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Ensayo: Del Juzgar

Enviado por   •  10 de Diciembre de 2017  •  1.343 Palabras (6 Páginas)  •  296 Visitas

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seguramente haya quien defienda cada razón y hasta el intrépido que encuentre más posibilidades; mas será difícil dictaminar quién tiene la razón. Este es un ejemplo sencillo y sin recriminación, pero qué pasaría si se abordara a un plano más humano.

En cierta ocasión se habló de un personaje muy particular, una chica hermosa en toda la extensión de la palabra, con una estremecedora y frágil apariencia, poseedora de un ímpetu inigualable, con virtudes y defectos tan propios de los humanos, e inigualablemente ávida de vida. Por azares de la desventura la chica poseía el defecto de la autenticidad, una cosa horrible y odiada en su mundo, donde cada ser se aseguraba de presentarse siempre cubierto por un disfraz más falso cada día.

Llegó un extraño día en que la chica decidió salir, utilizando únicamente su antifaz como solía hacerlo para complacer a su alrededor. Fue entonces que descubrió la falta de vida en ese espacio, todos los rincones parecían vacíos por lo que sin reparar en consecuencias se sacó el antifaz, feliz de admirar por primera vez el mundo real, sin filtros de por medio ni críticas, se olvidó del castigo que ganaría si alguien la descubría en semejantes condiciones.

Y eso fue exactamente lo que ocurrió, un par de desconocidos que por ahí pasaban se toparon con el espectáculo que daba esa pobre mujer, mostrando toda su humanidad sin decoro alguno. Asustados y molestos al mismo tiempo no tardaron en llamar a la “guardia verdadera”, que no se hizo esperar.

El juicio fue breve, puesto que había testigos suficientes para incriminarla. El castigo era la muerte, aunque en esta ocasión hubo algo que no fue tal cual las reglas. Por alguna extraña razón todos se sentían cautivados ante la belleza al natural y el talante desinteresado de la joven que ni siquiera mostraba temor ante su destino, en su lugar había una expresión reconocible como alivio.

De esta manera la vida de la chica terminó en un festín sin igual, un banquete donde ella fue la invitada de honor, de hecho, fue el platillo principal del que todos gozaron con placer, disimulando con el pretexto de castigar a la infractora, aunque en el fondo, deseosos de que por lo menos una pizca de ella se quedara en su ser para siempre.

Extraño ejemplo, más demuestra de manera exagerada un típico caso en el que uno o varios consumen el ánimo de otros sólo por incumplir cierta regla de antaño, la cual quizá resulta inservible para el tiempo en que se maneja, o peor aún –como fue el caso de la historia– resulta ser una virtud que todos desean secretamente. Es entonces cuando una norma inquebrantable se mantiene sólo por la envía que levantaría al desarrollarse en cualquier individuo.

Conclusión.

Tras este divagar de ideas y breves conocimientos compaginados con la ficción ha llegado la hora de hablar sobre nuestro punto fundamental: ¿debería alguien juzgar como si fuese un dios?

La respuesta lanzada al azar podría pescar un rotundo no, claro que tampoco existen fundamentos suficientes para sustentarlo. Pero de decir sí, entonces, ¿por qué? Ambas respuestas con un gran debate de por medio.

Es verdad que nuestro mundo ya vive bajo un sistema que decide estas cuestiones a escalas mayores, aunque eso no es suficiente y ni siquiera efectivo, la sociedad se consume a sí misma día tras día sin que a la mitad llegue a importarle efectivamente. No son más que hechos que ocurrieron porque podían, y quizá esa es la respuesta más simple, los hombres se juzgan porque pueden.

En una postura simplemente reflexiva, no se cree que haya algún factor que determine si existe alguien verdaderamente capacitado para dictaminar quién debe ser juzgado y quién alabado. Sin embargo, es posible que de lograrse un estado de auto-superioridad cada cual se conozca y sea sincero con lo que es, sin temores, ataduras o prejuicios. Un juicio interno sea, tal vez, el único juicio con suficientes evidencias para llevar una condena justa.

“Cada quien es su propio dios”.

Autora: Juárez García

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