Síntesis La Columna de hierro

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Además, el abuelo le pidió a Marco nunca traicionar a Roma, por lo que fuere, que Roma era la herencia que le dejaba y, entre otras, concluyó diciéndole que el poder reside en el pueblo y el gobierno tiene poderes restringidos, el pueblo florece y ningún hombre perverso puede dominarlo.

Esa misma noche, Marco y su padre se encontraban sentados en la biblioteca campestre de éste. El hijo sirvió dos copas de vino, Tulio alzó su copa y bridó por su querido hijo Marco. Éste, por su parte, le dijo a su padre que se veía muy enfermo y le sugirió ir con un médico de Roma, pero su padre le respondió que ya ha acudido con los médicos de la ciudad y la razón de que se viera cansado era porque los ataques de malaria lo debilitaban mucho. En realidad, Tulio estaba cansado de vivir; eso lo reflexionaba entre sus pensamientos porque no entendía la razón de sentirse así, puesto que había llevado una vida muy tranquila y pacífica. Marco sabía que, en el fondo, su papá nunca le diría sus más secretos pensamientos.

Por esta razón, años después, Marco tendría la idea de que el hombre es un ser aislado, prisionero en su cuerpo, incapaz de decir con palabras lo que hay en su corazón. Que esta soledad es una tragedia que el hombre trae desde que nace, hasta su muerte.

Después de pensar un rato, el padre de Marco comprendió que en realidad estaba cansado de aguardar a Dios, que el mundo no le podía ofrecer un placer real porque siempre había sentido nostalgia de Él. Pensaba que su verdadero hogar estaba con Dios y estaba cansado de los días que había pasado lejos de él. Posteriormente, Tulio le dijo a su hijo que siempre debe de servir, conocer y contemplar a Dios, puesto que Él lo creó, que la vida es una ilusión porque no todos lo ven de la misma manera. La realidad de una persona no es la misma que la de los demás, pero que tuviera cuidado de que su realidad no fuera la política, el poder, el dinero o la popularidad. También le dijo que su felicidad siempre debe buscarla con Dios.

Al final, su padre también le mencionó que se acercaba el día en que Roma cayera en un despotismo porque las cabezas de los conspiradores ya se dejaban ver. Pero también de pidió que jamás permitiera que el hombre que quisiera todo el poder y ambiosionara controlar a “las masas”, pudiera llegar a ejercerlo, que antes lo destruyera. Así como el abuelo, el papá de Marco le pidió que siempre tuviera presente a Roma.

Al día siguiente, la mamá de Marco le habló acerca de la importancia que tienen las mujeres en la vida, ya que el hombre piensa en sueños, pero las mujeres en realidades. Le hizo ver que tanto su padre como su abuelo, a pesar de que el primero era tan patriotista y el segundo amaba mucho a Dios, si algo andaba mal en la casa, eran los primeros que protestaban. Y son las mujeres las que se tenían que encargar de todas estas cosas. Es por eso, que al terminar la charla con su madre, Marco se dio cuenta que las mujeres son la balanza de la vida, y si esa balanza perdiera su equilibrio, los hombres volverían a der bestias.

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Capítulo 8

En éste capítulo, se ve a un joven Marco en la isla privada de su abuelo, rodeado de rebosante vida y naturaleza, hasta que al llegar a un puente, se encuentra ante la imagen de una joven, a la que poco a poco y de manera temerosa se aproxima.

Era una joven alta, casi tanto como el mismo Marco, muy agraciada, con una cabellera castaño rojizo y vestida con finas ropas, para Marco Tulio, nada menos que una mujer encantadora. Quedó el mismísimo Marco Tulio hechizado ante la doncella ojiazul, quien llevaba por nombre Livia Curio.

Gran sorpresa tuvo Marco al enterarse que Livia, sería la futura esposa de su peor enemigo, quien le había propinado una niñez poco feliz, Lucio Sergio Catilina. Lucio era un embustero, pero a su vez, un mentiroso encantador, quien buscaba casarse con Livia, por su riqueza. Marco tuvo la impresión de que le había ocurrido una gran calamidad. Falto de ganas de sacudirla y decirle que no debía casarse con Lucio, no estaba, pero Livia lo miraba fríamente, como si estuviera ofendida antes sus palabras.

Mientras pasaban el tiempo juntos, Marco quedó cada vez más maravillado con aquella joven, llegando a compararla con una ninja del bosque. Después, Livia relata que quedó huérfana de padres, al morir su madre de una enfermedad incurable, y su padre suicidándose junto a ella, porque no podían estar separados, ni por la muerte. Y ante esto, Marco comenzó a cuestionarse, ¿era el matrimonio realmente algo sagrado como estaba escrito en las antiguas leyes?

Más tarde, durante la cena familiar, Marco se encontraba sumamente callado, y retraído, preocupado por aquello que había acontecido. Su padre, Tulio, le dijo en voz baja “No permitas que mueran tus sueños”, como si supiera qué era lo que afligía a su hijo. Marco sabía que aquella intranquilidad, era causada por el encuentro con Livia, dudando inclusive de que fuera real. Él no sabía lo que aquel encuentro representaba, y le resultaba increíble el hecho de que estuviera comprometida con un hombre tan nefasto como Lucio Sergio Catilina, haciendo la comparación de su unión, a la de una ninfa y un centauro perverso, una piedra y una flor, una dríada y un lobo, simplemente algo fuera de lugar, ajeno a la realidad.

Y pese a todo, Marco cayó en cuenta de que todo se debía a que estaba enamorado de Livia, y de repente se sintió poseído por el éxtasis, la desolación y una agradable sensación de pérdida, porque sabía que no sería suya, jamás.

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Capítulo 11

En este capítulo podemos observar a lo largo de sus páginas el claro descontento del abuelo con la situación en la que se encontraba Roma, descontento que sirve al lector como ventana para entender el precario estado de la República. Podemos observar el clientelismo presente en las practicas de los altos mandos de gobierno para mantener su poder en base al control de la plebe,