El dilema de la ética

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Y que, como lo supone Nietzsche, en su obra Más allá del bien y del mal (2007), es un mundo de opuestos, un mundo que juzga abrazado de la ignorancia, la tiesura y la inconformidad. Y algo que he vivido en carne propia, el pasatiempo de vivir pendientes de los movimientos de los otros, rasgo característico de quienes no encuentran la manera de justificar su propia ineficacia e inutilidad.

La ética la maneja cada cual a su manera. Nietzsche también nos ubica en la intencionalidad, a la cual le hemos adjudicado el peso completo de las acciones. Habla sobre el acuerdo social en que se dice que el valor de una acción reside en el valor de su intención. En cierta forma esto se ha aceptado exigiendo y demandando el análisis y juicio de una situación con base en sus objetivos, pero, al meditarlo me doy cuenta de que yo también lo acepto cuando soy yo la involucrada en la ejecución de la acción, o cuando el cuadro no me involucra ni me afecta. Por otra parte, el momento en el que me convierto en la víctima perjudicada a veces no comprendo la flexibilidad de la intencionalidad.

¿Qué es la intencionalidad en sí? ¿Cuál es su valor o su peso? También aquí radica la opinión sujeta a la propia interpretación, a quien el autor antes mencionado denomina como un signo que significa demasiadas cosas y que a su vez no significa casi nada.

Uno esta aseveración a la reflexión sobre la película Space Cowboys, donde los intereses eran defendidos sujetos a la propia conveniencia, y las intencionalidades eran manejadas por la misma. Esta situación se ve en repetidas ocasiones con los distintos personajes que en cierto modo velan por sus beneficios.

El gran dilema del Ikon, contenedor de un fuerte y peligroso cargamento atómico soviético, y los encargados en la misión de ir a salvar el mundo desde el espacio sin saber en qué medida, reflejan esta parte de la intencionalidad. Cada quien juega su papel a su manera poniendo las cartas a su favor y buscando su propio beneficio.

El grupo de ingenieros, y el jefe principal son quienes desde un principio no fueron sinceros y ocultaron información. De haber compartido la información completa se habría podido advertir a los tripulantes del transbordador de los riesgos y posibles fallas al respecto. Además, Corvin, el jefe del equipo Dédalus en todo momento piensa en cumplir su sueño, quien a pesar de ser el único apto para tal hazaña, desde un principio muestras indicios de grandes aspiraciones basadas en la perseverancia, orgullo y determinación.

Varios de los personajes que desarrollan la película ponen en riesgo tanto la integridad de los miembros del equipo, así como la seguridad de toda una nación, movidos siempre por sus intereses y sentimientos. Desde mi parecer basado en mis ideales, bastantes códigos éticos son violentados en esta película, sin embargo tal como dice Nietzsche, “más allá del bien y del mal” la misión culminó siendo exitosa.

Creo que el principal objetivo de estos libros es esclarecer aun más ese pequeño destello de luz en la abismal oscuridad de la duda sobre cuál es el bien y cuál es el mal según cada cabeza, que como bien lo dicen, un mundo distinto de los demás.

Posiblemente mientras más nos enfrasquemos en encontrar culpables, en encontrar lo bueno y lo malo, que es ciertamente muy relativo y condescendiente, debemos vivir, vivir respetando la vida de los otros y la nuestra. Dejar de lado las dualidades que no hacen más que develar nuestra ignorancia e incapacidad de concebir lo flexible, lo cambiante, etc. Sin embargo, el instinto humano y el arma de dos filos, el raciocinio, constantemente juegan sucio dentro del campo de las cuestiones morales y éticas.

El bien y el mal no son absolutos, son relativos, relativos a nuestra propia concepción, a nuestro concepto. En momentos inesperados lo malo se torna en bueno, y lo bueno en malo. Y esto depende de muchas cuestiones externas implícitas, como la cultura, los valores, la idiosincrasia, las circunstancias cambiantes, las relaciones interpersonales, etc.

Extrañamente concluyo este ensayo reflexivo sin haber concluido nada concreto, pero a mi pensar, es imposible. Hablamos de la ética, esa extraña práctica que es tan versátil que se puede definir con palabras simples, pero que en la práctica las palabras simples salen sobrando. No se podría hacer más que preservar la integridad del semejante y la propia con nuestras acciones, y en el ejercicio de nuestras profesiones, mantener el cuidado de la línea legal que delimita nuestro campo de acción o intervención.

Esto es lo difícil de las ciencias sociales y humanas, ejercitar el discernimiento para poder intervenir en cada situación sin salir de los parámetros aceptables y convenientes tanto para nosotros como para los clientes, los pacientes, los usuarios, los alumnos, etc. Empero las dificultades que pueda esto ocasionarnos, tendremos siempre como medidas principales nuestros principios morales y éticos, valores, e incluso dogmas. Es lo rico de mi profesión, este es el sabor de la vida.

Bibliografía

Sanchez, A. (2007). Más allá del bien y del mal. Madrid: Alianza.

Savater, F. (2008). Ética para Amador. Barcelona: Ariel.