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Teoría de la hegemonía de Antonio Gramsci.

Enviado por   •  28 de Febrero de 2018  •  1.554 Palabras (7 Páginas)  •  388 Visitas

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Cuando hablamos aquí de hegemonía nos situamos en un plano muy diferente al de simple dominación y/o sustitución de unos dirigentes burgueses por otros socialistas. Para nuestro autor el éxito de una revolución socialista no se visualiza cuando los socialistas toman el poder, sino cuando transforman las relaciones de producción. Esto explicaría el peso que para Gramsci adquiere la idea de hegemonía, incluso por encima que la propia conquista del poder por la sociedad civil. Una vez tomado éste, debe existir una base social que respalde su continuidad. La hegemonía equivale así a asumir los intereses de los grupos destinatarios de sus acciones, a no bloquear los caminos, a no retener las alternativas. La hegemonía cohesiona, en un mismo bloque histórico, la sociedad civil y la política. Teniendo los intelectuales el deber de contribuir mediante su difusión ideológica 27. Esta apelación del autor italiano a la sociedad civil es importante de cara a evitar una dictadura sin consenso como la de los Estados socialistas. La dictadura del proletariado en Gramsci es un concepto teórico normativo no doctrinario. Suscribe junto a Rosa Luxemburgo la idea de que la libertad reservada únicamente a los partidarios del gobierno o a los miembros del partido -por muy numerosos que éstos sean- no es libertad. Hacerlo equivale a desviar, no a despejar el camino, en la revolución socialista.

Digamos que el proceso de conquista de la hegemonía pasa por fases y tiempos diferentes: (i) el cuerpo social se hace homogéneo y se reconoce en el terreno económico corporativo; (ii) se amplía la solidaridad entre los miembros de la misma clase social. Desaparecen el aislamiento y la dimisión; y (iii) los intereses corporativos sobrepasan sus límites y abarcan a otros grupos sociales. En cualquier caso, la revolución ha de ser concienzuda y paciente. Debe prepararse con cuidado, con la precisión de un alquimista, para que pueda empapar los mecanismos de la sociedad civil, volcando los corazones y cambiando la mentalidad de la mayoría.

Hablar, por tanto, de hegemonía es hablar de imaginario social compartido. Si decimos que un determinado grupo social pierde hegemonía, lo que estamos haciendo es certificar que ya no cuenta con el respaldo del organismo social, que ya no es hegemónico, sino dominante, pues lejos de cohesionar el bloque histórico, se distancia de los ciudadanos, incapaz por más tiempo de integrar a la sociedad. Un retroceso hegemónico que se escenifica: (i) en una crisis orgánica, bien por el fracaso de la clase dirigente en alguna empresa política, bien por la pérdida de confianza de amplios sectores populares (campesinos e intelectuales pequeños burgueses), que pasan a la actividad y plantean reivindicaciones revolucionarias; y (ii) en una disgregación entre lo social y lo político que refuerza el papel represivo del Estado.

El lugar que Gramsci diseña para el nacimiento de la hegemonía es la fábrica. La preponderancia progresiva del aparato hegemónico de la clase dominante en el aparato estatal, no dejaba más opciones a los sujetos y a los grupos que potenciar aquellos espacios donde podían hacerse más fuertes. Por eso Gramsci hará de los consejos de fábrica – piénsese en el Consejo de Fábrica de Turín – el eje de sus propuestas. A estos correspondía: (i) fortalecer la conciencia de clase, pues los nuevos hábitos adquiridos en la fábrica serían la base para futuras conquistas. Los consejos de fábrica se convertían así en la piedra fija de los procesos de formación y educación democrática de los trabajadores; y (ii) traer la unidad a la clase trabajadora.

La hegemonía, significa, por tanto, un cambio radical, no sólo en la política, la cultura, la filosofía y su práctica, sino en las instituciones. El proletariado construye en torno a sí un agente social, que será el resultado de objetivos y reivindicaciones sociales de carácter progresivo de los colectivos sociales. Todo ello debe adaptarse a un cambio en el modelo de producción. Sólo así, y después de todo un proceso, se transformarán las relaciones de dominación establecidas, sustituyéndose por una nueva hegemonía: la de las masas, en la terminología más genuina de Gramsci.

Bibliografía:

Gramsci, A., Scritti politici, a cura di Paolo Spriano.

Aguilera de Prat, C. R., Gramsci y la vía nacional al socialismo, Madrid, Ediciones Akal

Clark, M., Antonio Gramsci and the Revolution that Failed

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