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Capítulo 1: La vida sensitiva

Enviado por   •  30 de Mayo de 2018  •  9.122 Palabras (37 Páginas)  •  471 Visitas

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Podemos dar, hasta tres definiciones de alma: 1) el principio vital de los seres vivos; 2) la forma del cuerpo; 3) la esencia del cuerpo vivo. El cuerpo sin el alma no es tal cuerpo.

- Alma y facultades: esquema

La forma de los seres vivos, o alma, está siempre informando al cuerpo. Sin embargo, esta alma se diversifica en una pluralidad de capacidades, funciones u operaciones, que no siempre se están ejerciendo en acto. A esas capacidades podemos llamarlas facultades o capacidades operativas La primera división de las facultades del alma humana se puede hacer así:

- Funciones orgánicas o corporales:

- Funciones vegetativas

- Funciones sensitivas

- Funciones apetitivas

- Funciones motoras

- Funciones no orgánicas o intelectuales

- Funciones sensitivas

Está compuesta por los sentidos externos y los internos (el sentido común o perceptivo, la imaginación, la estimación y la memoria).

- Sensación:

- La sensación capta cualidades sensibles o accidentes particulares de los cuerpos, pero no la naturaleza, esencia o totalidad de ellos. Son, por así decirlo, «aspectos» de esos cuerpos que impresionan nuestros sentidos externos: el ruido de un motor, el azul del cielo, etc.

- Esas cualidades son «captadas» por un «receptor especializado», que es el sentido externo respectivo (vista, oído, olfato, gusto y tacto).

- Las cualidades sensibles captadas en la sensación se han llamado en la modernidad cualidades secundarias; son el color, el olor, el sabor, el sonido, el gusto.

- Percepción:

- La percepción es un conjunto de sensaciones unificadas: el ruido de un motor, más el olor de la gasolina, más una forma característica, nos hacen percibir que se trata de un coche.

- Imaginación:

- El archivo de las síntesis sensoriales o percepciones es la imaginación. Puede: reproducir objetos percibidos y elaborar nuevas síntesis sensoriales no percibidas, sino puramente imaginadas.

- Estimación:

- Una estimación consiste en poner en relación una realidad exterior con la propia situación orgánica» y la propia vida: preferir hamburguesa es una estimación, porque en ella realiza o una valoración de lo que significa para mí el nivel orgánico esa realidad externa; percibo si me gusta, si me apetece, si me conviene. Por tanto, es una estimación o valoración de un objeto singular respecto de mi situación orgánica.

- Memoria

- La memoria conserva las valoraciones de la estimativa y los actos del viviente. Retiene la sucesión temporal del propio vivir, de las propias percepciones, pensamientos, etc. La memoria tiene base orgánica, y puede ser: sensible (cerebralmente localizable) e intelectual (cerebralmente no localizable, al menos en parte).

- Las funciones apetitivas

- Apetitos e inclinaciones: el bien

- Las funciones apetitivas son las tendencias que mueven al ser vivo hacia su autorrealización, en virtud de una iniciativa que sale de él: "Todos los seres vivos naturales están inclinados a lo que les conviene, pues hay en ellos cierto principio de inclinación por el que su inclinación es natural."

- Apetito significa inclinación, tendencia. Por tanto, el apetito en un ser vivo es la «tendencia o inclinación a la propia plenitud. Una de las características de la vida es que, lo vivo camina y se relaja a lo largo del tiempo hacia una plenitud de desarrollo. A esto le llamamos auto realización o crecimiento. El bien no es entonces tanto un valor moral, como una simple conveniencia. El bien es lo que todos apetecen.

- Deseos e impulsos

Las tendencias sensibles, en los animales y en el hombre, se dividen en dos grandes tipos: los deseos y los impulsos. Se dirigen a satisfacer las necesidades más básicas de la nutrición y la

reproducción. Podemos esquematizar gráficamente la cuestión de este modo:

- Deseo o apetito deseable (X)

- Impulso o apetito irascible (Y)

Los deseos (i) del sujeto X se dirigen al bien presente, y su satisfacción tiene carácter placentero, porque implican la posesión de lo apetecido. Se puede afirmar que (ii) nace más bien de (i) "tengo hambre", pero es superior a él: me hace pensar. El bien arduo es más difícil, porque implica un ponerse en marcha, un proyecto, un cierto futuro: ver qué hago para obtener la comida. Cuando predomina (ii), el mundo interior es más rico.

El hombre es, en efecto, el único animal que reitera las sensaciones presentes sin necesidad orgánica, porque es capaz de razonar y proponerse la repetición de un placer que no le es orgánicamente necesario (los romanos, por ejemplo, vomitaban para seguir comiendo, pero no porque lo necesitaran).

- Plasticidad de las tendencias humanas

Se puede hacer un esquema simplificado de la percepción humana y la percepción animal, señalando las diferencias. Estas son las cuatro grandes diferencias:

- El hombre puede captar lo real en sí, sin establecer una relación entre el objeto percibido y la situación corporal propia. El animal, en cambio, refiere los objetos sólo a sus necesidades orgánicas, y los percibe dentro del marco de estas necesidades y apetencias.

- En el hombre no están determinados los medios que hay qué poner para satisfacer los fines biológicos. Las tendencias humanas naturales no imponen formas enteramente determinadas a la conducta.

- Pero además, el hombre es capaz de proponerse fines nuevos y algunos de ellos no satisfacen necesidades vegetativas ni orgánicas, sino culturales. Lo específico del hombre en tercer lugar

es que a sus tendencias añade finalidades más altas, de tipo técnico, cultural, religioso, etc.

- Las tendencias son inclinaciones al bien. Las finalidades no instintivas a las que el hombre es capaz de dirigirse pueden constituirse también mediante una inclinación aprendida por repetición de actos, llamada hábito. El hábito

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