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Positivismo en la educación Mexicana.

Enviado por   •  21 de Febrero de 2018  •  2.985 Palabras (12 Páginas)  •  315 Visitas

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En síntesis, lo que ofrecía Augusto Comte era un sistema en el que destacando el valor intrínseco de la humanidad, su sociedad tuviera un modelo que no fuera monarquista, politeísta o monoteísta, sino eminentemente humanista positivista. El principio y fin de la existencia humana no tendría ni cobraría sentido sino en función de su actividad industrial, de su amor, de su orden y de su progreso al servicio de este nuevo y Gran Être: la humanidad.

EL POITIVISMO EN LA EDUCACIÓN

Durante la segunda parte del siglo XIX se llevaron a cabo las Leyes de Reforma, derivadas del conflicto entre liberales y conservadores, la Guerra de Reforma trastocó la vida del país. Más tarde, el triunfo liberal promovió la percepción del mundo y de la vida a través de la ciencia, y no a través de preceptos religiosos: esa fue el obra de educadores como Guillermo Prieto, quienes promovieron la lectura entre los alumnos. La escuela primaria fungió como pilar de la Educación Pública (poco a poco este espacio físico se fue delineando y definiendo como institución) gracias al trabajo de los pedagogos Abraham Castellanos, Enrique Rébsamen y otros pensadores, y al Primer Congreso Nacional de Instrucción Pública (1889-1891). Así, como Secretario de Instrucción, Justo Sierra decretó la educación gratuita, laica y obligatoria, y en septiembre de 1910 se inauguró la Universidad Nacional de México, hasta que el estallido de la Revolución mexicana trastocó de nuevo la vida económica, política y social del país.

Entre diciembre de 1889 y marzo de 1891 se realizaron con congresos nacionales de instrucción pública, cuyos objetivos eran definir los objetivos y las acciones que tomaría el Estado. Los congresos de instrucción fueron esenciales para tomar una determinación sobre lo que pasaría con la educación en el periodo Porfiriano. En primer lugar la idea de la educación Laica, Gratuita y Obligatoria. Tradicionalmente, la educación estaba en manos de la iglesia, y en los congresos se planteó el hecho de que los niños podían recibir una educación moral sin tener que recurrir al método religioso, misma situación que Barreda retoma:

“Se confunde generalmente la moral con los dogmas religiosos, hasta el grado de que para muchos, ambas no sólo son inseparables, sino que vienen a ser una misma cosa; pero cuando se reflexiona sobre la inmensa variedad de religiones y sobre la uniformidad de las reglas de la moral; cuando vemos que los dogmas religiosos cambian”(Barreda, de la educación moral,1863)

Siendo entonces para Barreda la moral, como un músculo del cuerpo que necesita ejercitarse, ya que sostiene que lo que no se usa se atrofia o meramente desaparece; por lo tanto, para Barreda, la religión únicamente es un medio para ejercitar la moral, sin embargo también habla de que los seres humanos tenemos tendencias a lo bueno y a lo malo y que natamente tenemos con nosotros algo que llamamos conciencia.

“En efecto, todas las inclinaciones innatas de nuestra alma ocasionan una solicitud constante de las facultades activas del individuo, hacia aquellos actos que pueden satisfacerlas, independientemente de toda consideración de utilidad propia o de todo fin ulterior, sino simplemente por el placer que resulta de la satisfacción de una necesidad. Luego si hay en nosotros esas inclinaciones benévolas, al mismo tiempo que otras que le son opuestas, y sí, como acabamos de ver, ambas tienen sus órganos respectivos, es claro que unos y otros ejercerán continuamente una solicitud que tiene por objeto la satisfacción de aquellas inclinaciones”. (Barreda, de la educación moral,1863)

Otro de los grandes temas de los congresos educativos fue la importancia de centrarse en el niño como una persona con cualidades específicas, con necesidades particulares y encontrar la manera de darle una educación integral.

Aunque se llaman congresos de instrucción pública, había un gran rechazo de parte de los educadores a esto de instrucción, ya que los consideraban un concepto bastante limitado, ya que aplicaba a sólo algunos aspectos del conocimiento, ellos buscaban una verdadera educación integral en los niños para que fueran seres formados en los valores nacionalistas y ciudadanos del México moderno.

Durante los últimos años del siglo XIX se empezó a aplicar una reforma pedagógica que eliminaba la severidad de los estudios que convertía a los alumnos en receptores pasivos y muchos educadores comenzaron a eliminar el sistema lancasteriano que se enfocaba en la memorización.

Ya no habiendo religión en las escuelas, había que explicar el mundo a través de la razón y no a través de la memoria, y para ello se implantó el método objetivo de los sentidos, los niños aprendían contando con semillas de frijol, la geografía se aprendía a través de la apreciación de un río o una montaña, todo gráficamente para que los niños pudieran aprender de eso.

Al mismo tiempo, los hombres del régimen fundieron las ideas liberalistas con el positivismo .El positivismo busca la enseñanza a través de la observación y de la experimentación, deja de lado la enseñanza religiosa y tiene como fundamento al conocimiento científico experimental, también el positivismo busca una educación enciclopédica que abarque todos los aspectos del conocimiento.

Con el inicio del porfiriato, la educación tomó otro rumbo, donde a la mayor parte de la población estudiantil adulta se le preparaba para que aprendieran algún oficio en las escuelas de artes y oficios para adultos, la mayor parte de las veces en escuelas nocturnas, principalmente encaminados a la industria y los servicios, y aunque esto conllevaba el crecimiento y el desarrollo del país a través de la industrialización llegando a ser el país número uno en exportación de oro y cobre, el beneficio de la educación sólo lo tenían muy pocas personas, a las que podríamos llamar de élite, obviamente en la mayor parte de los casos, personas con la solvencia económica necesaria, o en casos extraordinarios con un nivel intelectual muy alto.

Esto nos lleva al punto importante, mientras en las escuelas positivistas, o sea, las Escuelas Nacionales, se recibía una educación integral para que las personas o los jóvenes tuvieran un desarrollo completo, para crear individuos con una capacidad intelectual, analítica y social superior, las personas que recibían una educación de escuelas de gobierno, con conocimientos meramente básicos, que estaban pensados estructuralmente para la base del desarrollo industrial de México, muy probablemente, con el paso del tiempo iban a terminar obedeciendo órdenes o siguiendo corrientes de pensamiento creadas por las

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