Alma Victoria Tassone
Enviado por tolero • 14 de Noviembre de 2018 • 2.522 Palabras (11 Páginas) • 341 Visitas
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5. Método Socrático:
Primer momento -La Refutación: La ejercita Sócrates a quienes somete a examen, su filosofar es co-filosafar, Sócrates filosofa conversando con los demás, mediante el dialogo como especial organización de preguntas y respuestas convenientemente orientadas y en el que consiste el método. La característica más general de este método es la ironía, actitud si quien dice lo contrario de lo que en efecto piensa pero en realidad piensa justamente lo opuesto de lo que dice, Acción de interrogar fingiendo ignorancia siendo esta la actitud de Sócrates, disimulando hábilmente la propia superioridad, manifiesta Sócrates su falta de conocimientos acerca de tal o cual tema, y finge estar convencido del saber del otro, con objeto de que comunique ese supuesto saber; para terminar, según se verá, obligándolo intelectualmente a que reconozca su propia ignorancia. De manera que la Ironía califica la actitud de Sócrates frente a la presunción del falso saber y resulta del contraste entre el alto ideal que Sócrates tiene del conocimiento y orgullosa ignorancia o jactancia del interrogado.
El método tiene dos momentos: el primero es el momento negativo llamado refutación y el segundo positivo que es la mayéutica.
La refutación: Consiste en mostrar al interrogado, mediante una serie de hábiles preguntas, que las opiniones que cree verdaderas son, en realidad, falsas, contradictorias, incapaces de resistir el examen de la razón. El interrogatorio al que Sócrates los somete pone en evidencia que se trata de un falso saber en el momento en que ello se hace manifiesto, Sócrates los ha refutado. Lo común que se encuentra en los casas particulares no es ya nada particular sino universal Sócrates busca el “Universal” la esencia o naturaleza, porque dice que la esencia es lo que hace que una cosa sea lo que es y no otra. La esencia considerada en el pensamiento o en otros términos la esencia en tanto se la piensa se llama CONCEPTO, y la pregunto por la esencia de algo de llama DEFINICION. Sócrates busca la definición de los conceptos.
El interrogatorio aventura una definición pero Sócrates mediante nuevas preguntas, mostrara que la definición aducida es insuficiente y los nuevos esfuerzos el interrogado para lograr otra u otras definiciones hacen que Sócrates ponga de manifiesto que tampoco sirven, que son incompatibles entre si, contradictorias, o que conducen a consecuencias absurdas
Habiéndose aclarado lo que Sócrates busca, la interrogada aventura u na definición. Pero Sócrates, mediante nuevas preguntas, mostrara que la definición aducida es insuficiente; y los nuevos esfuerzos del interrogado para lograr otra u otras definiciones hacen que Sócrates ponga de manifiesto que tampoco sirven, que son incompatibles entre sí, contradictorias, o que conducen a consecuencias absurdas.
Los manuales de lógica enseñan que la definición no debe ser ni demasiado amplia (por ejemplo, “el triángulo es una figura”) ni demasiado estrecha (“el triángulo es una figura de tres lados iguales”); “de-finir” viene a ser tanto como fijar los límites de algo, establecer sus con-fines, de manera tal que lo definido quede perfectamente determinado, que no se le quite terreno ni se le dé de más, sino sólo el que le corresponde (“el triángulo es una figura de tres lados”). La función de la definición consiste en separar, en acortar con todo rigor lo que se quiere definir. El procedimiento de refutación, entonces, consiste en llevar al absurdo la afirmación del interlocutor; mediante una serie de conclusiones legítimas se pone de relieve el error o la contradicción que ella encierra, aunque a primera vista no lo parezca. Sócrates no comienza negando la tesis propuesta, sino admitiéndola provisionalmente, pero luego, mediante hábiles preguntas lleva a su interlocutor a desarrollarla, a sacar sus consecuencias, lo arrastra de conclusión en conclusión hasta que se manifiesta la insostenibilidad del punto de partida, puesto que se desemboca en el absurdo o en la contradicción.
Mayéutica: es el momento positivo, porque su desarrollo corresponde más bien a la filosofía platónica. Sócrates, como todos los griegos, era muy dado a las comparaciones pintorescas, lo llamó mayéutica, que significa el arte de partear, de ayudar a dar a luz. De hecho recuerda que su madre era portera y advierte que él mismo se ocupaba del arte obstétrico; sólo que su arte se aplica a los hombres y no a las mujeres, y se relaciona con sus almas y no con sus cuerpos. Porque así como la comadrona ayuda a dar a luz, pero ella misma no da a luz, del mismo modo el arte de Sócrates consiste, no en proporcionar él mismo conocimientos, sino en ayudar al alma de los interrogados a dar a luz los conocimientos de que están grávidas, su labor consiste en ayudar a guiar al discípulo, y no en trasmitirle información, por eso que su procedimiento es el diálogo. La verdad puede hallarse de manera auténtica mediante el diálogo, en la conversación, esto supone que no hay verdades ya hechas o listas, sino que el espíritu del que aprende, para que su aprendizaje sea genuino, tiene que comportarse activamente, pues tan sólo con su propia actividad llegara al saber. Lo que busca es “formar “para emplear expresiones actuales. La verdadera “ciencia”, entonces, el conocimiento en el sentido superior de la palabra, es el saber que cada uno encuentra por sí mismo; de manera tal que al maestro no le corresponde otra tarea sino de servir de guía del discípulo. El verdadero saber es un hallazgo eminentemente personal. Así como la refutación ha liberado el alma de todos los falsos conocimientos, la mayéutica tarta de que el propio interrogado, guiado por Sócrates, encuentre la respuesta. Podemos pensar que Sócrates no se comporte tan pasivamente como parece hacerlo. De todos modos, lo que interesa notar es que sus preguntas ponen en marcha la actividad del pensamiento del discípulo, de tal manera que el interrogado emprende efectivamente la tarea de conocer, de usar la razón; y esto es lo primordial. Enseñar, en el sentido superior de la palabra, no puede consistir en incluir conocimientos ya listos en el espíritu de quien simplemente los recibiría, no puede ser una enseñanza puramente exterior, sino preparar e incitar al espíritu para el trabajo intelectual, y para que se esfuerce por su solución. El maestro no representa más que un estímulo, el discípulo, en cambio, debe llegar a la conclusión correcta mediante su propio esfuerzo y reflexión.
La refutación como catarsis: En estas palabras podemos encontrar lo que llamamos el carácter problemático del filosofar socrático, cuyo objeto era sembrar dudas, hacer
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