Resumen Partidos políticos y democracia
Enviado por Rebecca • 11 de Febrero de 2018 • 4.750 Palabras (19 Páginas) • 517 Visitas
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Sartori hace una clasificación tomando en cuenta la posibilidad de que un régimen político se transforme en otro. De partido único (Albania y la Unión Soviética hasta 1989); partido hegemónico (México hasta 1988); partido predominante (Japón y Suecia hasta antes de la crisis del Partido Liberal Democrático Japonés y del Partido Socialdemócrata Sueco); bipartidismo (los Estados Unidos y el Reino Unido); pluralismo moderado (Alemania y los Países Bajos); pluralismo polarizado (Italia, hasta antes de su más reciente reforma electoral), y atomización (Malasia).
Los partidos políticos y las leyes electorales deben estar en estrecha relación con las características y la naturaleza del sistema político en el que actúan. Los partidos son parte de los elementos que conforma un régimen político ya sea presidencial o parlamentario.
Las tareas de los partidos políticos en la democracia
Las funciones de los partidos políticos en las democracias se dividen en: social e institucional.
Las funciones sociales son las que tienen los partidos como organizaciones que nacen del cuerpo social, se pueden destacar: la socialización política, la cual implica educar a los ciudadanos en la democracia; la movilización de la opinión pública, la representación de intereses y la legitimación del sistema político.
Los partidos modernos, de acuerdo con algunas leyes de partidos o electorales, tienen la obligación de promover los valores democráticos, el respeto de los derechos humanos, la práctica de la tolerancia y el derecho al disenso, así como también capacitar a sus miembros en los principios ideológicos del partido y difundir éstos entre los ciudadanos.
Actualmente, se le ha restado importancia a la función socializadora de los partidos, por el crecimiento de los medios de comunicación ajenos a los partidos. Es por eso gran de la crisis de los partidos está relacionada con la actual debilidad de su función socializadora, pues ello se interpreta como una incapacidad para vincularse con las aspiraciones y los intereses de la sociedad.
Con la crisis del parlamento, los partidos a inicios de este siglo, fueron los espacios para canalizar la opinión pública. Es a ellos a quienes les corresponde permitir que se expresen las opiniones, pareceres y criterios de la sociedad civil., a pesar de que algunos críticos de los partidos han señalado que éstos han sido rebasados por los movimientos sociales en cuanto a su aptitud para movilizar la opinión pública.
La tercera función social que deben cumplir los partidos es la representación de intereses, a diferencia de los partidos que son medios de canalización de múltiples intereses, pero tienden a preferir unos sobre otros, atendiendo a su origen histórico o ideológico o a una coyuntura política que haga más redituable defender determinados intereses.
La última función social de los partidos es su papel como legitimadores del sistema político. Es la función más importante. Existe diferentes criterios para medir la legitimidad de un sistema, van desde su capacidad para mantenerse estable, ser eficaz y gozar de la aceptación de los ciudadanos, hasta la de respetar los derechos humanos en todas las esferas del poder. Uno de los criterios más aceptados en una democracia para medir la legitimidad del sistema alude a su capacidad para promover en su conjunto los procedimientos y las instituciones democráticos y para garantizar y respetar los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Los partidos realizan un importante trabajo en la función legitimadora, porque tienen un papel fundamental en la conformación de los órganos del Estado a través de las elecciones y son focos de discusión y debate. Al llegar al poder tiene el compromiso de cumplir con los procesos democráticos y velar por el respeto a los derechos humanos, debido a que son ellos quienes hacen posible la democracia.
Funciones institucionales
Las funciones institucionales de los partidos políticos son: el reclutamiento y selección de élites, la organización de las elecciones y la formación y composición de los principales órganos del Estado.
La primera de las funciones institucionales, el reclutamiento y la selección de gobernantes, obedece a la necesidad que tiene cualquier sociedad de contar con un grupo dirigente que se encargue de la cosa pública, es decir, de la administración de los asuntos comunes. Antiguamente, las corporaciones, los sindicatos y las asociaciones de profesionales eran las principales vías para reclutar al personal gobernante. En la actualidad, son los partidos los que escogen a los miembros de ese personal e impulsan sus carreras políticas.
Una de las consecuencias más nefastas que trae consigo esta función, cuando no se realiza utilizando métodos y procedimientos democráticos internos, es la tendencia al funcionamiento oligárquico de los partidos. Tal riesgo, advertido, como ya se mencionó, en la obra de Robert Michels, sigue siendo el desafío más grande que enfrentan los partidos. La organización formal que requiere el partido para desarrollarse lleva en ocasiones a que los dirigentes adopten decisiones por encima de los intereses y deseos de la base. No obstante este lado oscuro, el reclutamiento de gobernantes, tiene efectos positivos en el sistema en su conjunto: contribuye a darle estabilidad, a profesionalizar la política y a alentar liderazgos que suelen ser determinantes en la vida de los Estados.
La segunda función institucional es la de organizar elecciones. Implica la influencia de los partidos en la elaboración de la legislación electoral, su papel en todas las etapas o procesos electorales y el hecho de ser los principales beneficiarios del resultado electoral.
La preponderancia de los partidos sobre las candidaturas independientes, cuando éstas existen, es más que notable. El predominio de los partidos en las sociedades industriales avanzadas resulta imprescindible para vertebrar la organización social. Los partidos, así, presentan candidaturas, llevan a cabo la totalidad de la campaña electoral, determinan qué candidatos o afiliados participan en dicha campaña, designan representantes en las mesas electorales, participan en la totalidad del escrutinio y están legitimados para plantear los recursos que consideren oportunos y sean procedentes en materia de derecho electoral. Es casi imposible que funcione un sistema electoral sin el concurso de los partidos políticos. Su influencia en el proceso electoral legal es grande, pero aún lo es mayor en los aspectos prelegales. Por ejemplo, la organización del
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