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JUAN JACOBO ROUSSEAU, “EMILIO O DE LA EDUCACIÓN”

Enviado por   •  11 de Abril de 2018  •  3.369 Palabras (14 Páginas)  •  474 Visitas

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Este libro, por lo tanto, es un análisis de la educación de su tiempo y una crítica de la educación de la actualidad, considero que uno de los principales hallazgos de Rousseau es el descubrimiento del niño, es decir, la magnitud del niño y la modificación del concepto que se tenía, el reconocimiento de que el niño existe como un ser distinto del adulto y sujeto a sus propias leyes de evolución y que como tal, en cada etapa hay que tratarlo y respetarle.

Además reconoce el conjunto de estados que progresivamente conducen al hombre, ósea, Rousseau supo ver que el desarrollo del niño que pasa de edad en edad y por estados sucesivos.

Lo importante para Rousseau es descubrir la naturaleza del niño, y su libro, se divide en cinco partes las cuales no coinciden con las etapas evolutivas del ser humano.

- DESARROLLO.

- LIBRO PRIMERO.

Desde el principio de su obra nos marca la importancia que tiene para él la naturaleza como elemento fundamental ya que “todo sale perfecto de las manos de la naturaleza, en las del hombre todo degenera.”[1] Y es justamente, la educación, la que sólo sirve para enseñar la mentira como dice Rousseau. Pues, básicamente, la educación clásica atribuye al niño los conocimientos que no tiene y los razona o discute con él, sobre cosas que no está capacitado para comprender e incluso con razonamientos incomprensibles para él. Además, el adulto pretende que el niño tenga la atención a consideraciones que para él son indiferentes. Nada de esto tiene significado para el niño y como él no es capaz de prevenir, no le queda otra alternativa que someterse al yugo sin estar seguro de que tantos sufrimientos vayan a tener alguna utilidad.

Rousseau establece claramente que el único hábito que se debe deja al niño tomar es el no tener ninguno ya que “Preparad de antemano el reinado de su libertad y el uso de sus fuerzas, dejando el hábito natural de su cuerpo, poniéndole en el estado de ser siempre dueño de sí propio, y hacer en todo su voluntad así que la tenga”[2]

Por lo tanto la razón es lo más importante y está se hace posible gracias al conocimiento, es decir el carácter específico de la humanidad. La libertad da la felicidad al hombre, y todo hombre feliz no es quien sólo satisface sus necesidades del momento, pues estos traen consigo el dolor y la verdadera felicidad está en la satisfacción de los elevados goces.

Como mencioné anteriormente, la obra EMILIO O DE LA EDUCACIÓN, está compuesta por cinco libros y Rousseau imagina a Emilio que será un huérfano, rico y noble, y que él, JUAN JACOBO, habrá de ser su maestro.

Rousseau afirma que a los hombres los endurece la educación ya que nacemos débiles y por ello necesitamos de fuerzas, de asistencia y de inteligencia y “Al principio de la vida, son inactivas la imaginación y la memoria, sólo está atento el niño a lo que hace impresión en sus sentidos; y como estas sensaciones son los primeros materiales de sus conocimientos, presentárselas en orden conveniente es disponer su memoria a que un día se las exhiba en el mismo orden a su entendimiento;” [3] y todo cuanto nos falta al nacer y cuanto necesitamos siendo adultos, se lo debemos a la educación.

La educación de la naturaleza es el desarrollo interno de nuestras facultades y nuestros órganos. La naturaleza no es otra cosa que el hábito y la educación no es otra cosa que un hábito también como lo toma en cuenta el autor.

Los padres deben enseñar a sus hijos a conservarse y cuando sean grandes, a aguantar lo malo y bueno, es decir, que su adaptación a la naturaleza desde su origen les permita vivir en cualquier situación. Destaca el que el niño tenga un AYO, el cual no debe estar en venta, es decir, no vender su profesión ya que resulta interesante el que deba ser joven, pues esto permite entender y conocer más fácilmente el ánimo del niño.

En la parte final del libro I, Rousseau se ocupa de la educación del niño hasta los dos años. La vida familiar le da primera educación, sobre todo física en su mayor parte, casi al mismo tiempo aprende el niño a hablar, a comer y andar.

- LIBRO SEGUNDO.

Este libro trata de la educación en el período de la infancia que abarca hasta los 12 años. Rousseau lo inicia insistiendo en una idea del Libro I donde dice que no se debe cuidar ni proteger a los niños excesivamente ya que conviene que alguna vez se hagan daño, para que aprendan a sufrir y a soportar el dolor pues de existir “un exceso de rigor, y otro de indulgencia; ambos se han de huir igualmente. Si dejas que padezcan los niños, aventuraras su salud y vida, y los harás miserables al presente; si los preservar con mucho esmero de todo género de sentimiento, les prepararas grandes miserias, los harás delicados e insensibles; los sacaras del estado de hombres, al cual, a despecho nuestro, volverán un día. Por no exponerlos a algunos males de la naturaleza, les causaras otros que ésta no les ha dado”.[4]

La mayor parte del libro II trata en torno a tres ideas fundamentales: la reclamación de un disposición y unos derechos propios de la infancia, el concepto de educación negativa y la educación de los sentidos como principal tarea educativa para este período de la vida.

Una de las ideas de Rousseau que más han influido en la Pedagogía de nuestro tiempo es que el niño es un ser, no un pequeño hombrecito ya que infancia tiene su propia razón de ser, se justifica por sí, tiene su propia madurez y sus propias leyes, distintas a las de la edad adulta. Querer entender al niño con los moldes del adulto sería atentar contra el orden de la naturaleza pues “la naturaleza quiere que éstos, antes de ser hombres, sean niños. Si queremos invertir este orden, produciremos frutos precoces que no tendrán madurez ni gusto y que se pudrirán muy presto; tendremos doctores muchachos, y viejos niños. Tiene la infancia modos de ver, pensar y sentir, que les son peculiares; no hay mayor desatino que querer imponerles los nuestros; tanto equivale exigir que tenga un niño dos varas de alto, como razón a los diez años. Y efectivamente ¿para qué le aprovecharía a esa edad? La razón es el freno de la fuerza, y el niño no necesita freno”.[5]

- LIBRO TERCERO.

En este libro se menciona la edad de (12 a los 15 años), en donde Emilio posee la máxima flexibilidad para el aprendizaje, pero ésta vendrá del propio niño, siendo los intereses naturales de la infancia los que determinarán la enseñanza pues “este es el tercer estado de la niñez, y

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