Shopenhauer y la voluntad de vivir.
Enviado por karlo • 16 de Mayo de 2018 • 2.603 Palabras (11 Páginas) • 364 Visitas
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se puede notar que estamos planteando el mundo, la realidad como tal, como si fuera una idea, como si fuera algo que está en nuestro subconsciente.
Esta obra, bastante compleja, cuestiona las ideas más presenciales y primitivas que tenemos dentro de nosotros.
El ser es una repetición.
Para comenzar, definamos en Schopenhauer (1818) qué cosa es el ser. ¿Un ser vivo como cualquier cosa que vive en este entorno? Un ser para Schopenhauer es un querer vivir. Un ser es algo que quiere seguir siendo. Un ser, por lo tanto, es una repetición. El ser es todo lo que decide seguir siendo lo que es. En ese sentido para Schopenhauer un ser puede ser un humano, una piedra, un perro, un mosquito, o bien, cualquier cosa que ha decidido voluntariamente seguir siendo lo que es.
Somos causa y efecto.
De esa manera, Schopenhauer (1839) plantea el concepto del determinismo. ¿Qué es lo que somos ahora? Somos, para él, la consecuencia de nuestros actos pasados. El segundo donde vivimos ahora es la consecuencia, causa y efecto, del segundo que acaba de pasar. Lo que somos hoy, somos lo que decidimos ser ayer. Estos planteamientos tenían grandes similitudes con la filosofía oriental, concretamente el hinduismo y el budismo. Con lo cual, ellos hablaban de una causalidad, todo es causa y efecto. Tú eres responsable de tus actos. Esto causo una especie de quiebre en la filosofía occidental de la época, concretamente con otros filósofos que en ese momento demostraban teorías que concentraban el existir como una especie de artilugio divino, donde todo básicamente estaba planeado y regido por leyes que iban un poco más allá de la existencia humana y que lo más probable era que estuvieran manejadas o planeadas por algún tipo de Dios, como los que señalaba Hegel en su momento.
Decido, luego existo.
¿Por qué es importante el concepto de la voluntad? Un concepto que luego abordaría filósofos como Nietzsche (1901) por ejemplo. Porque con esto, se da, por lo menos Schopenhauer (1818) intenta dar un giro Copernicano al planteamiento de la filosofía moderna que ya regía desde entonces. Hacia algunos siglos atrás René Descartes (1637) había dicho ‘’pienso, luego existo’’, una frase que es muy famosa y muy dominada. Así bien, lo que René Descartes decía, pienso al existir, estoy reiterando o estoy reafirmando mi existencia. Por lo cual, el acto del pensar es lo que me hace a mí estar consciente de que estoy vivo o estoy en algún lado del universo, aunque todo lo que esté a mi alrededor puede ser falso, puede ser una ilusión.
Schopenhauer parece que toma esta línea, y él lo parafrasea en un ‘’Decido, luego existo’’. Lo cual, y con frases más propias de la filosofía de Schopenhauer vendría a ser algo más así como ‘’Existo, sólo porque yo decido y quiero existir’’.
Alguna crítica que se le da a ese planteamiento es el tal de que si existimos simplemente porque queremos existir, usando esa misma lógica, si queremos dejar de existir, meramente por quererlo, ¿dejamos de existir? Para Schopenhauer la respuesta a todo esto es un concreto no. Antes de abordar esto, vamos a definir qué es la voluntad.
La voluntad.
La voluntad esencialmente es el acto de decidir. En esto tenemos que entenderlo muy ajeno a la inteligencia. Podemos decidir sin pensar. Podemos decidir sin tener ninguna cualidad de raciocinio. Una persona podría decidir lo peor para sí sin pensar. La persona podría elegir a un mal candidato, cometer algún error. Un sujeto no piensa pero igual decide. Y esto es lo que nos demuestra que no necesitamos tampoco pensar mucho para poder tomar una decisión.
En alguna especie de metáfora con conceptos, podemos decir que la consciencia es la luz y la voluntad es un hacha. Se puede cortar sin ningún problema algo con un hacha en la oscuridad, sin duda alguna, se puede hacer sin ver nada. Pero esto no da garantía de dar un buen corte.
Un ejemplo que me encontré en internet, es que una persona va manejando una moto de noche, un poco más rápido de lo que debería, y de repente se le atraviesa un perro, aparece en medio de la calle. El chavo frena de golpe, y él sale volando, sufre golpes y rasguños, pero al perro no le pasa nada.
Cuando lo cuenta, y la gente le pregunta por qué no lo atropelló y ya, él responde ‘’no lo sé, no pensé en ese momento’’. Solamente actuó por instinto. Basándonos en la metáfora anterior, fue un momento donde no tuvo luz, simplemente actuó, dio un golpe de hacha y la decisión se tomó.
Lo cual manifiesta que dentro de nosotros, de repente no somos los que tomamos siempre las decisiones de nuestras vidas. Hay algo dentro de nosotros que nos hace tomar las decisiones casi a ciegas.
¿La voluntad nos domina?
Para muchas personas esto se puede definir como un acto instintivo. En un nivel biológico se denomina así y se dice que los animales actúan por instinto. Más bien en términos filosóficos todos actuamos por la voluntad de hacer las cosas aunque no pensemos en lo que ocurre realmente. Es la voluntad entonces la forma de actuar, la manifestación vital más esencial más primitiva de las personas. Porque está visto que puede funcionar incluso sin mirar, sin oler, sin percibir nada a nuestro alrededor. Sin tener un segundo para pensar. Sin tener un segundo para poder pensar en lo que nos está pasando. La voluntad actúa de una manera automática.
Haciendo un paréntesis, Nietzche (1882) nos define la vida (junto a la voluntad) como ¿Qué significa vivir? Vivir significa: expeler de sí continuamente algo que quiere morir; vivir significa: ser cruel e inexorable hacia todo lo que en nosotros, no sólo en nosotros, se hace débil y viejo. Vivir ¿significa entonces: carecer de piedad con lo moribundo, mísero y senil? ¿Ser continuamente asesino? Y, sin embargo, el viejo Moisés dijo ‘’¡No matarás!’’.
¿Qué sería de nosotros en ese último instante de nuestra vida en el cual no tenemos tiempo para pensar o para resolver una situación? ¿Realmente tendríamos nosotros ese control para decidir no existir? ¿O sería la voluntad la que decidiría por nosotros? ES una pregunta que deja abierta Schopenhauer.
Para Schopenhauer las cosas, el mundo, la vida, es bastante negativa. Para Schopenhauer (1850) el vivir en el mundo que nos rodea es el sufrimiento y dolor. De alguna manera la voluntad es lo que nos mantiene aferrados a este mundo. Probablemente si nosotros pensamos bien la situación llegaríamos a la conclusión de que nuestro único y mejor refugio sería probablemente desaparecer y
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