Valores y contravalores en la sociedad de plusvalia.
Enviado por Ensa05 • 5 de Enero de 2018 • 3.104 Palabras (13 Páginas) • 523 Visitas
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Si nosotros tenemos una buena actitud ante todo y más para ser empáticos, es decir que podamos conocer la realidad desde la perspectiva del otro como persona, esto nos ayudaría muchísimo para tener apertura y disposiciones valorativas de nuestra realidad social.
Los valores sirven de equilibrio o mediación entre las relaciones personales que se tienen en una sociedad, es por esto que no es necesario su conocimiento, si no que se reconozcan como tales. Los valores, como “todos los objetos sociales no son cosas si no relaciones entre los mismos hombres” (Georg Lukács).
Un hecho o realidad social es un valor, porque es producto y productor de una mediación de reconocimientos entre personas en cuanto sujetos. “La actitud comunicacional propia de quien adopta la perspectiva de otro, indica lo que tiene de específico de la conducta humana” (ibíd.p.52.).
Esto permitirá explicar por qué en una sociedad de mercado, donde todo, hasta incluso las personas, con “cosas” y mercancías, donde la subjetividad de las personas queda atrofiada al ser conocidas y tratadas como objetos o cosas, y por consiguiente objeto de ofertas y demandas, de compra y venta, y por esto es imposible el reconocimiento de las personas y de los valores.
Sólo son posibles los alores y su valoración en aquella sociedad o pueblo donde este tránsito “del yo al nosotros” se encuentra garantizado porque para que un sujeto se reconozca a sí mismo como persona con deberes concretos y virtudes, precisa el reconocimiento de otros sujetos en el seno de una comunidad.
En conclusión un pueblo deja de valorar sus valores, por ejemplo la libertad, o en otras palabras la libertad deja de ser un valor para una sociedad, cuando la libertad ya no es compartida y respetada, ella misma deja de producir cohesión social y de reproducir vínculos sociales. En definitiva, cuando ya no se reconoce por lo que es en realidad, deja de tener un sentido de normar las conductas e instituciones sociales, porque en definitiva las mismas personas ni se reconocen ni se identifican con la libertad, y lo que es pero es que deja de ser una forma y un medio de reconocer al otro en cuanto persona, en su subjetividad.
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3.- La transmisión como valor y valoración
No es casual que la educación actual y las modernas pedagogías hayan olvidado tanto un hecho como es la transmisión en todo proceso educativo y sobre todo de socialización. Más aún orientadas hacia un autismo educativo basado en el auto aprendizaje y en el auto enseñanza, tratan de eliminar el factor esencial en la transmisión educativa, es decir, la relación al otro.
A diferencia de otras pedagogías y modelos educativos, casi exclusivamente centrados en las didácticas del conocimiento, en la enseñanza, aprendizaje y comunicación de informaciones y datos, la transmisión posee una dimensión relacional, que siendo precisamente la que se ha perdido, es la que construye la capacidad de valoración de cada persona. “La transmisión consiste no tanto en los contenidos que transmite cuando ante todo en el acto de transmitir, es decir en el carácter relacional de su acción” (Cfr. Pierre Legendre).
La asociación y correspondencia entre valoración y transmisión se manifiesta por el hecho de que no son tanto los valores en sí mismos lo que realmente se transmite cuanto una relación a los valores transmitidos, de ahí que la valoración de los valores no sea más que el otro aspecto correspondiente a su transmisión.
Estos planteamientos generales son suficientes para comprender hasta qué punto los valores no pueden ser más que transmitidos y de ninguna manera enseñados.
De esta manera resulta claro por qué no hay mejor síntoma de la actual crisis de valores y de valoraciones, que el intento de enseñar los valores. Pero hay algo más, la enseñanza de los valores, no sólo incorpora un componente autoritario, e incluso una distancia entre el aprendiz y el que enseña, lo cual destruye la valoración de cualquier valor, sino que además elimina el vínculo al reconocimiento de los valores. En definitiva, la enseñanza de los valores reduce estos a una cuestión cognitiva y pedagógica, vaciando los valores tanto de su doble relación al otro y a los mismos valores como de su doble racionalidad práctico-normativa.
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II. EL MERCADO VS. VALORES Y VALORACIONES
Que una sociedad de mercado elimine e impida toda posible valoración, es porque ella misma constituye una violenta y evidente contradicción, donde el mercado destruye la sociedad misma y sus socialidades, en la medida que le impone los calores del mercado, es decir, que las fuerzas lógicas e intereses de una sociedad mercantil debilita los valores sociales y atenúa las limitaciones morales.
El mercado no conoce otro valore que el del intercambio mercantil y monetario, que es aquel que se establece entre la oferta y la demanda, el que produce un beneficio. Los valores del mercado o lo que la sociedad de mercado valora, como el beneficio, el rendimiento y la competitividad, el dinero, la mercancía y el consumo, etc., no sólo destruye las relaciones y vínculos sociales, sino que tiende a la destrucción del mismo ser humano como persona. Sin embargo, el mercado pretende invertir en ideales para mantener un sistema de valores, pero impedir su valoración y valorar los antivalores, pervirtiendo la misma idea y sentido de la ética.
Dentro de la misma lógica del capital, aquellos valores como el individuo y el individualismo, bajo la apariencia de una mayor valoración se convierte en factores de devastación de los más reales y arraigados valores de la sociedad.
Finalmente, algo similar sucede con la autoridad, la cual será previamente desvalorada y deslegitimada por una sutil pero eficiente asociación con autoritarismo, precisamente para cubrir las nuevas dictaduras y tiranías del mercado.
1.- Individualismo individualista y la devastación de valores
El individualismo se ha desarrollado a lo largo de la historia, haciendo del individuo el sujeto de los derechos y libertades, pero haciendo también que en su experiencia y en su ejercicio las libertades individuales fueran cada vez más igualmente compartidas por todos los ciudadanos, y que las libertades de unos se completaran con la de otros.
“El narcisismo y el egoísmo son la misma cosa”, la idea de narcisismo acentúa el carácter afectivo, es un complemento libidinoso del egoísmo, mientras que este significa más
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