Trabajo sobre el curso “¿Qué es Filosofía?”, impartido por José Ortega y Gasset.
Enviado por Helena • 13 de Septiembre de 2018 • 6.492 Palabras (26 Páginas) • 417 Visitas
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Ahora bien, la filosofía busca precisamente como realidad lo que es con independencia de nuestras acciones, lo que no depende de ellas; antes bien, éstas dependen de la realidad plenaria aquella.
Ha sido vergonzoso que después de tanta teoría del conocimiento fabricada por los filósofos tuvieran que encargarse los físicos mismos de dar la última precisión al carácter de su conocimiento, y revelarnos que lejos de representar la ejemplaridad prototipo del conocer es, en rigor, una especie inferior de teoría, distante del objeto que intenta penetrar”[10].
Posteriormente, después de recorrer diferentes aspectos de la realidad científica y de la situación de la matemática, reclama para la filosofía el papel central y coordinador de la estructuras de conocimiento:
“Ahora cada ciencia no sólo acepta su nativa manquedad, sino que repele toda pretensión de ser legislada por otra. […] No es posible que las ciencias se queden en esta posición de intratable independencia. […] Sin perder la que ahora han conquistado, es menester que logren articularse unas en otras —lo cual no es supeditarse. Y esto, precisamente esto, sólo pueden hacerlo si toman de nuevo tierra firme en la filosofía”[11].
Ya a lo largo del resto de la lección, Ortega propone una posible diferenciación entre la filosofía y el resto de las ciencias, proponiéndonos a la primera como conocimiento del Universo y remarcando las grandes dificultades que tienen las segundas para conseguir ese objetivo
CRÍTICA
El análisis que Ortega realiza está condicionado por la época en la que desarrolla su actividad filosófica y el nivel de los conocimientos científicos existentes en la misma así como por las corrientes filosóficas previas y cercanas en el tiempo en las que se desenvuelve.
Consideramos que la mejor forma de hacer una crítica eficaz al tiempo que rendir homenaje a la preocupación que presenta en estos escritos por la relación entre conocimiento y realidad, es hacer un breve análisis de la evolución de dichos conceptos desde la antigüedad hasta la época actual.
De la filosofía antigua griega heredamos una preocupación por “el ser”, realidad última con la posibilidad de ser, o no, descubierta por nuestras capacidades, nuestras experiencias sensibles, pero diferente a ellas.
Nos preocupa que nuestro mundo sensible no sea plenamente real pues, al ser tan cambiante, nos dificulta o impide determinar el propio “ser” de las cosas, cuál es la relación que mantienen este “ser” y la realidad física de la cosas.
Si ponemos nuestra atención en la propia palabra “ser”, la consideraremos como un verbo auxiliar y, si deseamos darle otro sentido, el único posible es el de “realidad”, al igual que nos sucede con la palabra “existencia”.
La tentación es clara, afirmar que el ser es lo real, lo que existe.
La pregunta que podríamos hacernos ahora es si todo atributo de lo real también es real. Si es así, problema resuelto, pero si no es así, si parte de los atributos de lo real, o incluso parte de lo real forma parte de lo elaborado por nuestro pensamiento, quedan automáticamente invalidadas nuestras certezas sobre el concepto de lo real.
En su Crítica de la Razón Pura Kant[12] comienza con la frase,
“No hay duda de que todo nuestro conocimiento comienza con nuestra experiencia”.
Pero más adelante precisa,
“Si bien todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, de ningún modo se infiere que todo se origine con la experiencia. Por el contrario, es muy posible que nuestro conocimiento empírico sea una combinación de aquello que recibimos a través de nuestro sentido y aquello que la capacidad de cognición proporciona por sí misma”[13].
Dicho de otra forma, nuestro cerebro debe traer de forma innata algo que nos permita procesar la enorme cantidad de datos que recibimos del exterior, las oleadas sensoriales que nos llegan desde nuestro entorno.
Kant afirmó la existencia de una realidad independiente de nuestra conciencia, compuesta por cosas inaccesibles a nuestros sentidos, a las que denominó “la-cosa-en-sí” las cuales, aun no siendo directamente perceptibles, producen sensaciones en nuestra mente con las cuales construimos la realidad.
En realidad Kant nos lleva con sus afirmaciones a la no existencia del espacio ni el tiempo entre la-cosa-en-sí, pues estarían en nuestro aparato cognitivo. El espacio y el tiempo serían, en realidad, formas de cognición. El espacio nos permitiría la intuición de nuestro mundo exterior y con el tiempo podríamos ordenar nuestro mundo interior, nuestros pensamientos.
“Partiendo de la filosofía de Immanuel Kant, una corriente llamada “constructivismo” afirma que la realidad no se encuentra fuera del observador, sino que es construida por su aparato cognoscitivo, por su mente. En este sentido, el primer constructivista fue el filósofo napolitano Giambattista Vico[14], antes citado, que acuñó la célebre frase: “verum ipsum factum”, o sea, “lo verdadero es lo mismo que lo hecho”. Esta unión del conocimiento con la acción se expresa elocuentemente en la frase de Antonio Machado[15]: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar” [16].
“Por todo lo dicho podemos concluir que la percepción no es ningún proceso pasivo o reflejo del mundo exterior, como siempre se ha pensado, sino un proceso activo en el que las experiencias pasadas, la memoria, las emociones y las expectativas juegan un papel importante. No estamos separados de nuestro entorno, pero nuestro cerebro actúa casi de manera independiente creando un mundo artificial y que proyecta hacia el exterior. Probablemente, de esta manera, podemos anticipar y prever muchas conductas antes de realizarlas, lo que, sin duda, tiene un valor importante para nuestra supervivencia, único interés que el cerebro tiene: la supervivencia del organismo que lo alberga”[17].
Pero no es este un particular problema de interpretación filosófico-especulativo, pues tiene un fiel reflejo en las teorías científicas más avanzadas.
En el campo de lo más pequeño, en las teorías mecano-cuánticas:
“Nadie sabía el modo adecuado de interpretar las ecuaciones de la mecánica cuántica, es decir, cuál era su significado sobre la naturaleza de la realidad. Cuestiones sobre causas y efectos o si la Luna existe cuando nadie la mira que, desde los tiempos de
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