A QUE SE DEBE EL EL TRANSPORTE MARITIMO Y FLUVIAL EN LA EDAD MEDIA

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LOS PUERTOS

En la Edad Media el término puerto era más referido a un lugar que a unas infraestructuras portuarias. La escasez de estas infraestructuras junto a la escasez de puertos naturales en el Mediterráneo obligaban a los barcos a varar en la orilla y las embarcaciones de mayor calado fondeaban a cierta distancia y transportaban las mercancías con barcas más pequeñas.

Los puertos más destacados de la época fueron: Génova, Mallorca y Alicante (estos dos últimos con muelles de piedra), Nápoles, Constantinopla y Palermo. A parte de los cargadores a lo largo de toda la costa mediterránea en zonas con una producción de materias primas (lana, especias, legumbres, etc.). Estas zonas acabaron, en muchos casos, con la creación de un núcleo urbano.

LA TRIPULACION DE LOS BARCOS

Al frente de la explotación de la embarcación se situaba el patrón. Las funciones de este no se basaban simplemente en ser el jefe y encargado de la administración de una empresa, sino que era el representante de los propietarios y responsable ante cualquier eventualidad. Junto al patrón se encontraba en al equipo directivo otras personas: el escribano que llevaba un libro de registro donde reflejaba los ingresos y los gastos. También se encargaba de comprar víveres, pagar a los empleados, de controlar que en cada destino se liberasen las mercancías a sus destinatarios y de defender los intereses de los mercaderes en caso de conflicto (naufragio). Con frecuencia junto a él viajaba un escribano de los mercaderes.

La tripulación se dividía claramente en dos: los primeros son los marineros y los campayons, encargados de la defensa de la nave. Generalmente eran personas pobres que se embarcaban por necesidad o por exclusión social. El segundo grupo estaba compuesto por el personal especializado (patrón, senescal, escribano, guardas, barbero-cirujano, cocinero, trompeteros, pilotos, carpinteros y calafates).

NAVEGACIÓN FLUVIAL

La navegación fluvial es otro tipo de travesía, que se da en los grandes ríos de Europa. Además existe una integración total entre caminos y la navegación fluvial, es decir a lo largo de un trayecto el paso del caballo al barco y viceversa, ocurría con relativa frecuencia. El viaje terrestre era más caro y existía más dificultades que por el mar, y esta ventaja también se daba en las vías fluviales, a no ser que las autoridades territoriales (señores, ciudades, etc.) se excedieran con peajes.

A través de canales unían grandes ríos entre sí, incluso con lagos. La velocidad en los cursos de los ríos varía según el sentido que se siguiese. Si era a favor de la corriente se podrían avanzar entre 100 y 150 km/día, sin embargo cuando la travesía era a contracorriente la velocidad bajaba considerablemente entre 15 y 20 km/día. Las situaciones podrían cambiar cuando con las crecidas y las bajadas de los ríos, las heladas invernales, etc.

BIOGRAFIA

http://revistas.um.es/turismo/article/view/22731