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Las leyes que regulan o sostienen el conjunto sistémico que hace posible el movimiento biológico o vida, entendida e interpretada como el cúmulo de experiencias

Enviado por   •  31 de Julio de 2018  •  2.790 Palabras (12 Páginas)  •  481 Visitas

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En este aspecto, ya desde el pensamiento presocrático, la doxografía (libros dedicados a pintos de vistas filosóficos y científicos) de Platón y Aristóteles, según lo expresa Gadamer (1995), la visión moral y religiosa de la separación “…entre alma y cuerpo corresponde, en su núcleo, a la separación entre la ciencia matemática y la experiencia sensible” (Pp.47-48); en este sentido, la vida de quien aborda su existencia como filósofo, es “…un camino hacia la muerte” (ibídem), donde hay la separación de lo sensible del cuerpo.

Gadamer (ob.cit.), destaca el concepto de Platón del “fluir”, el cual no se separa del concepto de “lo permanente”, el uno “…implica al otro,…, que la memoria y la opinión son una aproximación a lo idéntico, a lo permanente…” (p.68); Platón, y en ellos es explicativo Gadamer (ob.cit.), se prepara para morir, y esa preparación se hace desde la vida. El alma humana pertenece a esa categoría da las realidades invisibles, es, en su esencia, lo inmaterial, donde el alma se asemeja a lo divino, inmortal, inteligible, simple e indisoluble, siempre igual y siempre parecido a sí mismo; el alma se ha preparado pare su separación del cuerpo, va hacia un ser semejante a ella, divino, inmortal, lleno de sabiduría, cerca del cual, libre de sus errores, de su ignorancia, de sus temores, de sus amores tiránicos y de todos los demás males anexos a la naturaleza humana goza de la felicidad.

En este mismo sentido, valga la postura de Hetherington (2007), en cuanto a “…que la felicidad es lo que da sentido a la vida” (p.91). Y en esa vida que no es más que un vacío existencial donde se da, por la vía sistémica de la biología, la conducción de energía a través de lo corpóreo, y eso corpóreo va satisfaciendo necesidades artificiales, creadas en la experiencia de vida y no en su esencia. La vida, llamémosla “el vacío en movimiento a través de la vitalidad biológica del cuerpo”, al no contar con dicha vitalidad biológica, estamos en otro vacío, en de muerte. Y en la muerte tampoco hay necesidades impuestas, sino necesidades artificiales. Esta situación hace que surja una interrogante: ¿cómo hace la energía vital sin espacio corpóreo en movimiento biológico para crear las condiciones de necesidades artificiales? O es que ¿no tenemos la capacidad de entender, desde esta realidad de vida, qué sería posible hacer o crear en esa otra realidad de muerte?

Profundizando un poco más, sin salir de las ideas de Hetherington (ob.cit.), hay que ir al pensamiento griego antiguo para tener argumentos fehacientes que respondan desde la realidad de la vida lo que en esencia es el “sentido de la muerte”. Decía Epicuro, citado por Hetherington (ob.cit., Pp. 120-121), que una vez que se muere uno no puede “…tener experiencia”; por su parte Lucrecio decía que una persona muerte no puede causar daño a una persona viva, y si ocurriese ese daño es porque la persona que se considera viva y a la cual afecta la persona muerta, está igual que ella, muerta, es decir, no viva. En otro aparte, Hetherington (ob.cit.), dice: “El ideal epicúreo consistía en que vivamos bien y sabiamente, reconociendo que solamente la vida nos puede proporcionar placer. No concibas el estar muerto ni como una bendición ni como una desgracia…Sácale el máximo provecho a la vida mientras la tengas. No te asuste la idea de que vendrá un tiempo en que estarás muerto. El solo hecho de sentir ese temor menoscaba el placer que la vida te puede proporcionar aquí y ahora. Es un sentimiento que, a diferencia de estar muerto, sí te perjudica” (p.122).

Otro aspecto importante y que se debe a la reflexión de Epicúreo, dice que estar muerto es no tener ya experiencias alternativas, y esa ausencia de experiencia hace de la persona muerta un ente aislado de la energía que le da vitalidad a la vida.

Ahora bien, esta percepción griega de la muerte hace que surja otra interrogante: ¿morir y estar muerto es lo mismo o difieren en su percepción nominalista? Estar muerto es un estado, una categoría universal; morir es un evento, un proceso que se presenta, en razón del tiempo, en un período largo o instantáneo. Dicen que los que tarda más en morir se debe a deudas aún no saldadas en la vida y los que de improviso fallecen, son los bendecidos que pasan al otro nivel y que cumplieron ya un ciclo. No hay que temer en decir que experimentada la vida se va hacia otra instancia, ya no de experiencia de vida, será experiencia de muerte.

En el sentido de la vida, la muerte convierte, expresa Hetherington (ob.cit.), en fútiles las esperanzas referidas al futuro de las personas tras el momento en que muere. La gente, suele vivir el presente “…como algo que intensifica su propia existencia, como un estar más vivo…” (p.130). La muerte nos da unidad como materia (todo lo corpóreo se oxida y desvanece) y plantea lo incierto en ese sueño eterno que causa tanta inquietud en algunas personas; el temor a morir es el temor a lo incierto no es temor a la muerte. Un poco más exacto sería decir que el temor radica en la anulación de la experiencia de vida, la cual queda fragmentada en este espacio donde hoy se escribe y que no tiene vinculación alguna con la muerte. Es más que posible que ni siquiera significar lo que hoy se entiende por muerte sea una descripción real o verdadera de la muerte. La muerte es verdad en la anulación de la experiencia de la vida, del resto todo cuanto se ha dicho de ella es especulación pura.

Conclusión

En una ocasión Bhagwan Shri Rashnísh (1931-1990), conocido como Osho, filósofo, místico, orador y líder espiritual, dijo: “La verdadera pregunta no es si hay vida después de la muerte. La verdadera pregunta es si estas vivo antes de la muerte". Y precisamente ese es el punto: debemos asumir la vida; la muerte no se asume, es inevitable, llega y ya, y las consultas de ese “más allá después de la vida” o si hay una “vida nueva y plena después de la muerte”, no es que no tenga sentido, sino que en esta realidad de vida no hay entendimiento capaz de comprender cuál sería el criterio justo para preguntar en razón de la muerte.

Desde el 2014, una serie de textos ha invadido el mercado de los libros de autoayuda y revelaciones; uno de esos textos es el de Vladimir Burdman, quien partiendo de lo que según su verdad son diversas experiencias cercanas al más allá, el afirma que existe vida después de la muerte. Su obra “Me lo contó un muerto”, desde la sustentación de las ciencias ocultas, respondiendo a esa incertidumbre de lo que sucede después que las personas mueren; el texto aborda experiencias de vida que han tenido sujetos que clínicamente han sido

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