Sobre la voluntad en la naturaleza

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Relacionando este argumento con lo que podríamos denominar como albedrío biológico, definiéndolo así porque teorizando, cada órgano sería capaz de escoger qué secretar según su conveniencia; se podría resumir en la producción de las secreciones corporales a nivel interno que realizamos como individuos, como la secreción de bilis por parte solo del hígado, la orina por parte solo de los riñones, el esperma solo por los testículos, entre muchos otros.

En síntesis, esta serie de argumentos bilógicos nos muestran que las funciones ya sean vitales o vegetativas (que se llevan a cabo sin conciencia), tienen por más íntimo motor a la misma voluntad, porque si se considera al movimiento, que supone algo voluntario, se puede identificar que este es resultado de una gran serie de alteraciones internas del organismo que lo ejecuta.

Existe una serie de características que relacionan al hombre tanto con plantas como con animales. La potencia reproductiva, es el carácter capital del hombre y el vegetal, y cuando en el hombre prima este, se puede identificar en éste rasgos de pereza, lentitud y torpeza. También hay una característica común entre el animal y lo animal del hombre, esta es la irritabilidad. Si en el individuo predomina esta característica, se podrá apreciar fortaleza, constancia y bravura. Pero hay una característica propia del hombre y esta es la sensibilidad, la cual lo hace particular ante el resto de individuos. Si esta característica llega a predominar grandiosamente en el individuo, se abre el paso a la creación del genio, de ahí que el hombre de genio es hombre en sumo grado.

Haciendo un enfoque en el animal, se puede hacer la relación directa en cuanto a funciones fisiológicas derivadas de la voluntad se trate, ya que gracias a sus adaptaciones en cuanto a morfología y fisiología (esta relación entre morfología y fisiología debe de tener un muy alto grado de concordancia, ya que solo así la voluntad será capaz de primar en las acciones del éste) se puede lograr lo que el autor defiende, las acciones por voluntad.

Para finalizar, el texto nos propone un análisis a las innumerables figuras de los animales, que no son nada más que la voluntad de ellos mismos, esta misma es la que provoca las adaptaciones a futuro que la figura de éstos puede experimentar. Postula las más variadas formaciones biológicas y como han desempañado roles, actitudes y adaptaciones propias de la misma voluntad que los impulsa sin requerir al conocimiento.

Para concluir puedo decir que:

- La voluntad es capaz de mantener en movimiento nuestra propia existencia. Basándome en lo que el texto afirma, si lo vemos desde el punto de vista bilógico, es la voluntad la que nos permite y nos impulsa a actuar, lo que da como consecuencia nuestra supervivencia y así mismo la conservación de nuestra existencia.

- La voluntad no necesita del conocimiento para generar ya sea movimiento o acción, porque ésta ya de por sí puede promover las acciones del individuo y así también sus adaptaciones.

- El individuo siempre será único e irrepetible, aunque comparta ciertas características específicas e interespecíficas con otros, siempre mantendrá una particularidad que le dará ese sello inigualable, y eso será la voluntad que lo mueve.

Recursos:

Schopenhauer, Arthur. (1836). Sobre la voluntad en la naturaleza.