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Ensayo de Hegel.

Enviado por   •  13 de Febrero de 2018  •  5.170 Palabras (21 Páginas)  •  494 Visitas

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- El principio de causalidad es aplicable a cualquier ser aislado: todo ser determinado es causa de otro ser. Por tanto, ese principio es acreedor de la insuficiencia de lo parcial. La parcialidad es inseparable de la causalidad.

- El principio de causalidad no tiene en cuenta para nada el otro principio, irrenunciable para Hegel, de que el mundo en su desarrollo ha de comportarse de un modo análogo al despliegue dialéctico de la razón.

- El ser se desarrolla cualitativa y cuantitativamente. Para Hegele, el método causal sólo podría explicar el aspecto cuantitativo de la realidad, de la realidad, y no el cualitativo.

Razón analítica y razón dialéctica

Se ha dado en llamar > a la que, en términos generales, pretende conocer y explicar el mundo sirviéndose del método causal, mientras que por > se entiende la razón en cuando utiliza el método dialectico con la misma pretensión. Por el hecho de que la razón analítica se fundamenta en la causalidad, esa razón adolece de los mismos defectos que Hegel atribuía, al principio de causalidad. Por eso, la razón analítica sufre la insuficiencia propia de lo parcial, descuida el aspecto cualitativo de la realidad y, sobre todo, no es “racional” en el sentido de que razonar no se ajusta al comportamiento típico de la razón. Este comportamiento aparece en la razón cuando dialoga, cuando la razón es dialéctica.

Tesis, síntesis y antítesis.

El desarrollo lógico de los conceptos se lleva a cabo por medio de las contradicciones y que éstas consisten en una afirmación y en su negación. Pero, una vez que aparecen la afirmación y su negación, la razón busca inmediatamente una conciliación de esos dos extremos; busca mediante el dialogo la eliminación de la contradicción existente entre la afirmación primera y se negación. En consecuencia, el desarrollo lógico de la razón consta de tres momentos: una afirmación, una negación de la afirmación y una superación de la contradicción así constituida. Tesis, antítesis y síntesis especialmente cuando se trata del desarrollo de la realidad.

La realidad en general no se despliega linealmente, como quería la razón analítica al fundarse en la causalidad, sino en una serie indefinida de > a nivel real, las triadas cobran la forma de lucha ente los opuestos, es decir, entre la tesis y la antítesis; la síntesis representa el resultado final de esa lucha. La síntesis no es final de proceso, sino que, que una vez que se ha establecido, se constituye en tesis necesitada de una antítesis; entre las nuevas tesis y antítesis se establece de nuevo la lucha, la cual, a su vez, termina en una síntesis que vuelve a transformarse en tesis, y así sucesivamente y sin fin.

Psicología

El espíritu

El espíritu se ha determinado como verdad del alma y de la conciencia, de aquella totalidad simple e inmediata y de éste saber, el cual ahora como forma infinita está limitado por aquel contenido, no está en relación con el objeto, sino que es saber de la totalidad sustancial, ni subjetiva, ni objetiva. El contenido que es elevado a intuición son sus sensaciones, como son sus intuiciones las que son cambiadas en representaciones, y así sucesivamente, las representaciones cambiadas de pensamientos, etc.

La razón absolutamente infinita y objetiva puesta como concepto del espíritu, es la realidad del saber o la inteligencia: tomando el saber como concepto, su realidad es dicha razón. La finidad del espíritu consiste en esto: que el saber no comprende al ser en sí y por sí de su razón, y que también la razón no se ha dado en plena manifestación en el saber. La razón es a la vez, en tanto finita, sólo en cuanto es la libertad absoluta; por esto se supone a su saber y de tal modo se hace finita, y es el eterno movimiento de suprimir ésta inmediatividad, de comprenderse a sí misma y de ser conocimiento de la razón.

El progresar del espíritu, es desarrollo; en cuanto su existencia, el saber tiene en sí mismo la determinación en sí y por sí, esto es, la racionalidad, como su contenido y fin, porque la actividad del traducirse en acto, es en su pureza nada más que el paso formal a la manifestación y con esto el retorno a sí mismo. El fin del espíritu es producir el cumplimiento objetivo, y con esto, a la vez, la libertad de su saber. Si las actividades del espíritu son contempladas sólo como manifestaciones, fuerzas en general algo marcado con la determinación de utilidad, esto es, como finales para cualquier otro interés de la inteligencia o del alma, no hay ningún objeto final. Este puede ser sólo el concepto mismo, y la actividad del concepto sólo puede tener a sí mismo por fin, suprimir la forma de la inmediatividad y de la subjetividad, alcanzarse y comprenderse a sí mismo, liberarse haciéndose si mismo. De tal modo, las llamadas facultades del espíritu en su diferenciabilidad, son de considerar sólo como grados de ésta liberación. Las producciones del espíritu siguen en conformidad con las determinaciones racionales, esto es, que el contenido es tanto aquello que es en sí como lo suyo (del espíritu), según la libertad. Así siendo el espíritu determinado en su principio, esta determinación es doble: la del ser y la del suyo, según la primera debe encontrar en sí alguna cosa como tal que es; según la otra, ponerlo solamente como lo suyo. Por esto, el camino del espíritu es:

- Ser teórico

- Querer, ser práctico.

- Se hace espíritu libre cuando aquella doble unilateralidad es superada.

El espíritu teórico como el práctico, están aun en la esfera del espíritu subjetivo en general.

Espíritu teórico

La inteligencia se encuentra determinada; esta es su apariencia, de la cual parte en su inmediatividad; como saber, sin embargo, l inteligencia consiste en poner como suyo propio lo que ha encontrado. Tiene por fin ser razón para si, con lo cual a la vez el contenido se hace racional para ella. Esta actividad es el conocer.

Encontrar lo racional es el conocer, parte de certidumbre, esto es, de la fe de la inteligencia en su capacidad para el saber racional y en la posibilidad que tiene de apropiarse la razón; la inteligencia y el contenido son en sí. La distinción de la inteligencia y el querer tiene, con frecuencia, el sentido inexacto de que ambos son tomados como existencias fijas separadas entre sí; de modo que el querer pueda ser sin la inteligencia,

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