¿Deben los acontecimientos clave en el desarrollo histórico de las áreas de conocimiento juzgarse siempre en función de los estándares vigentes en el momento en el que ocurren?
Enviado por enriquevila3 • 20 de Septiembre de 2018 • Ensayo • 1.524 Palabras (7 Páginas) • 418 Visitas
¿Deben los acontecimientos clave en el desarrollo histórico de las áreas de conocimiento juzgarse siempre en función de los estándares vigentes en el momento en el que ocurren?
Debemos comenzar por entender qué considerar un acontecimiento histórico en las áreas del conocimiento. No todo acontecimiento es histórico y no todo avance puede considerarse realizado en el marco del área del conocimiento. Por ello creo que, para sentar las bases de esta aproximación, se hace imprescindible definir aquello que se va a analizar.
En primer lugar, es necesario distinguir entre área de conocimiento y aplicación técnica. Por poner un ejemplo, el motor de combustión que dio lugar a la invención del ferrocarril, tan esencial en el desarrollo de la revolución industrial, en las comunicaciones, y en tantas áreas, no es sino un desarrollo tecnológico de un conocimiento científico. El uso, más o menos ético de estos conocimientos científicos es la cuestión a la que pretendemos aproximarnos.
En cuanto a los estándares vigentes en un determinado momento histórico la cuestión se vuelve más complicada. En principio, no siempre y no necesariamente, la ciencia y sus descubrimientos resultan ajenos a posiciones éticas, religiosas o morales. Se desenvuelven, o deberían, en planos paralelos, es decir, llevan su propio camino sin cruzarse. Aunque no resulta del todo cierto, tomaremos esa premisa como cierta para continuar con el análisis.
Por lo cambiante, por lo no uniforme tanto histórica como geográficamente, definir estándares vigentes es imposible. Ello supondría entender que hay un acuerdo universal sobre qué es correcto, qué es censurable y qué es cuestionable en cada momento histórico y resulta claro que no es así. Mientras que la ciencia, y hasta la técnica, puede contar con una línea casi recta mundial (los descubrimientos se publican y los avances se comparten universalmente); las creencias y convicciones tienen un componente individual y personal que impide esa línea recta, y el estándar universal es tan variable como lo es la convicción y comportamiento humano.
En cualquier caso, hay líneas más o menos fijas de convicción que serán aquellas a las que nos referiremos. Parece que hemos alcanzado un consenso en la conservación del medio ambiente que en el siglo XVIII ni siquiera se planteaba; igualmente, se ha establecido un acuerdo mundial sobre los derechos del ser humano (continuamente violentados, por otro lado) e incluso de los animales; parece que también y debido al avance de la ciencia y la técnica, hay cierto consenso en que no todo lo que la ciencia es capaz de hacer debe de ser hecho. Por decirlo de otro modo, hay cierto acuerdo en que la ciencia y la técnica deben tener límites éticos. Todo esto es reciente, procede de final del siglo XX, es decir, casi de anteayer en términos históricos.
Pero aceptar sin más estos planteamientos previos nos llevaría a un relativismo moral justificante de cualquier postura, por radical que fuera, debido al momento histórico y circunstancias sociales de su contexto. Con ello, la esclavitud, el exterminio racial, las purgas, la eliminación selectiva y hasta la creación de superseres modificados genéticamente sería aceptable sólo por responder a criterios más o menos generalmente aceptados, y eso no sólo es censurable sino ajeno a la esencia humana.
Tenemos numerosos ejemplos claros de la cuestión y aunque podríamos analizar un sinfín de ellos nos centraremos en tres claros y distantes en el tiempo lo que resulta, entiendo, más clarificador. El descubrimiento de América, la Segunda Guerra Mundial y la finalización de la misma por el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki y la clonación de células.
El primero de ellos no habría sido posible sin la superación de la teoría de la Tierra plana. Aunque el concepto de la Tierra como una esfera procede de mucho antes de lo que creemos (Aristóteles ya lo apuntaba y después de él otro muchos), este conocimiento científico fue el que llevó en 1.492 al Almirante Colón a realizar una expedición de claros intereses económicos que finalizó con el “descubrimiento” de un nuevo continente. Obviamente no fue un descubrimiento porque ya estaba allí, ni fue un nuevo continente, salvo para lo que no lo conocían, pero aceptar esos términos es la única forma de acercarse al problema.
Las consecuencias son de todos conocidas. Apertura de oportunidades para el continente más desarrollado, Europa. Nuevas rutas comerciales; recursos naturales y materias primas, etc.. Ello también conllevó la imposición sobre los nativos del lugar, sobre sus costumbres debido a la superioridad técnica y sobre todo militar, y la imposición de un sistema social más desarrollado, más humanista y más evolucionado pasando de organizarse en sociedades ancladas en sistemas tribales a organizaciones más complejas. Europa trasladó a América sus ventajas y conocimientos científicos y técnicos acelerando una evolución que por motivos geográficos se encontraba más desarrollada que la indígena y que habría necesitado de cientos de años para llegar a su nivel. La cruz de la moneda fue que también traspasó sus defectos y miserias. Enfermedades que diezmaron la población, convicciones morales y religiosas impuestas a golpe de imposición, sometimiento y esclavitud, expolio de recursos etc. En todo caso, no olvidemos que el país más poderosos y técnicamente avanzado del planeta, hoy en dia, pertenece al mencionado continente y que las dificultades de otros muchos del mismo lugar no son responsabilidad de aquel avistamiento de D. Rodrigo de Triana un 12 de octubre.
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