Análisis del capítulo cinco del libro: “Modernidad y blanquitud” de Bolívar Echeverría
Enviado por Mikki • 1 de Junio de 2018 • 970 Palabras (4 Páginas) • 535 Visitas
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Por otro lado, con toda la intención de hacer funcionar este sistema, se hizo uso de estrategias para acabar con la identidad de las sociedades, y así, por medio del progresismo se eliminaron todos los obstáculos que refrenaban la modernidad, aprovechándose del sometimiento bajo la “forma de valor”, todo esto con el disfraz del “American Dream”. Así, se propició el uso de diversas tecnologías adaptadas a las “necesidades” generadas por la línea americana, tal como fue el automóvil individual, que ya no sólo cumplía con la satisfacción de la necesidad de transportación, sino que, ahora respondía a una necesidad del capital, el cual tiene su origen en el argumento de que la saciedad que viene con el consumo abundante permitido por una cierta cantidad de dinero brinda satisfacción de quien tiene dicho poder adquisitivo, dando paso así al fenómeno denominado “consumismo”, que más allá de permitirle desarrollarse en todos los ámbitos posibles, lo encasillan como un ser “cortado a imagen y semejanza de la mercancía-capital”, dejándolo completamente sin herramientas para poder enfrentarse al comportamiento y sentimiento provocado por este sistema, en donde, se considera próximo a alcanzar al fin su autorrealización plena valiéndose de subsumir de manera completa y absoluta la forma natural del proceso de producción/consumo de bienes.
La implantación y desarrollo de esta “americanización” ha propiciado desde su origen la marginación de civilizaciones, condenándolas no solamente a una vida en condiciones deplorables e injustas, sino que, generará la muerte de los más débiles y poco funcionales para este sistema.
CONCLUSIONES
En la actualidad nos parece imposible imaginar si quiera un mundo en dónde la dinámica en la que interactuamos sea un poco alejada de la línea “americana”, esto es gracias a que se nos ha presentado de manera globalizada y omnipresente desde que tenemos conocimiento (mi generación), y se nos ha encerrado en una vida “natural” en dónde la creatividad está obstaculizada, dejando inevitablemente a los involucrados sin cuestionamientos, que los llevan a no encontrar problema en producir y consumir objetos en calidad de “bienes terrenales”. No considero que sea la línea que nos obligue a evolucionar, ya que, en el momento en el que lo “natural” deje de soportar la sobreexplotación propiciada y promocionada en la “americanización”, pasarán bastantes años antes de que esos recursos (agua, petróleo, ambiente habitable) puedan ser sustituidos por creaciones del hombre; por este motivo es importante rescatar los argumentos que plantea la línea europea en relación a la interacción colectiva espontánea con la naturaleza.
Por otro lado, nos encontramos tan inmersos y ciegos en el sistema en el que participamos que no nos damos cuenta de que somos una herramienta más para colaborar al crecimiento y desarrollo de quien más daño y control ejerce sobre los países alrededor del mundo, que si bien, se argumenta en el capítulo, que Estados Unidos no es el creador, sino que sus cuestiones poblacionales, geográficas y culturales permitieron la implantación de este sistema de producción y consumismo, y así, nos es difícil percibir que consolida la explotación del trabajo humano en su forma asalariada-proletizada. Es necesario detenernos a pensar por un momento sí es el camino correcto a seguir.
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