aislado por el viento y por la lluvia/ Entre la cuenca tibia de una alcoba.” (Raíz Salvaje, Noche de lluvia, Ibarbourou,14-15) No solo en este verso se encuentra lo erótico en este poema, ya que más adelante se ve de nuevo esta conexión entre la naturaleza y lo erótico, ahora no como imagen que ayuda a sugerir la desnudes, sino como la que propicia el encuentro entre los cuerpos de los amantes, como se ha visto ya en el anterior verso. Se piensa entonces el lecho como el refugio del frio, que ayuda a sentir la cercanía de la otredad, y volvemos a encontrarnos con el apetito de otredad que desemboca en lo erótico.

Asimismo, uno de los aspectos importantes dentro de este poema es el que trata el verso donde se enuncia: “Espera, no te duermas. Esta noche/ Somos acaso la raíz suprema/ De donde debe germinar mañana/ El tronco bello de una raza nueva.” (Raíz Salvaje, Noche de lluvia, Ibarbourou,14-15) Presenta un episodio de tono sexual, y esto lleva a una escena de matiz erótico. Se debe recordar que la definición de erotismo que se está presentando aquí es la dada por Paz, y él en su ensayo hace entender que lo erótico no puede existir sin el amor y sin el sexo. Esto nos lleva a entender que la relación va de esta forma “el sexo es la raíz, el erotismo es el tallo y el amor es la flor.” (Paz,37) Casualmente Ibarbourou en su poema presenta que los amantes están destinados a ser “El tronco bello de una raza nueva” (Raíz Salvaje, Noche de lluvia, Ibarbourou,14-15). Se ve ahora claramente el contacto con lo erótico dentro del poema ya analizado, poniendo como iguales a los amantes en el lecho, dentro del cual se protegen, se observan, se siente y pasan a tener una unión que desemboca en el sexo.

El siguiente poema a analizar es el que lleva por título El baño, en el encontramos una singularidad que lo separa de los anteriores poemas en este trabajo expuestos y es que la figura del amante se ve transfigurada, y pasa a ser un elemento de la naturaleza: el mar. Esto no es difícil de notar si se es un lector detallista, los últimos versos del poema lo ponen en claro todo: “Cuando envuelves los cuerpos, / Cuando rozas las bocas, / Mar: ¿te sientes ya el dueño/ De la carne que tocas?” (Raíz Salvaje, El baño, Ibarbourou, 26-27) Es en estos versos donde notamos que el amante es el mar, y la amada es el sujeto lirico que se sumerge en sus aguas y deja que envuelva sus carnes, sus labios, su sexo, en general todo lo que ella es.

Además de esta transfiguración, el poema cumple con otra de las ideas propuestas por Paz, en la cual se define el erotismo como la “dimensión humana de la sexualidad, aquello que la imaginación añade a la naturaleza.” (Paz, 117) Esta idea se ve materializada en el poema, puesto que se le da al mar la capacidad de acariciar con sus olas, la de besar con el agua y el deseo de adueñarse de la otredad, al final se le configura como un amante. Pero todas estas características son dadas por la poetisa y por su imaginación, haciendo de este mar una rama de su erotismo. Y esto nos lleva a pensar que “en el acto erótico intervienen siempre dos o más, nunca uno. […] uno o varios de los participantes puede ser un ente imaginario” (Paz, 15) En este acto erótico que se da entre el mar y la mujer, el ente imaginario seria el mar, pero no por ello deja de ser otredad, como tampoco deja de poseer las capacidades que le han sido dadas por Ibarbourou.

“Al rozarme los brazos, /Al saltarme a la boca, / Tu agua siéntese dueña/ De la carne que toca.” (Raíz Salvaje, El baño, Ibarbourou, 26-27) En los anteriores versos, notamos entonces un acto sexual entre el mar y el sujeto lírico, lo cual lleva a enlazar otra de las ideas acerca del erotismo que nos proporciona Paz, donde defiende que “el erotismo defiende a la sociedad de los asaltos de la sexualidad, pero, asimismo, niega a la función reproductiva.” (Paz, 17) Al poner como amante al mar, de igual forma se está negando la función reproductiva que puede tener el acto sexual, que va después de la provocación erótica.

Dentro de este mismo poema se pone por encima del amante carnal a el amante imaginario que es el mar, esto corresponde de igual forma a lo que anteriormente se había explicado del erotismo como un acto que permite crear a los amantes desde la imaginación; esta soberanía de la naturaleza por encima del amante de carne se debe sin duda a la satisfacción que producen en la mujer, puesto que cuando habla de su amante de carne dice: “¡Novia a la que el amante/ Carnal no tendrá más/ que un momento impreciso,/ Que un instante fugaz!” (Raíz Salvaje, El baño, Ibarbourou, 26-27), cuando habla de esta forma como lector se puede sentir cierta distancia entre el amante carnal y la amada, esto no ocurre cuando se habla del amante natural, es decir, del mar. Ya que cuando se habla de él se trata de tener un regreso, otro momento para volver a sus aguas, a sus roces, a sus saltos. Y esto lo evidenciamos mejor en los siguientes versos: “¿De qué barco andariego/ Bajaré para ti? / En la noche de bodas, / ¿Qué tendrás para mí?” (Raíz Salvaje, El baño, Ibarbourou, 26-27)

En conclusión, en este poema podemos identificar tres puntos esenciales, el primero la naturaleza como amante, el segundo la otredad que puede ser representada como un elemento natural, y en tercer lugar la superioridad del amante natural sobre el carnal. Y estos tres son los que generan el matiz erótico dentro del poema.

El próximo poema en la lista es La sed, es un poema que cambia el rumbo y en definitiva rompe con los cánones establecidos, en cuanto al papel de la mujer y en su posibilidad de expresión, en este poema se presenta de forma mucho más palpable la voz de la poetisa como mujer que desea salir de su rol en la sociedad, pues en el habla con libertad del acto sexual, claro que, como ya se ha mencionado más arriba, lo hace es a través de la sugerencia, por medio de imágenes sugestivas que transportan al lector al lugar donde reposan los amantes.

Abre el poema con los versos “Tu beso fue en mis labios/ De un dulzor refrescante. / Sensación de agua viva y moras negras/ Me dio tu boca amante.” (Raíz Salvaje, La sed, Ibarbourou, 31) Al comparar el beso del amante con las moras y el agua, nos da a entender que fue un nuevo paso en su vida, y todo el ambiente dentro del poema nos lleva a una reconciliación entre el hombre y la naturaleza, ya no se conciben como separados sino como complementos el uno del otro. Lo cual lleva a pensar en otro

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