CAER EN DESGRACIA” (Mario Vargas Llosa)

...

Al ocurrir la muerte de aquellos pobres y sumisos perros, David lurie al ver el sufrimiento de aquellos seres dóciles se vuelve compasivo con estos y ayuda, en lo posible, a disminuir el dolor y la dificultad de sus agonías.

“Agachan las orejas y bajan el rabo como si también ellos sintieran la desgracia de la muerte; se aferran al suelo y han de ser arrastrados o empujados o llevados en brazos hasta traspasar el umbral.”

Coetzee muestra una novela que crea en el lector una sociedad que aún vive de los recuerdos de un pasado doloroso como el autor lo da a conocer en el libro, una horrorosa historia que les marco profundamente a los protagonistas de esta novela, mostrando a personas afroamericanas como los nefastos personajes, en donde los vemos actuando de manera cruel motivados por un pasado que encierra a todos aquellas personas de color creándoles un rencor vengativo que ni ellos mismos parecen saber comprender, pero su ira y rabia por aquellos hombres de raza blanca que en algún momento de la historia los pisotearon, los trataron como miserables, y convirtieron en esclavos, los hacen actuar de manera despiadada contra aquella mujer. Es como si hubiesen aceptado el hecho de que, en algún momento llegarían a sacrificarlos, como mártires.

“Estoy sumido en una desgracia de la que no será fácil que salga por mis propios medios. Y no es un castigo a cuyo cumplimiento yo me haya negado, al contrario. Ni siquiera he murmurado contra lo que me ha caído encima. Al contrario: estoy viviéndolo día a día, procurando aceptar mi desgracia como si fuera mi estado natural. ¿Cree usted que a Dios le parecerá suficiente que viva en la desgracia sin saber cuándo ha de terminar?”(pág. 144)

La desesperación de David lurie y de su hija se hace tan cercana que su dolor se ve reflejado a lo largo de la novela, y siento que en cada capítulo se muestran sus desgracias y sus frustraciones como si estas formaran parte de nuestro entorno, como si fuesen personas reales a las que conocemos. Coetzee escribe con tanta elegancia, y aunque pueda parecer que al final de la novela nos deja con la conmoción de que el mundo no transita hacia ninguna parte y de que el futuro que nos espera es tan frágil como tétrico, entre líneas, su historia nos demuestra que los hombres de diferentes razas y condición social han de terminar inevitablemente por ayudarse, por buscar el punto de mesura que les sirva a unos y a otros para sobrevivir a la avaricia.