Tema de la Recension sobre la muerte y los moribundos
Enviado por John0099 • 4 de Enero de 2019 • 5.155 Palabras (21 Páginas) • 393 Visitas
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Los cierto es que vivimos en la sociedad de la masa más que del individuo, pero cada hombre sólo podrá cambiar las cosas si es capaz de concebir su propia muerte; si pudiéramos empezar a considerar la posibilidad de nuestra propia muerte, podríamos conseguir muchas cosas, y a final de cuentas, lograríamos alcanzar la paz.
Muchos médicos jóvenes aprenden a prolongar la vida, pero no se les habla mucho del concepto de ‘’vida’’. A menudo damos por descontado que ‘’no se puede hacer nada’’ y concentramos nuestro interés en el equipo médico más que en las expresiones faciales del paciente, que pueden decirnos cosas más importantes que la máquina más eficaz. Nuestro objetivo no debería ser tener especialistas para pacientes moribundo, sino adiestrar a nuestro personal hospitalario para que sepa enfrentarse con estas dificultades y buscar soluciones.
Inicio del seminario interdisciplinar sobre la muerte y los moribundos.
Ha sido útil la creación del seminario, para hacer conscientes a los estudiantes de la necesidad de considerar la muerte como una posibilidad real, no sólo para los demás sino también para ellos mismos. Cuando los miembros del grupo empezaron a conocerse unos a otros y se dieron cuenta de que nada era tabú, las discusiones se convirtieron en una especie de terapia de grupo. Dos años después de la creación del seminario, se convirtió en un curso acreditado de la facultad de medicina y del seminario teológico.
Los moribundos como maestros.
Al hablar con médicos, capellanes de hospital y enfermeras, a menudo nos impresiona su preocupación por cómo va a encajar un paciente ‘’la verdad’’. Pero es que la pregunta real no debería ser ‘’¿debemos decírselo?, sino ‘’ ¿cómo compartir esto con mi paciente?’’
Deberíamos adquirir el hábito de pensar en la muerte y en el morir de vez en cuando, antes de encontrárnosla en nuestra propia vida. Si no hemos hecho esto, un diagnóstico de cáncer en nuestra familia nos recordará brutalmente nuestro propio fin. Ahora, si un médico es capaz de hablar con sus pacientes del diagnóstico de tumor maligno sin que sea sinónimo de muerte inminente, prestará al paciente un gran servicio, y dejaría la puerta abierta a la esperanza. Pero, si no podemos afrontar la muerte con ecuanimidad, ¿cómo podemos ser útiles a nuestros pacientes? Damos rodeos y hablamos de trivialidades, o del maravilloso tiempo que hace afuera. Los médicos que necesitan negarse la verdad a ellos mismos, encontrarán la misma voluntad negativa en sus pacientes, y de que los que son capaces de hablar de una enfermedad mortal encontrarán a sus pacientes capaces de afrontarla y reconocerla; aunque no deja de ser cierto que los diferentes pacientes reaccionan de modo diferente ante estas noticias según su personalidad y el estilo de vida. Si un tumor maligno se presenta como una enfermedad incurable que da la sensación de ‘’para qué sirve todo, de todos modos no podemos hacer nada’’, será el comienzo de una temporada difícil para el paciente y para lo que le rodean; la familia de estos pacientes puede compartir quizá sus sentimientos de pena e inutilidad, de irremediabilidad y desesperanza; sin embargo, la reacción del paciente no depende sólo de cómo se lo diga el médico, pero la manera de comunicar la mala noticia es un factor importante. El médico debería examinar su actitud ante la muerte para poder hablar de cuestiones tan graves sin excesiva ansiedad; buscar indicios en el paciente para averiguar hasta qué punto éste quiere afrontar la realidad; cuantas más personas de las que rodean al paciente conozcan el diagnóstico, antes comprenderá el verdadero estado de las cosas el propio paciente. Si la noticia se comunica, el paciente continuará teniendo confianza en el médico, y tendrá tiempo para pasar por las diferentes reacciones que le permitirán afrontar su nueva y difícil situación vital.
Capítulo 3. Primera fase: negación y aislamiento.
La mayoría de los pacientes moribundos, al enterarse de su enfermedad mortal, reaccionan diciendo: ‘’No, yo no, no puede ser verdad’’. La negación parcial es habitual en casi todos los pacientes, no sólo durante las primeras fases de la enfermedad o al enterarse del diagnóstico, sino también más adelante, de vez en cuando. La negación funciona como un amortiguador después de una noticia inesperada e impresionante, permite recobrarse al paciente y movilizar otras defensas; esto no significa que el mismo paciente, más adelante, no esté dispuesto a sentarse a charlar con alguien de su muerte inminente. Un individuo sano y fuerte puede afrontarlo mejor y está menos asustado ante la muerte venidera cuando todavía está ‘’a kilómetros de distancia’’ que cuando ‘’está a la puerta’’.
La negación es una defensa provisional, y será sustituida por una aceptación parcial. La mayoría de los pacientes pueden hablar de la realidad de su situación, y de repente, manifestar su incapacidad para seguir viéndola de un modo realista. ¿Cómo sabemos, entonces, cuándo u paciente no desea seguir afrontándola? Puede hablar de temas referentes a la vida, puede compartir fantasías importantes sobre la muerte misma o la vida después de la muerte, y cambiar el tema a los pocos minutos; es cuando hemos de recoger la indirecta y reconocer que ése es el momento en el que el paciente prefiere pensar en cosas más alegres y animadas. La necesidad de negación existe en todos los pacientes alguna vez, más al principio de la enfermedad grave que hacia el final de la vida. La primera reacción del paciente puede ser un estado de conmoción temporal del que se recupera gradualmente; cuando la sensación inicial de estupor empieza a desaparecer y consigue recuperarse, su respuesta habitual es: ‘’No, no puedo ser yo’’.
Si uno está interesado en la conducta humana, en las adaptaciones y defensas que tienen los seres humanos para afrontar estas tensiones, aquí es donde se puede aprender. A la larga, es el cuidado persistente del terapista que ha afrontado lo suficiente su propio complejo con respecto a la muerte lo que ayuda al paciente a sobreponerse a la ansiedad y al miedo a la muerte inminente. No siempre afirmamos explícitamente que el paciente en realidad está desahuciado; primero intentamos averiguar sus necesidades, tratamos de conocer sus puntos débiles y fuertes y buscamos indicios visibles u ocultos para determinar hasta qué punto un paciente quiere afrontar la realidad en un momento dado. Le permitimos negar todo lo que necesite para su supervivencia, y estaremos a su disposición todo el tiempo que pase en el hospital.
Existe
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