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TEMA 1 CONCEPTOS BÁSICOS

Enviado por   •  20 de Noviembre de 2018  •  59.087 Palabras (237 Páginas)  •  297 Visitas

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de la entropía, si se trata de un asunto tan grave y apremiante? MBS: Para la visión mecanicista del mundo, típicamente moderna, en la línea que une a Descartes, Galileo, Bacon, Newton, Locke y Adam Smith (éste en la economía y Locke en la concepción social), la idea de progreso es tan connatural que ni pensamos en discutirla. Ahora bien, la cuestión que abordamos incide precisamente en este punto: "la ley de la entropía socava la idea de la historia como progreso. La ley de la entropía destruye la idea de que la ciencia y la tecnología crean un mundo más ordenado". En una visión mecanicista, el énfasis únicamente se pone en lo que se ordena, sin entrar a considerar el desorden causado por la ordenación. Es como si ignorásemos, por ejemplo, el problema de la basura al arreglarnos nuestra casa. Cuando la casa es el propio planeta, pensar que "el resto" no interesa es el síndrome del avestruz...

JL: Comencemos por la caracterización y definición de entropía.

MBS: Originalmente, "entropía" surgió como palabra acuñada del griego, de em (en - en, sobre, cerca de...) y sqopg (tropêe - mudanza, giro, alternativa, cambio, evolución...). El término fue usado primeramente en 1850 por el físico alemán Rudolf Julius Emmanuel Clausius (1822-1888). Para caracterizar la entropía partiremos de una autoridad de renombre: el físico Enrico Fermi, uno de los padres de la bomba atómica. En su Thermodynamics define la primera ley de la termodinámica: "La primera ley de la termodinámica es esencialmente la afirmación del principio de conservación de la energía para sistemas termodinámicos. Como tal, puede expresarse del siguiente modo: ’La variación de energía en un sistema durante cualquier transformación es igual a la cantidad de energía que el sistema intercambia con el ambiente’. Esta primera ley no pone limitaciones a las posibilidades de transformación de energía de una forma para otra". Ahora bien, esa posibilidad ilimitada de transformación es la base de toda la civilización del progreso. Ya la segunda ley de la termodinámica impone severas limitaciones: "Es imposible una transformación cuyo resultado final sea transformar en trabajo todo el calor extraído de una fuente" (postulado de Kelvin).

JL: ¿Cómo se traduce esto en términos generales? MBS: El primer principio establece que la energía no puede ser creada ni aniquilada. Hay todavía un tercer principio -el del equilibrio- que indica que dos cuerpos -ambos en equilibrio térmico con un tercero-, colocados en contacto, se encuentran en equilibrio entre sí. Lo curioso es que históricamente el mismo primer principio haya suscitado tanta oposición y resistencia a ser aceptado, porque existía el ideal de construir una máquina que pudiese efectuar trabajo sin consumir energía (motu perpetuo de primera especie). En términos corrientes, el segundo principio indica que, con el tiempo, disponemos siempre de menos energías utilizables. O resumiendo: "la energía total del universo es constante y la entropía (el desorden) total está en continuo aumento". Nos hallamos entonces en un universo que se degrada energéticamente y esta realidad debería conducir a un dispendio mínimo de las energías disponibles, más aún en el sistema de nuestra pobre Tierra, cuyos materiales utilizables son muy limitados. Por tanto, la productividad no debería medirse por la mayor cantidad de bienes económicos producida en un determinado período de tiempo, sino por la mayor cantidad producida con el menor gasto energético posible. Y, del mismo modo, crear el orden que deje menos desorden (en otros ámbitos). JL: Estas leyes de la termodinámica

¿Son siempre válidas o se trata a lo sumo de un modelo científico provisional?

MBS: Éste es el punto central. Para el autor -y todo indica que está plenamente en lo cierto- se trata de ley fundamental y Albert Einstein -en una de sus reflexiones- observó: "Una teoría es tanto más emocionante cuanto más simples son sus premisas, más diversas las categorías de fenómenos a las que se refiere, más vasto su campo de aplicabilidad. Ésta es la razón por la que la Termodinámica clásica siempre me causó honda impresión: es la única teoría física de contenido universal de la que estoy convencido que, en el campo de la aplicación de sus contenidos basilares, nunca será superada". Ante esa universalidad de la ley de la entropía, se busca "atenuarla" de dos modos: o intentando quitarle universalidad por medio de una nueva ciencia, la Mecánica Estadística (Ludwig Boltzmann), en la cual (en el mundo subatómico) podría haber excepciones; o intentando reconocerle significado práctico sólo para largos ciclos como el del apagón del sol, previsto para períodos cósmicos de tiempo. Lo cierto es que, aun concediendo esas excepciones para partículas, se trataría de casos análogos a la famosa imagen de millares de monos mecanógrafos escribiendo al azar, a lo largo de miles de años, la Comedia de Dante. Y en cuanto al caso del sol, basta decir que nuestros ciclos, evidentemente, son de dimensiones humanas y no cósmicas. El hecho indudable es que la entropía nos afecta radicalmente.

JL: Si se trata de una ley universal ¿Por qué sólo ahora sale a la luz su carácter destructor? MBS: Dada la simple experiencia siempre constatada de que nunca espontáneamente el calor de un cuerpo más frío ha pasado a un cuerpo más caliente, resulta extraño no haber contado con una formulación anterior. Un paréntesis: me refiero aquí a formulaciones científicas, porque la intuición del fenómeno sí fue captada siempre. Desde el "Tempus edax rerum", el tiempo que consume las cosas, del poeta latino, "el tiempo que estraga todas las cosas", a un San Pedro que afirma que el mundo ahora existente está reservado para el fuego (II Pe 3, 7). El problema de la entropía no sería destructivo si tuviésemos otra Weltanschauung: como nuestra visión del mundo, el consumismo, tiene algo de connatural y el progreso es su imperativo ético, entonces estamos realmente en un callejón sin salida. Un San Francisco de Asís, por ejemplo, no estaría en la crisis que estamos. En nuestro sistema, que no concibe ningún significado espiritual de pobreza y, por tanto, de la propia existencia, y convierte a lo superfluo en más esencial que lo esencial, la no disponibilidad de energía vacía completamente la existencia. De ahí el carácter auto-destructivo del progreso. Es en ese sentido que Heidegger (1889- 1976) comenta la "penuria de nuestro tiempo", incapaz de darse cuenta de que la verdadera penuria no es la material, sino la de no considerar como una ausencia la ausencia de lo Esencial

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