EL NIÑO: DESARROLLO Y PROCESOS DE CONSTRUCCION DEL CONOCIMIENTO
Enviado por Christopher • 1 de Octubre de 2017 • 6.197 Palabras (25 Páginas) • 620 Visitas
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En el tercer y último semestre el cerebro empieza a tomar control del cuerpo y sus órganos como el corazón, ya que este solo funcionaba impulsivamente, esto hace que se normalicen los latidos. También empieza a desarrollar sus sentidos principalmente el del oído.
Todo esto, aunado a la lectura de la organización del proceso del crecimiento, en la que se explica la manera en que va creciendo el bebé después del alumbramiento, da un panorama más amplio del desarrollo del ser humano a lo largo de su vida, en ella se menciona que el crecimiento del niño es un proceso muy regular y muy organizado y que en su mayor parte la estructura del organismo adulto está contenida en el texto clave, altamente condensado, que portan los genes.
Por eso los gemelos idénticos, cuyos juegos de genes son idénticos, se parecen tanto. Sin embargo no son absolutamente iguales, exámenes y mediciones cuidadosas revelan casi siempre alguna diferencia de tamaño o forma. Su origen está en las múltiples oportunidades que se presentan, durante el largo y complejo proceso intercalado entre la química primaria de los genes y la forma adulta final, para que haya desviaciones ligeras, leves discrepancias entre reacciones químicas.
La gran similitud de los gemelos idénticos requiere, pues, una explicación aun cuando sus genes originales sean los mismos. De hecho, se supone que la organización del desarrollo es tal que los procesos de diferenciación y, crecimiento se auto estabilizan o por usar otra analogía. Dos niños pueden seguir cursos de crecimiento ligeramente diversos y acabar con constituciones físicas iguales.
Una manera en la que se exhibe la organización del crecimiento es mediante la presencia de gradientes de crecimiento. Se dice que existe un gradiente de crecimiento en la pierna: de la madurez adelantada del extremo del miembro a la madurez retrasada del lado que lo liga al cuerpo. Se cree que en la yema embrionaria, antes de que puedan discernirse ningunas diferencias de madurez entre los tres segmentos, debe haber diferencias en las concentraciones de alguna sustancia química. De esta manera un gradiente de la concentración de la sustancia conduce a un gradiente de madurez en una estructura física. Ya se ha hecho hincapié repetidas ocasiones en que el extremo cefálico de organismo se desarrolla primero; las extremidades son la ultimas en desarrollarse.
Los gradientes pueden existir durante cierto tiempo nada más en el crecimiento, y ser cubiertos por otros procesos en otras ocasiones. Pueden también interactuar con otros gradientes, otra aditivamente, como en el gradiente de diferencia sexual y el gradiente manó-hombro. Es de los 13 a los 17 años que el gradiente desaparece, lo suplantan una influencia particular sobre un componente, sobre todo en el empujón de la adolescencia, que afecta a la longitud del ronco más que a las de la cabeza y el cuello o de la pierna.
No hay razón para dudar que gran parte del crecimiento del cerebro está organizado por medio de gradientes.
La multitud de reacciones químicas que ocurren durante la diferenciación y el crecimiento exige engarce de la máxima precisión. Así, para obtener agudeza visual normal, tiene que armonizarse estrechamente el crecimiento del cristalino del ojo con el crecimiento en profundidad del globo del ojo. La forma del cristalino determina hasta qué grado se quebraran los rayos luminosos para converger en un foco, que debe caer en la retina, pared posterior del ojo. Parecería, asimismo, que muchos rasgos de la cara y del cráneo son gobernados individualmente por genes que no influyen gran cosa sobre otros rasgos cercanos.
Estas fuerzas reguladoras que armonizan la velocidad de crecimiento de una parte con la de otra, o el ritmo de una reacción química con el de otra, no consiguen siquiera dar en un área alrededor del blanco. Si las fuerzas genéticas originales empiezan siendo demasiado desequilibradas no puede haber desarrollo norma.
Hay psicólogos y psiquiatras de niños que creen que variaciones diferenciales en la velocidad de desarrollo de distintas estructuras y funciones pueden explicar algunas –quizás muchas- diferencias individuales en la estructura de la personalidad, así como explican diferencias de estructura morfológica.
Tales periodos críticos en el desarrollo corporal son menos evidentes durante el desarrollo posnatal. Si se ha retrasado la adolescencia por fallar el mecanismo de maduración cerebral o la glándula pituitaria, hay razón para suponer que varios años después se podrá evocar el crecimiento adolescente en grado considerable mediante un tratamiento endocrino apropiado. La iniciación de la adolescencia, en otras palabras, no es un periodo crítico en el sentido usado aquí. Esto no quiere decir que no pueda existir periodos críticos posnatales, bien puede ser que sí, particularmente en el crecimiento, maduración y funcionamiento del cerebro.
Como lo hemos repetido varias veces, el crecimiento físico no se realiza en una serie de saltos, sino continuamente. Así en el crecimiento físico está claro que no existen “etapas” en el sentido usado anteriormente, a menos que se considerara el rápido cambio de la adolescencia como el alcanzamiento de una etapa nueva y madura.
En el desarrollo de la percepción en el niño pequeño no se han descubierto etapas distinguibles; también en este campo el desarrollo parece ser continuo.
A veces se dice que hay etapas en el desarrollo de las habilidades motoras -gatear, andar y así por el estilo. Se dice por ejemplo, que un niño o anda o no anda- en un tono que implica que un día el niño, hasta entonces incapaz por completo de andar, de repente aprenda a hacerlo sin ayuda. La observación cuidadosa del desarrollo de una actividad semejante, sin embargo, no apoya de ninguna manera tal noción, al contrario; la habilidad de andar se desarrolla gradualmente. La máxima aplicación de la noción de etapas discontinuas está en el campo del desarrollo cognitivo. Aquí es, si acaso, donde la discontinuidad pudiera ser más real que aparente. En resolución de cierto problemas, por ejemplo, los que envuelven la idea de la conservación de la materia, parece haber escaso progreso durante largo tiempo.
Parece, pues, que solo aparecen etapas discontinuas de desarrollo en el ser humano en funciones complejas, es decir en funciones para las que han de integrarse muchas partes del cerebro.
También en el desarrollo emocional se han descrito etapas, y también en esto la complejidad del sistema pertinente hace sentir que pudiera existir, pero no tenemos conocimiento cierto sobre el punto.
La mejor manera de considerar
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